RONDA 9.38 DEL ENGULLIDOR CONCURSO DE MICRORRELATOS DE FOROAZKENA

8. Infierno

«¡Cómetelo!», ordenó a Ugolino que mordía con fruición el cráneo de Ruggiero. En un rincón del escenario, los ojos cosidos, los envidiosos trastabillaban contra los objetos de atrezo. Todo acontecía dantesco, pero el director decidió ir más allá. A una orden suya, desde el foso la orquesta comenzó a interpretar los mejores temas de Eros Ramazzotti, Melendi, Revólver. Sin embargo, el Hacedor ponderó mejorarlo y tras las candilejas, a modo de actor, apareció Pitingo. Pitingo desnudo. Pitingo desnudo tirándose pedos. Pitingo desnudo tirándose pedos reinterpretando los grandes éxitos de Roxette: «siiisgat de luuuuuuk». Un duende del copón. Los ciegos saltaron acojonados desde el proscenio. Ruggiero se cagó en Dios. Ugolino dejó de masticar. «¡Sigue comiendo!», ordenó. Entonces apareció un mimo que era Imanol Arias o tu cuñado en Nochebuena, una de dos, la cara pintada no dejaba adivinarlo. Pero todo el mundo parecía sufrir.

Y el Señor se mostró satisfecho.

***

9. Último minuto

¡Cométela!, ¡Cométela!.
Me levanté del asiento vociferando, una cerveza en la mano derecha y el rostro desencajado de los mejores días de barullo y rosas.
La cámara lenta mostró, inmisericorde, cómo su cara se retorcía con el esfuerzo y la tensión propios de los instantes finales, frenéticos y fatales y cómo su lengua se enganchaba a la comisura derecha de la boca en el momento álgido del esfuerzo.
Recuerdo que salté una y otra vez, enloquecido, al comprobar que, efectivamente, el guardameta se la había comido.

***

10. Gran inquietud y bajas calificaciones


¡Cómetelo!, leí en los labios de Isabelita desde su pupitre, con las mejillas enrojecidas y los ojos desorbitados. No me atreví, don Zacarías tenía buena puntería lanzando el borrador, y me pasaría los recreos de rodillas.

Además, quería saber la respuesta.

Debí haberla obedecido a ella y no al profesor, pero cuando lo supe ya era tarde. Desde la tarima leí en voz alta el papelito y quise morir. Evité leer mi cursi declaración previa, sólo tartamudeé su respuesta.

“Javi, no me escribas más notitas, no me gustas, —risas en toda la clase— lo de besarnos en tu portal me haría vomitar de asco—carcajadas generalizadas—. A mí me gusta Ana, y yo a ella, ya nos hemos besado y todo” —se hizo el silencio.

Mi castigo, además de la vergüenza, fue no volver a saber de Isabelita. Ni de Ana, la hija de don Zacarías. Tampoco aprobé matemáticas.

***

11. Ira humana

—¡Cómetelo, desgraciado! ¿No eras tan valiente como para traicionarme?
Sus ojos llameaban odio mientras le empuñaba por la solapa contra la pared reclinado. Hincando la rodilla sobre su vientre, con la otra mano sostenía amenazante el pan.
—¡Perdóname! —suplicaba sollozando.
—¡Come! —insistió estampando el pan contra sus labios.
—Déjalo irse —le insistieron.
Pero le forzó introduciendo el pedazo en su boca.
—¿Pensabas que iba a envenenarte? ¿Qué ibas a quemarte al tocarlo? Tu alma arderá, pero en los infiernos ¡Márchate!
Judas se levantó temblando y salió rápidamente de la estancia.
—No lo entendéis, moriré por su culpa —les dijo mostrando unos ojos de nuevo sosegados —, e igualmente, le he regalado mi cuerpo y dejado marchar, pues tenemos que amarnos.
—Hombre, la escena que acabamos de ver no desprendía mucho amor.
—Tu calla, Pedro, que también me tienes contento, que en pocas horas vas a decir que ni me conoces.

***

12. San Isidro 1985

¡Cométela! (Suck It To Me!) gritó Almodóvar mientras McNamara, con gafas de sol y una peluca morena, ponía caras raras y enumeraba...

Todos los días eran diferentes, pero al mismo tiempo todos los días eran lo mismo. Quiero decir que a veces alguien gritaba “Arriba el rock” y una chica enseñaba las tetas, pero otros días alguien gritaba “Viva Tierno” y otra chica distinta era la que enseñaba las tetas.

...nombres de drogas (cocaína, heroína, efedrina,...). Así, hasta que un tipo enorme con pinta de británico les echó a gorrazos del escenario. En menos de un minuto, Los Smith estaban en el escenario y Morrissey, con un sombrero rojo y gafas, se movía como un loco sobre el escenario.

Y así lo recuerdo ahora, como el mismo día repetido todo el rato. No sé si me explico, como si todas las cosas hubieran ocurrido en el mismo momento.

***

13. Exopunk

“¡Cómetela!¡Cómetelo!¡Cómetelas!¡CÓOOOMETELOS!”

El cantante se desgañitaba regalándonos el primer hit de la noche. Menudo sonido tiene el estadio de esta Colonia. El público estaba entregadísimo. El batería aporreaba sus baquetas mientras con el bombo nos incitaba a seguir el ritmo con las palmas. El guitarrista por su parte, dibujó un círculo en el aire con su dedo, el primer gran pogo se acercaba. Nunca había estado en uno en gravedad cero, la gente acababa por los aires bailando, un jolgorio de concierto.
Público y grupo lo dábamos todo, incluso cojeando alguno de ellos, se estaban dejando la piel en el escenario. No me imaginaba que fueran tan bestias, mucha gente salía del mogollón, lesionada también. Se acercaba el final cuando noté una punzada que me recorrió toda la espina dorsal. No sé si era la música o la cerveza, pero iba perdiendo el control sobre mi cuerpo, poco a poco…

Y nos llega uno más. Dejaré la recepción abierta hasta mañana a las 10 de la mañana por si alguno más se anima.

14. No dejes de jugar

—Cómetela, jopé, que ahora era yo la mamá y te gustaba mucho la sopa. No vale que estaba mala... estaba muy rica.
—¡Siempre tiene que ser lo que tú digas! Me la comía pero no me cabía toda porque era mucha.
—¡Pero si te daba pastel de chocolate si te la terminabas!
—¡Eres tonta! ¿No ves que me habías llenado el plato hasta arriba? Pues lo cambiamos y me ponías menos y decías: "Venga, come este poquitín de sopita que te ha hecho mami, que tengo una sorpresa de postre".
—Bueeno. Espera, que hago la sopa con agua y colacao. Pero te la tomas, ¿eh? La tarta la hago con galleta con nocilla.
—Vale. Y yo decía: "¡Mamá, tengo hambre!".
(Suena el timbre)
—¡Niiiñas, vienen a buscaros!
—¿Bajáis a la era?
—¡Mamá, nos vamos!
—¡Recoged los cacharritos!
—Noo, que la sopa y la tarta son nuestra merienda.
—¡Ayyy, qué trastos!

Coqueteando con el drama.

Catorce es igualar el mejor peor registro. Y seguro que quedan los miercoleros séptimo dan.

Quedan tres de los que suelen participar, espero que se acaben animando.

One more antes de irme al sobre. Ya mañana cuando me levante miro y si ha llegado algo, lo cuelgo.

15. Don Basilio

¡cómetela! -Dijo Basilio Pérez Pérez- ¡toda! Recalcó.
Basilio tenía casi setenta años y se consideraba de la última generación lenta y era la primera vez que corría tanto, desnudo en su salón con dos boles de natillas.
Invitó a María del Carmen a cenar un exquisito osobuco a fuego lento, muy lento.
Como tenía visita, limpió toda la casa con plumero y escoba, se afeitó con paño caliente y húmedo y navaja, de los tres claveles, nueva a estrenar. El postre lo compró, nunca se le había dado muy bien, ya que tenía el azúcar alto de siempre, pero esas natillas darían el pego.
Al pronunciar esa frase, María del Carmen sonrió y procedió a sacarse la dentadura postiza.

Despierto y me encuentro uno más.

16. ¿Para qué?

- ¡Cómetelo! – ordenó ella, separando los muslos.
Entre sus piernas vio chorrear el jugo transparente, la carne densa y brillante, más rosada en el centro, alrededor de la desafiante pepita. Sin poder evitarlo comenzó a salivar, por muy raro que fuera aquello.
- Venga, – apremió ella, – Cómetelo ¡Ya!
- Pero… sin pelar…- adujo débilmente, mirando con reparo la leve pelusa.
- Lo querías, ¿no? Quiero ver cómo lo haces.
- Pero … ¿para qué? Es un melocotón.
Ella suspiró, desencantada. Le miró con inabarcable desprecio. Cogió la fruta, la apretó contra sus labios, abriéndolos despacio, al tiempo que con precisas oscilaciones de lengua libaba su zumo dulce, dejando a la carne blanquecina penetrar y emerger en su boca, cada vez más deprisa, cada vez más dentro, mezclando la pulpa con su saliva y tragando, tragando, hasta que sólo quedó el hueso. Lo escupió.
- Paraguayo, imbécil. Era un paraguayo.

No hay nanos......una tragedia...

m

16 no es que sean muchísimos, pero peor es una pedrada en un ojo. Paso el testigo a Esmeralda.

Aprovecho para recordaros que el desayuno es la comida más importante del día.

Si no hay más, en un rato me pongo cuelgo el formulario y le paso los trastos a Esme.

Zzzz escribió:Si no hay más, en un rato me pongo cuelgo el formulario y le paso los trastos a Esme.

Muchas gracias, Zzzz.

Muchas gracias, muchachos

Un punto extra a quien haga un show, venga

Esmeralda escribió:Un punto extra a quien haga un show, venga

Si hombre......si me quitas un punto....todavía....pero de más no.

m

Dejo esto por aquí. Atticus si quiere que lo pegue en la primera hoja en el espacio que reservó a tal menester.

m señor escribió:

Esmeralda escribió:Un punto extra a quien haga un show, venga

Si hombre......si me quitas un punto....todavía....pero de más no.

m

Quito un punto a quien haga un show

No puedo no presumir de ella. La hija de mi hermano Paco.

Venga, no seáis tímidos con los shows, quito un punto y doy un punto al primero que lo haga

Tres empatados en primera posición. Muchos roscos.

1. Gourmet

—¡Cómetela! —me gritó al oído mi captor.
Me resistía sentado en la mesa, negándome a ingerir ese plato nauseabundo que se retorcía con vida propia. En la nave había otros. Los que habían ingerido aquello se retorcían en el suelo, algunos ya no se movían. Me puso una pistola en la cabeza.
—¡Cómetelo ahora mismo!
Con lágrimas y temblando me acerqué el tenedor a la boca, mirando fijamente aquello retorcerse. Mastiqué, tragué y mis tripas empezaron a rugir. Algo se retorcía en mi estómago. Caí de la silla y sólo entonces vi a las pequeñas criaturas arrastrándose por el suelo y los vientres desgarrados de las demás víctimas, por donde se habían hecho paso haciendo un agujero. Mi estómago se ensanchó con fuertes convulsiones. Mi captor se acercó a mí acompañado de dos científicos justo antes de la eclosión
—Lo hemos conseguido —dijo uno de ellos orgulloso—, es el elegido.

***

Me ha gustado. En plan, The Last of Us. Sí que es verdad que el relato pedía a gritos que fuera un "Cómetele". ¿Es leísmo eso o inclusismo?

2. El relato que tal vez exista o tal vez no

—¡Cómetela!—ordenó el chef.
Me había pedido una dorada cuántica, aunque no veía nada en el plato fingí devorarla haciendo aspavientos con el tenedor.
—¿Quiere un digestivo?
—La verdad es que sí, quiero un cubalibre obscenamente tangible, un cubata de guardia civil: Larios limón.
A la hora de abonar la comida traté de pagarle con la misma moneda y puse sobre el datáfono mi invisible Visa cuántica; horas después comprobé  con incredulidad que tenía 100 euros menos en la cuenta.
No obstante no daba el sábado por perdido, fui a la cama y me tumbé junto a mi pareja. Cuando la abracé por la cintura ella dijo sin mirarme:
—¿Estás loco?, ¿no recuerdas que ya hemos echado un polvo cuántico?
Tal vez existan dos mundos, el mundo cuántico y el mundo en el que te llevas las hostias. Si eres un desgraciado no habrá para ti mucha diferencia entre ambos.

***

Es un micro Chejoviano, y a la vez no lo es. Un digestivo para mí es sinónimo de chupito de hierbas. Luego ya la copa, muy bien definida como cubata de Guardia civil.

Nomeko7 escribió:2. El relato que tal vez exista o tal vez no

—¡Cómetela!—ordenó el chef.
Me había pedido una dorada cuántica, aunque no veía nada en el plato fingí devorarla haciendo aspavientos con el tenedor.
—¿Quiere un digestivo?
—La verdad es que sí, quiero un cubalibre obscenamente tangible, un cubata de guardia civil: Larios limón.
A la hora de abonar la comida traté de pagarle con la misma moneda y puse sobre el datáfono mi invisible Visa cuántica; horas después comprobé  con incredulidad que tenía 100 euros menos en la cuenta.
No obstante no daba el sábado por perdido, fui a la cama y me tumbé junto a mi pareja. Cuando la abracé por la cintura ella dijo sin mirarme:
—¿Estás loco?, ¿no recuerdas que ya hemos echado un polvo cuántico?
Tal vez existan dos mundos, el mundo cuántico y el mundo en el que te llevas las hostias. Si eres un desgraciado no habrá para ti mucha diferencia entre ambos.

***

Es un micro Chejoviano, y a la vez no lo es. Un digestivo para mí es sinónimo de chupito de hierbas. Luego ya la copa, muy bien definida como cubata de Guardia civil.

Me ha recordado a este mítico sketch de los más grandes

3. Ms. Pac-Man

¡Cómetelos! ¡Cómetelos a todos! – gritaba Ms. Pac-Man crispada con sus labios carmesís.
Nadie quería jugar con ella. Era la sempiterna jugadora número dos. Esperaba con su lazo rosa pixelado impaciente en el banquillo a ser la elegida mientras arrancaba la rabia de su organismo limonado, pero nada. No había fantasma que se le resistiese, ni siquiera Pinky, el más rápido de todos. Se los comía a pares, era rápida y astuta. A pesar de su talento innato, se quedaba frecuentemente fuera del laberinto. Tan solo podía animar a su marido como mera observadora de un partido de tercera regional. Le alentaba incansable conocedora de la ardua tarea que acarreaba sobre su ser. De ello dependía su sustento. Contemplaba a Pac-Man esforzarse a diario pero las frutas que recogía nunca eran suficientes. Los cocos le devoraban con saña, era pésimo. Una vida resignada a cenar cerezas y observar.

***

Como fan de Wilco, I am a cherry ghost, toda referencia al Pac-Man está genial. Además buenos vicios me pegaba. Aquí caerán puntos.

Nomeko7 escribió:1. Gourmet

—¡Cómetela! —me gritó al oído mi captor.
Me resistía sentado en la mesa, negándome a ingerir ese plato nauseabundo que se retorcía con vida propia. En la nave había otros. Los que habían ingerido aquello se retorcían en el suelo, algunos ya no se movían. Me puso una pistola en la cabeza.
—¡Cómetelo ahora mismo!
Con lágrimas y temblando me acerqué el tenedor a la boca, mirando fijamente aquello retorcerse. Mastiqué, tragué y mis tripas empezaron a rugir. Algo se retorcía en mi estómago. Caí de la silla y sólo entonces vi a las pequeñas criaturas arrastrándose por el suelo y los vientres desgarrados de las demás víctimas, por donde se habían hecho paso haciendo un agujero. Mi estómago se ensanchó con fuertes convulsiones. Mi captor se acercó a mí acompañado de dos científicos justo antes de la eclosión
—Lo hemos conseguido —dijo uno de ellos orgulloso—, es el elegido.

***

Me ha gustado. En plan, The Last of Us. Sí que es verdad que el relato pedía a gritos que fuera un "Cómetele". ¿Es leísmo eso o inclusismo?

También me ha recordado a The Last of Us.

Claro que también la niña y sus chistes terribles me recuerdan a alguien, pero no diré a quién por si me suma o resta un punto.

Yo soy rosco, yes, I am.
Nomeko, he votado el 3, buenísimo.

Nomeko7 escribió:3. Ms. Pac-Man

¡Cómetelos! ¡Cómetelos a todos! – gritaba Ms. Pac-Man crispada con sus labios carmesís.
Nadie quería jugar con ella. Era la sempiterna jugadora número dos. Esperaba con su lazo rosa pixelado impaciente en el banquillo a ser la elegida mientras arrancaba la rabia de su organismo limonado, pero nada. No había fantasma que se le resistiese, ni siquiera Pinky, el más rápido de todos. Se los comía a pares, era rápida y astuta. A pesar de su talento innato, se quedaba frecuentemente fuera del laberinto. Tan solo podía animar a su marido como mera observadora de un partido de tercera regional. Le alentaba incansable conocedora de la ardua tarea que acarreaba sobre su ser. De ello dependía su sustento. Contemplaba a Pac-Man esforzarse a diario pero las frutas que recogía nunca eran suficientes. Los cocos le devoraban con saña, era pésimo. Una vida resignada a cenar cerezas y observar.

***

Como fan de Wilco, I am a cherry ghost, toda referencia al Pac-Man está genial. Además buenos vicios me pegaba. Aquí caerán puntos.

Me ha recordado a esta ida de olla.
Entrar así en un supermercado es un sueño por cumplir

En el minuto 1:25 se ve la primera quedada de Zetas y Sala en Madrid

Comodore 64.

Eduardo Montenegro escribió:

Nomeko7 escribió:3. Ms. Pac-Man

¡Cómetelos! ¡Cómetelos a todos! – gritaba Ms. Pac-Man crispada con sus labios carmesís.
Nadie quería jugar con ella. Era la sempiterna jugadora número dos. Esperaba con su lazo rosa pixelado impaciente en el banquillo a ser la elegida mientras arrancaba la rabia de su organismo limonado, pero nada. No había fantasma que se le resistiese, ni siquiera Pinky, el más rápido de todos. Se los comía a pares, era rápida y astuta. A pesar de su talento innato, se quedaba frecuentemente fuera del laberinto. Tan solo podía animar a su marido como mera observadora de un partido de tercera regional. Le alentaba incansable conocedora de la ardua tarea que acarreaba sobre su ser. De ello dependía su sustento. Contemplaba a Pac-Man esforzarse a diario pero las frutas que recogía nunca eran suficientes. Los cocos le devoraban con saña, era pésimo. Una vida resignada a cenar cerezas y observar.

***

Como fan de Wilco, I am a cherry ghost, toda referencia al Pac-Man está genial. Además buenos vicios me pegaba. Aquí caerán puntos.

Me ha recordado a esta ida de olla.
Entrar así en un supermercado es un sueño por cumplir

En el minuto 1:25 se ve la primera quedada de Zetas y Sala en Madrid

Podía haber sido precioso, pero Sala trajo carabina.

4. Friday night in San Francisco (sorry, in San Prudencio)

—¡Cómetela!
—Me da asco.
—¿Por qué? Si te comes lo demás.
—Ya, pero dice la abuela que eso es la mierda.
—Bobadas. Es lo más sabroso del caracol. Lo que te has comido es lo más soso.
—Eso es mierda. Te ha podido el subconsciente y has dicho «cómetela». A ella, a la mierda. Si no, habrías dicho «cómetelo».
—¿A ti qué cojones te enseñan en el colegio? Los y las caracoles son hermafroditas, los y las puedo llamar como a mí me dé la puta gana. ¡Cómetelo, coño!
—No. Eso es mierda y me da asco. La mierda no es hermafrodita, ¡a que no!
—La de caracol sí. Todo en el caracol es hermafrodita. Todo y toda.
—¿A qué viene tanto interés en que me coma la mierda del caracol?
—No es que tenga interés, pero es lo más sabroso.
—¿Ves como sí es la mierda? Te pillé.

***

Tiene un punto Amy Hempel interesante. Igual, el micro pedía a gritos un cómetele y meter aquí algún tode. En Albacete son muy típicos los caracoles, pero a mí nunca me han gustado la verdad. Me han dado mucho asco.

Nomeko7 escribió:4. Friday night in San Francisco (sorry, in San Prudencio)

—¡Cómetela!
—Me da asco.
—¿Por qué? Si te comes lo demás.
—Ya, pero dice la abuela que eso es la mierda.
—Bobadas. Es lo más sabroso del caracol. Lo que te has comido es lo más soso.
—Eso es mierda. Te ha podido el subconsciente y has dicho «cómetela». A ella, a la mierda. Si no, habrías dicho «cómetelo».
—¿A ti qué cojones te enseñan en el colegio? Los y las caracoles son hermafroditas, los y las puedo llamar como a mí me dé la puta gana. ¡Cómetelo, coño!
—No. Eso es mierda y me da asco. La mierda no es hermafrodita, ¡a que no!
—La de caracol sí. Todo en el caracol es hermafrodita. Todo y toda.
—¿A qué viene tanto interés en que me coma la mierda del caracol?
—No es que tenga interés, pero es lo más sabroso.
—¿Ves como sí es la mierda? Te pillé.

***

Tiene un punto Amy Hempel interesante. Igual, el micro pedía a gritos un cómetele y meter aquí algún tode. En Albacete son muy típicos los caracoles, pero a mí nunca me han gustado la verdad. Me han dado mucho asco.

Qué asco lo de los caracoles. Los coleccionaba de pequeña pero siempre he sido incapaz de comerlos.

Formulario en primera página para mayor comodidad del votante.

Nomeko show

5. Recreo

-¡Cómetela!- Paquito y Lino sujetan a Mario de mientras Mari le aplasta la cara en el barro, mojado de amarillo.

-Déjale.

-Lárgate, puta empollona.

-Abusona.

-Y tú canija. Lino, Pac, dejad al mediomierda y cogedla a ella.

Mario corre, se para. Da unos pasos más, enormes lagrimones dejan surcos en su cara sucia.

Suena el timbre del final del recreo y él sigue allí… Mari, Paquito y Lino le empujan al pasar. Ella está tirada en el suelo, tiene un ojo medio cerrado que ya empieza a verse morado… Pero abre el otro, le mira, sonríe.

-Perdóname… tienen razón… soy un mierda… ¿Por qué sonríes?

-¿Sabías que a Mari le dan miedo las mariposas? ¿Sabes en qué se convierten los gusanos de seda que crío en casa? ¿Sabes de qué le he llenado la mochila antes de salir al patio?

Un chillido aterrado llena el aire.

-Pues eso, cómetelas…

***

Me he liado un poco con los personajes, pero creo que Stephen King hubiera dejado una buena reseña del micro.

Imaginativa ronda, copón. A mí me ha pillado bajo mínimos. Laureolas para:

3. Ms. Pac-Man: excelente vuelta de tuerca y manejo de la frase. Por tener, tiene hasta mensaje. (3)

10. Gran inquietud y bajas calificaciones: la que construye el autor en apenas ciento cincuenta palabras, ¡pedazo liada! Muy bueno. (2)

6. Revelaciones: el Azkena está cerca y hablar de drogas es adecuado. (1)

12. San Isidro 1985: sale Morrissey y lo voto, ¡hala! (1)



No iba a haber negropoeta, pero sí lo hay, para el 9.- Último minuto porque ya hay que ser cabrón para poner punto después de exclamación. ¡Pero si la frase inicial no lo llevaba!. ¡Y nadie más lo ha hecho!. ¡Ves cómo molesta!.

6. Revelaciones

—¡Cómetela!
«Solo se vive una vez», se dijo. Obedeció a la Oruga, se metió la seta en la boca y se la tragó.
Transcurrió media hora sin que notara ningún efecto. Aquello no le subía. Recordó entonces las palabras del gato de Cheshire.
—La Oruga es el mejor camello de Wonderland, solo pasa calidad.
¡Puto gato! Sospechaba ya que le acababan de tangar diez peniques cuando la psilocibina pasó del aparato digestivo al torrente sanguíneo, permeó la barrera hematoencefálica y penetró en el cerebro. Las pupilas se le dilataron tanto que el azul del iris quedó reducido a una fina orla en torno a dos agujeros negros.
Notó que se le abrían las puertas de la percepción, una luz cálida la iluminó por dentro y pudo escuchar con nitidez la sinfonía que tejen las constelaciones al girar en el engranaje del cosmos.
Alicia nunca se había sentido tan viva.

***

Ya era la hora de que Alicia cogiera las riendas de su vida.

7. El niño

¡Comételo! —apremié al niño—. No puedo —dijo mirando el escarabajo—, es un superviviente como nosotros. No era aprensión, era algo distinto. No debíamos desaprovechar proteínas, pero no lo reñí, sabía que también era importante mantener lo poco de humanidad que nos quedaba. Está bien —le alboroté el pelo—. ¿Nos lo podemos quedar? —me miró con aquellos ojos a los que no podía negar nada—. ¿Cómo lo llamarás? Chester —dijo—, así se llamaba mi padre. Lo metió con cuidado en la cajita y lo guardó en su bolsillo. Anduvo cuidando de él, lo alimentó con hojas y cada tanto lo sacaba para observar embelesado sus torpes pasos. Aquella madrugada desperté y me asusté al no ver al crío tumbado a mi lado. Distinguí su silueta cerca de la orilla. Apenas notó como me acercaba, parecía en trance; arrancaba las patas del insecto una a una. Por primera vez, lo vi sonreír.

***

No sé si le hubiera dado más contexto, queda claro al no querer desperdiciar las proteínas, pero, formalmente, es un micro impecable.

8. Infierno

«¡Cómetelo!», ordenó a Ugolino que mordía con fruición el cráneo de Ruggiero. En un rincón del escenario, los ojos cosidos, los envidiosos trastabillaban contra los objetos de atrezo. Todo acontecía dantesco, pero el director decidió ir más allá. A una orden suya, desde el foso la orquesta comenzó a interpretar los mejores temas de Eros Ramazzotti, Melendi, Revólver. Sin embargo, el Hacedor ponderó mejorarlo y tras las candilejas, a modo de actor, apareció Pitingo. Pitingo desnudo. Pitingo desnudo tirándose pedos. Pitingo desnudo tirándose pedos reinterpretando los grandes éxitos de Roxette: «siiisgat de luuuuuuk». Un duende del copón. Los ciegos saltaron acojonados desde el proscenio. Ruggiero se cagó en Dios. Ugolino dejó de masticar. «¡Sigue comiendo!», ordenó. Entonces apareció un mimo que era Imanol Arias o tu cuñado en Nochebuena, una de dos, la cara pintada no dejaba adivinarlo. Pero todo el mundo parecía sufrir.

Y el Señor se mostró satisfecho.

***

Se pueden destacar tantas cosas que no sabría por donde empezar. Me quedo con la sonoridad y con una frase magnífica que resume todo: Todo acontecía dantesco.

9. Último minuto

¡Cométela!, ¡Cométela!.
Me levanté del asiento vociferando, una cerveza en la mano derecha y el rostro desencajado de los mejores días de barullo y rosas.
La cámara lenta mostró, inmisericorde, cómo su cara se retorcía con el esfuerzo y la tensión propios de los instantes finales, frenéticos y fatales y cómo su lengua se enganchaba a la comisura derecha de la boca en el momento álgido del esfuerzo.
Recuerdo que salté una y otra vez, enloquecido, al comprobar que, efectivamente, el guardameta se la había comido.

***

Podría ser parte de una crónica de Jabois. Al principio pensaba que era una Kiss cam.

Voy a hacer un break para un coffee.

10. Gran inquietud y bajas calificaciones


¡Cómetelo!, leí en los labios de Isabelita desde su pupitre, con las mejillas enrojecidas y los ojos desorbitados. No me atreví, don Zacarías tenía buena puntería lanzando el borrador, y me pasaría los recreos de rodillas.

Además, quería saber la respuesta.

Debí haberla obedecido a ella y no al profesor, pero cuando lo supe ya era tarde. Desde la tarima leí en voz alta el papelito y quise morir. Evité leer mi cursi declaración previa, sólo tartamudeé su respuesta.

“Javi, no me escribas más notitas, no me gustas, —risas en toda la clase— lo de besarnos en tu portal me haría vomitar de asco—carcajadas generalizadas—. A mí me gusta Ana, y yo a ella, ya nos hemos besado y todo” —se hizo el silencio.

Mi castigo, además de la vergüenza, fue no volver a saber de Isabelita. Ni de Ana, la hija de don Zacarías. Tampoco aprobé matemáticas.

***

Le diría al niño, que seguro que alguna chica fea le encuentra guapo.

Aurora escribió:No puedo no presumir de ella. La hija de mi hermano Paco.

¡Se parece a esta!

11. Ira humana

—¡Cómetelo, desgraciado! ¿No eras tan valiente como para traicionarme?
Sus ojos llameaban odio mientras le empuñaba por la solapa contra la pared reclinado. Hincando la rodilla sobre su vientre, con la otra mano sostenía amenazante el pan.
—¡Perdóname! —suplicaba sollozando.
—¡Come! —insistió estampando el pan contra sus labios.
—Déjalo irse —le insistieron.
Pero le forzó introduciendo el pedazo en su boca.
—¿Pensabas que iba a envenenarte? ¿Qué ibas a quemarte al tocarlo? Tu alma arderá, pero en los infiernos ¡Márchate!
Judas se levantó temblando y salió rápidamente de la estancia.
—No lo entendéis, moriré por su culpa —les dijo mostrando unos ojos de nuevo sosegados —, e igualmente, le he regalado mi cuerpo y dejado marchar, pues tenemos que amarnos.
—Hombre, la escena que acabamos de ver no desprendía mucho amor.
—Tu calla, Pedro, que también me tienes contento, que en pocas horas vas a decir que ni me conoces.

***
A medio camino entre La última tentación de Cristo y La vida de Brian. Veo a Harvey Keytel tragando pan.

12. San Isidro 1985

¡Cométela! (Suck It To Me!) gritó Almodóvar mientras McNamara, con gafas de sol y una peluca morena, ponía caras raras y enumeraba...

Todos los días eran diferentes, pero al mismo tiempo todos los días eran lo mismo. Quiero decir que a veces alguien gritaba “Arriba el rock” y una chica enseñaba las tetas, pero otros días alguien gritaba “Viva Tierno” y otra chica distinta era la que enseñaba las tetas.

...nombres de drogas (cocaína, heroína, efedrina,...). Así, hasta que un tipo enorme con pinta de británico les echó a gorrazos del escenario. En menos de un minuto, Los Smith estaban en el escenario y Morrissey, con un sombrero rojo y gafas, se movía como un loco sobre el escenario.

Y así lo recuerdo ahora, como el mismo día repetido todo el rato. No sé si me explico, como si todas las cosas hubieran ocurrido en el mismo momento.

***

Soy un poco anti Morrissey, pero empato en el sentido de que Morrissey sólo puede gustar mirado en distancia espaciotemporal, en plan que los recuerdos se idealizan sobre todo si estás lejos del escenario. Así que bien.

salakov escribió:

Aurora escribió:No puedo no presumir de ella. La hija de mi hermano Paco.

¡Se parece a esta!

https://x.com/mariaisabelccp/status/1597217872924721152?s=46&t=5gRqHXaVJUQiHJ4ZoS4XhA

¿¿¿A qué viene eso??? No llames "esta" a mi sobrina... por fa (añado).  Mira que poner a Pedro Sánchez en mi publicación... Pienso como ella, es que ¡está tan enamorado!
https://www.diariopalentino.es/noticia/z4e2ba733-c407-7741-6f52cf19936e65da/202405/un-poema-bueno-puede-suponer-una-aventura-de-una-tarde.
Añado: sádico,  mentiroso, narcisista,  psicópata, manipulador... pero has empezado tú.

Me gustan los shows de Nomeko, son a fuego lento, como un guiso de una abuela. Cocinados con AMOR.

Entre el público he visto al fantasma de Pedro Almodovar. Y Ana Belén al lado sin inmutarse, qué mujer, qué sangre fría.

Pobre perrito. Cuando la crisis del PSOE mi madre se hizo sanchista y me hizo llevarla en Madrid al sitio donde hizo la entrevista con Jordi Évole. Mucho ánimo desde aquí al doggy.

Buscaba poemas y encontré fascismo.

Triste destino.

13. Exopunk

“¡Cómetela!¡Cómetelo!¡Cómetelas!¡CÓOOOMETELOS!”

El cantante se desgañitaba regalándonos el primer hit de la noche. Menudo sonido tiene el estadio de esta Colonia. El público estaba entregadísimo. El batería aporreaba sus baquetas mientras con el bombo nos incitaba a seguir el ritmo con las palmas. El guitarrista por su parte, dibujó un círculo en el aire con su dedo, el primer gran pogo se acercaba. Nunca había estado en uno en gravedad cero, la gente acababa por los aires bailando, un jolgorio de concierto.
Público y grupo lo dábamos todo, incluso cojeando alguno de ellos, se estaban dejando la piel en el escenario. No me imaginaba que fueran tan bestias, mucha gente salía del mogollón, lesionada también. Se acercaba el final cuando noté una punzada que me recorrió toda la espina dorsal. No sé si era la música o la cerveza, pero iba perdiendo el control sobre mi cuerpo, poco a poco…

***

Pues algo así me pasó en Arguelles, pero peor porque llevaba gafas por entonces. Me ha transportado a ese momento, muy visual.

14. No dejes de jugar

—Cómetela, jopé, que ahora era yo la mamá y te gustaba mucho la sopa. No vale que estaba mala... estaba muy rica.
—¡Siempre tiene que ser lo que tú digas! Me la comía pero no me cabía toda porque era mucha.
—¡Pero si te daba pastel de chocolate si te la terminabas!
—¡Eres tonta! ¿No ves que me habías llenado el plato hasta arriba? Pues lo cambiamos y me ponías menos y decías: "Venga, come este poquitín de sopita que te ha hecho mami, que tengo una sorpresa de postre".
—Bueeno. Espera, que hago la sopa con agua y colacao. Pero te la tomas, ¿eh? La tarta la hago con galleta con nocilla.
—Vale. Y yo decía: "¡Mamá, tengo hambre!".
(Suena el timbre)
—¡Niiiñas, vienen a buscaros!
—¿Bajáis a la era?
—¡Mamá, nos vamos!
—¡Recoged los cacharritos!
—Noo, que la sopa y la tarta son nuestra merienda.
—¡Ayyy, qué trastos!

***

Mi cabeza ha leído "No dejes de chupar" y esperaba otra cosa. Pero bien, claro. ¿A quién no le va a gustar una buena cocinita?