RONDA 5.46 DEL ARENOSO CONCURSO DE MICRORRELATOS DEL FORO AZKENA: ¡GANADOOOOOR CRIMINAAAAAL!!

Troy Mc Clure escribió:La culpa de todo la tiene Bill Gates

Autista escribió:Una cosa, las tabulaciones esas chungas del número 11 han salido porque usáis Windows, Office y mierdas de esas. Ya las he corregido.

Toro escribió:

Autista escribió:Una cosa, las tabulaciones esas chungas del número 11 han salido porque usáis Windows, Office y mierdas de esas. Ya las he corregido.

pirki isiis, pirki isiis...

Como si los que usaramos "esas cosas" fuesemos los que publicamos relatos en el hilo

Autista escribió:12.- Estrés postvacacional

La arena parecía no acabar nunca. Mi nariz estaba a ras del suelo, cuando apareció Manuela.

-“Miguel, llevas dos días así. ¿Me quieres decir qué narices hacemos aquí?”

-“No lo entenderías”

Se fue hecha una furia,  y yo seguí cavando tranquilamente. Había aumentado el área de extracción, pero nada, no daba con la maldita caja.

-“¿Se puede saber en qué momento decidimos venir aquí en vez de ir al apartamento de la playa con mis padres? Estas no son las vacaciones que me esperaba”.

Haciendo caso omiso, continué con mi labor. Seguía sacando arena, pero salvo algún que otro plástico, no encontraba lo que fui a buscar.

-“Última vez que te hago caso, eres un cabezota.”

Después de una semana, di por perdido aquel diamante que escondí hace 15 años. Una vez rellené el agujero de nuevo, conduje hasta casa mucho más tranquilo, y con un espacio de más.

Autista escribió:01.- Tremor (en Kyzyl Kum)

La arena parece no acabar nunca ni siempre, de norte a sur, ante ti y contra tu espalda. ¿Una ilusión hecha de aire conforma una doble negación? Los magos fabrican sus trucos con humo y espejos a semejanza de tu alma. Cuando te aburres levantas yurtas, amolas palmerales, delineas manantiales de agua límpida. !Qué felicidad la del viajero que te divisa a lo lejos! ¡Qué desilusión tu proximidad! Acontece tu maldición ser querido por aquello que no eres, querido a distancia, ser siempre malquerido. Luego contemplas el fin de los extraviados con la celosía de tus ojos de palacio. «Samarcanda», protestan con labios resecados, pero la ciudad se encuentra a cientos de kilómetros. Entonces desearías ser palacio, y no solo su reflejo; pero eres arena y ozono, reverberación y muerte. Nadie te alcanzará, lloras de desesperación, ni nunca a nadie podrás albergar.
Observad, señalan los mercaderes, el espejismo parece temblar.

Stoneheart escribió:Me acabo de freír los sesos 
con un ejercicio de JavaScript/jQuery que no soy capaz de resolver. Por suerte no he sido la única. Necesito dejar de pensar en mierdas de esas.

Autista escribió:02.- El señor X

La arena parecía no acabar nunca en casa del señor X. Al menos, eso es lo que se comentaba en el pueblo. El señor X era un anciano soplador de vidrio. Había trabajado toda su vida fabricando vasos, copas, jarras y una suerte de diversos artículos de menaje para consumo de las localidades colindantes.

El señor X siempre fue huraño y esquivo. Misántropo, se atrevían a decir los habitantes más cultos de aquella pequeña aldea; muy pocos sabían que su pecho albergaba un gran corazón. Hacía poco que el señor X se había jubilado, forzosamente, sin poder competir ya con los precios de los grandes fabricantes, aunque todavía conservara cierta cantidad de arena en un viejo almacén.

El señor X decidió acabar con su vida, no sin antes soplar cientos de preciosos cisnes de vidrio que dejó por la noche en la puerta de las casas de todos sus vecinos.

Stoneheart escribió:Me acabo de freír los sesos con un ejercicio de JavaScript/jQuery que no soy capaz de resolver. Por suerte no he sido la única. Necesito dejar de pensar en mierdas de esas.

Autista escribió:03.- Bendita infancia

La arena parecía no acabar nunca de caer porque, cuando eres pequeño, el tiempo pasa a una velocidad distinta; los días son extremadamente largos, e incluso las vacaciones de tres meses parecen durar un año.
Pero llegó el momento. La hora de la siesta concluyó. Un día más, yo no dormí nada, pero había disimulado cerrando los ojos para no enfadar a mamá.
Merienda y a la calle. Cogimos las bicicletas y fuimos hasta la urbanización abandonada. Era martes, tocaba caza de gatos. Odiaba los martes.
Antonio Ros capturó a uno joven. Le puso una inyección de lejía en la pata y lo dejó cojo.
Yo no podía con aquello y les paré cuando procedían a quemarlo vivo.
Entonces, mientras todos me golpeaban por haber sido tan sumamente maricón, decidí perder el conocimiento al darme cuenta de que, de nuevo, la arena del reloj parecía no acabar nunca de caer.

Autista escribió:

Stoneheart escribió:Me acabo de freír los sesos con un ejercicio de JavaScript/jQuery que no soy capaz de resolver. Por suerte no he sido la única. Necesito dejar de pensar en mierdas de esas.

Si necesitas un cable, me dices.

Autista escribió:04.- Enter Sandman

La arena parecía no acabar nunca a pesar de mis brazadas. No sé cuánto tiempo llevaba cavando en su pecho, pero tenía que encontrarlo.
El hombre de arena me había acompañado desde pequeño, siempre a mi lado, me mecía, me arropaba, y me murmuraba.
«Somos lo mismo, siempre estaremos unidos» repetía frecuentemente.
«Si quieres saber qué somos, busca mi corazón», me respondió un día.
Y allí me encontraba excavando ansioso.
Mi dedo descubrió un hueco. La arena se precipitaba en él. Metí mi brazo rápido para apoyarme y reptar hacia dentro.
Atravesé el estrecho agujero cayendo en una duna. Distinguí la cápsula de vidrio mientras la arena que atravesaba el agujero seguía cayendo sobre mí y comprendí la naturaleza de mi amigo-reloj.
«Ahora ya ves lo que somos. Una cuenta atrás. Al menos tienes el privilegio de ser consciente del tiempo que te queda. El que tarde en sepultarte. Aprovéchalo».

Autista escribió:

Autista escribió:05.- La descendiente

La arena parecía no acabar nunca por mucho que caminase. Estaba segura de ir en el camino correcto a pesar del tiempo que estaba tardando, pues había memorizado aquel mapa cada noche para poder quemarlo cuando iniciara el viaje debido a que en su última aventura tuvo la sensación de ser observada.

Era ya momento de empezar a desfallecer cuando atisbó al fondo cómo se erigía una especie de civilización. Sacó las fuerzas que le quedaban y completó el camino. A la entrada de la ciudadela dos guardias que custodiaban la entrada se dirigieron a ella gratamente sorprendidos:
-Ha tardado menos de lo que creíamos, Chloe. Le esperan en el edificio central.

Fue acompañada hasta el edificio central y la dejaron en el salón de reuniones. Entró el hombre sin rostro y se dirigió a ella:
-Veo que ya estás preparada, hija.

Autista escribió:06.- El cuarto traje del hombre gris.

La arena parecía no acabar nunca. Cada scutum lanzaba al aire una vibración incesante de cobre mortal al recibir las embestidas del gladium. Mi visión de la arena se hacía inmensa a medida que iban cayendo los cobardes. Y los valientes. Solo podía quedar uno y debía ser yo, tenía que ser yo. La gloria imperecedera. Cuando la arena empezó a empequeñecerse y sus límites se abrazaron a un solo hombre llegó mi momento. Con un certero giro de muñeca rebané el cuello de aquel miserable. Todo un anfiteatro caía rendido a mis pies. Toda una ciudad me recordaría durante siglos. Eterno gladiador victorioso. Eterno vencedor de la arena. Mi arena, sus ochenta y tres metros de largo y sus cuarenta y ocho metros de ancho eran míos, solo míos, egoístamente míos.
Pude oír el lecho del Tíber pronunciar mi nombre con envidia. Roma no era suya. Roma me pertenecía.

Autista escribió:07.- ¿Y la de cal?

La arena parecía no acabar nunca; un día aciago. Me levanté descompuesto y con novia, enfadada por el olor, choqué con un autobús camino del trabajo —las prisas—, estropeé el mejor negocio de ese año, perdí la cartera de vuelta a casa, la encontré en la cama con la vecina del tercero —me negaron el trío—, me emborraché más de la cuenta y acabé detenido tras otro accidente.
Eran las doce en punto cuando mi ceniciento día terminó. Al revés que en el cuento, la calabaza muto en carroza: una bellísima mujer se sentó a mi lado en la comisaría. Apareció mi zapato cuando la esposaron a mi muñeca y el príncipe se reveló real al terminar en la misma celda: dos camastros y un inodoro. Y después de la arena llega la…polla. Me dio la espalda y comenzó a orinar. De pie.
Me levanté descompuesto y con novio.

Autista escribió:08.- Ciegos en el paraíso

―La arena parece no acabar nunca ―le dije al Beduino que me guiaba por aquel lugar despojado de vida.
―Aquí nada es obvio y el desierto guarda celosamente sus misterios, solo si sabes mirar encontrarás la planta del cafeto o el árbol del incienso y la mirra; solo si sabes mirar verás emerger del mar de arena los oasis en los que sacian su sed el halcón, el órice y los esquivos linces. Oasis del tan sublimes que creerás estar viendo un espejismo. Algunos hombres dicen que los Beduinos amamos el desierto, pero tal y como dijo el príncipe Fáisal nosotros suspiramos por las fuentes y jardines de Al-Ándalus. Vosotros en cambio no veis más allá de lo obvio, camináis presurosos, ensimismados y arrogantes por vuestros parques y jardines, ajenos a la belleza de cuanto os rodea. Sois ciegos en el paraíso y lleváis el desierto dentro.

Autista escribió:09.- El destino de los hombres

La arena parecía no acabar nunca, quizá por ello el gladiador se sentía más solo que nunca. El público había desaparecido y las fieras y las bestias se habían reencarnado en luces que viajaban a través del tiempo ansiando una no solicitada reencarnación. El monólogo era turbio, inconexo y hasta innecesario, ya que todas las preguntas habían sido respondidas centurias atrás.

- ¿por qué Dios me dejó aquí solo?
- …quizá para que te des cuenta de que la lucha no tiene que ver con los demás…
- ¿qué quieres decir?
- que nadie te empujó sobre esta arena, ni tampoco pusieron la Gran Espada en tus manos…
- ¿y?
- bueno, la lucha es algo que uno decide, independientemente de existe un motivo para afrontarla…
- lo sé, pero cuando le pregunté al cielo cuál era mi destino, el silencio lo invadió todo… por ello concluí que morir luchando sería un acto poéticamente heroico...

Autista escribió:10.- O casi

La arena parecía no acabar nunca, recopilamos diez kilos más o menos del parque infantil, cinco kilos de la playa entre los restos de los cubos y las palas, del asiento trasero del coche conseguimos solo medio kilo, una bolsa de quicos y media lata de mirinda que nos sirvió de almuerzo. Habia unas conchas entre los cojines del sofá que utilizamos a modo de decoración y por fin teníamos nuestro regalo listo para mamá. No podríamos tener una piscina de arena en nuestro piso de sesenta metros cuadrados, pero sí una ducha de arena paradisíaca, o casi.

Autista escribió:11.- Onírico

La arena parecía no tener fin. Reverberaban bajo el sol infinitos colores, pues al mismo tiempo que reptaba, fluía su colorido, en constante cambio. Solo veía frente a mí un inabarcable mar seco e irisado, de bordes nebulosos.

La contemplaba junto a mí una mujer de blanco.

- ¿Por qué es de colores?
- Por el NMT.
- ¿…?
- El Nuevo Magnetismo Terrestre. Los minerales se disgregan, luego se agrupan así, no sabemos por qué.
- ¿De dónde salen?
- De las plantas, las piedras, de las personas. El NMT lo desintegra todo y lo vuelve arena.
- Pero…se acerca.

Me miró. Pugnaban por romper el humor vítreo de sus ojos decenas de minúsculos puntos azules.

- Sí- dijo serenamente - No se puede hacer nada. Pero es tan hermoso.

Lo era. Lo contemplamos juntos mientras nuestros cuerpos se desleían lentamente, sin dolor, en la arena.

Autista escribió:12.- Estrés postvacacional

La arena parecía no acabar nunca. Mi nariz estaba a ras del suelo, cuando apareció Manuela.

-“Miguel, llevas dos días así. ¿Me quieres decir qué narices hacemos aquí?”

-“No lo entenderías”

Se fue hecha una furia, y yo seguí cavando tranquilamente. Había aumentado el área de extracción, pero nada, no daba con la maldita caja.

-“¿Se puede saber en qué momento decidimos venir aquí en vez de ir al apartamento de la playa con mis padres? Estas no son las vacaciones que me esperaba”.

Haciendo caso omiso, continué con mi labor. Seguía sacando arena, pero salvo algún que otro plástico, no encontraba lo que fui a buscar.

-“Última vez que te hago caso, eres un cabezota.”

Después de una semana, di por perdido aquel diamante que escondí hace 15 años. Una vez rellené el agujero de nuevo, conduje hasta casa mucho más tranquilo, y con un espacio de más.

Vinny Vedecci escribió:Bonita manera de decir que solo tienes dos más.

Toro escribió:

Vinny Vedecci escribió:Bonita manera de decir que solo tienes dos más.

Y de paso no anuncia el cierre porsiaca

fritz escribió:El rosco ¿es más o es menos probable con participación baja? o ¿depende solo del horóscopo?

fritz escribió:El rosco ¿es más o es menos probable con participación baja? o ¿depende solo del horóscopo?

Stoneheart escribió:

fritz escribió:El rosco ¿es más o es menos probable con participación baja? o ¿depende solo del horóscopo?

Del hoROSCOpo.

Toro escribió:

fritz escribió:El rosco ¿es más o es menos probable con participación baja? o ¿depende solo del horóscopo?

No solo de eso... tambien de la fluctuacion cuantica del excel

Vinny Vedecci escribió:

Autista escribió:

Toro escribió:

Vinny Vedecci escribió:Bonita manera de decir que solo tienes dos más.

Y de paso no anuncia el cierre porsiaca

El cierre, cuando manden los que faltan. Si es en Navidades, en Navidades.

Hank escribió:buenos días

¿hay frase?

Autista escribió:

Hank escribió:buenos días

¿hay frase?

¡Ese Hank, siempre ansioso por votar!

La recepción se cerrará a las 11 de la mañana. El formulario y eso, quién sabe...

Autista escribió:12.- Estrés postvacacional

La arena parecía no acabar nunca. Mi nariz estaba a ras del suelo, cuando apareció Manuela.

-“Miguel, llevas dos días así. ¿Me quieres decir qué narices hacemos aquí?”

-“No lo entenderías”

Se fue hecha una furia, y yo seguí cavando tranquilamente. Había aumentado el área de extracción, pero nada, no daba con la maldita caja.

-“¿Se puede saber en qué momento decidimos venir aquí en vez de ir al apartamento de la playa con mis padres? Estas no son las vacaciones que me esperaba”.

Haciendo caso omiso, continué con mi labor. Seguía sacando arena, pero salvo algún que otro plástico, no encontraba lo que fui a buscar.

-“Última vez que te hago caso, eres un cabezota.”

Después de una semana, di por perdido aquel diamante que escondí hace 15 años. Una vez rellené el agujero de nuevo, conduje hasta casa mucho más tranquilo, y con un espacio de más.

Autista escribió:13.- Sol del Sahara

La arena parecía no acabar nunca, y en el brazo izquierdo de Abeid, cubierto de jirones, una llaga que llegaba hasta el hueso rodeada de piel chamuscada le causaba un dolor candente. Naaja y Ouadadi no habían tenido tanta suerte. Estaban dentro del campamento de Um Draiga durante el bombardeo de fósforo blanco. La primera explosión había sido como un sol dentro del sol, y después miles de luceros fulgentes llovieron sobre ellos abrasando, horadando, consumiendo carne y hueso. Tras horas vagando por el desierto, la mirada clara del Iseḥrawiyen distinguió unas siluetas metálicas, que al acercarse identificó como las vallas de la frontera con Argelia. Extenuado, agarrando su brazo palpitante, Abeid se sentó mirando al oeste, contemplando las columnas de humo de muerte que se erguían hacia el sol del Sahara como barrotes negros. Murió allí mismo, en aquel lugar donde ahora se acababa la arena para su gente.