RONDA 28 EDICIÓN 2 DEL FANTABULOSO CONCURSO DE MICROS DE LA PLAZOLETA. A VOTAR HASTA LAS 21:00

*** FUERZA, VIEJO PECK ***




LA FRASE PARA LA RONDA Nº 28, II ED.

Se resbalaba 



Para curiosear lo acontecido en episodios anteriores, no lo duden, aquí

https://docs.google.com/document/d/1jB5odLgZy0AhOo0xPpbUOefot-Ps7D2nrKfKS25i7v4/edit?pref=2&pli=1

MR KUPAK:

EL CAMBIANTE UNIVERSO DE MR STONER:

MANDAMIENTOS, REGLAS Y OBLIGACIONES:

Histérico de puntos, aquí

https://docs.google.com/spreadsheets/d/1H_nYaDi-PxRMfg19Ma2_6uc-XmZhS-hOnjNasizg4i4/edit#gid=0



1. Las maravillas del ser humano

Se resbalaba lentamente por aquel mástil de tilo, mientras hacía mil y una maravillosas melodías con sus dedos. Se sentía feliz, nada podría hacerle decaer nuevamente en sus recuerdos... O eso era lo que el esperaba... Todo lo que ayer le hizo llorar, ahora le haría sonreír. Le daba igual todo lo pasado. Y como una vez dijo, nada va a importarme ésta noche, todo va a darme igual.
Hemos nacido para equivocarnos, pero vivimos para aprender, y moriremos sabiendo.


2. Piquiño Pancho

Se resbalaba Pancho corriendo sobre el hielo pero, al contrario que ocurría con el resto de sus amigos, nunca se caía. Luchaba contra la gravedad pegando un grito, bastante ridículo y femenino, y moviendo los brazos como si fueran molinetas. Después salía triunfante y esbozando la misma sonrisa que ahora pone cuando tiene delante un donut de su marca favorita.
La enésima vez que esto ocurrió (resbalo, gritito y brazos girando como molinetas) su padre caminó, como si fuera el Yeti, hacia él y le tiró al suelo dándole un empujón. “Cáete como un hombre y deja de gritar como una maricona”  escuchó Pancho decir al puto Yeti mientras se alejaba.
Su madre, una paleta de gran corazón que nunca pronunciaba la letra “e”, corrió como buenamente pudo sobre el hielo para consolarle. "Mi piquiño Pancho... Mi piquiño Pancho".


3. Elegía pirenaica

Se resbalaba por la Faja de Pelay, Ordesa, cuando ocurrió. No lo sabe, pero es 5 de enero de 2000. Sólo sabe que lleva días doliéndole ese árbol que le ha caído encima. No sabe de fechas ni lugares, pero sabe qué cosa es el dolor.
No lo sabe, pero es una cabra montesa. Tampoco conoce su nombre, Laña, ni el específico de su especie: bucardo. No lo sabe, pero ella es la última. ¡La última! Pero no boquea por salvar su especie y burlar la extinción, no, ella boquea en pos de su propia vida. Una herida en su costado sangra a cada aspiración. Respirar está acelerando su muerte.
No lo sabe, pero morirá dentro de cinco minutos. Tampoco lo sabe, pero la disecarán, introducirán su cuerpo en una urna, quedará como testimonio inmóvil de su especie.
No lo sabe, ni le importa. Se está muriendo. Eso es todo.


4. Gente que se aburre demasiado

5. El bosque del caribú

Se resbalaba, destino, al amanecer, domingo 12. Invierno. Roca, cráneo. Golpe y fulcro. Nunca más añoraría sus pertenencias: libreta, lápiz, radio, botas. En su mano izquierda una linterna. Su rubia cabellera se cubrió de musgo y el útero tornó en barro, lluvia y viento... El viento viajó hacia el norte, hacia los glaciares y susurró a la semilla. La trajo de vuelta hasta el claro donde yacía el cuerpo. Llegó la primavera y brotó de la semilla el arce, sus nobles raíces abrazaron el torso mientras las frondosas ramas daban cobijo a aves, crisálidas, ratones y ardillas. Cae el otoño, caen los frutos y una dulce savia rezuma del tronco, la savia que apacigua a las bestias y cura al caribú.


6. Una esperanza en el infierno.

Se resbalaba y caía repetidas veces en su huida. El suelo estaba cubierto de inmundicias que le revolvían el estómago. Pero su objetivo estaba ya cerca. Había asesinado y mentido para conseguir su oportunidad. Las puertas del inframundo ya estaban a su alcance. Se aproximó al guardián, y con una heroica canción las tres cabezas cayeron abatidas por el sueño. Tras cruzar las puertas dos figuras se aproximaron para comentar lo sucedido.

-Amo Lucifer. ¿Por qué le habéis dejado escapar?

-Los condenados hace tiempo que perdieron toda esperanza. Su castigo ya no es efectivo. Pero dejaré que esta huida se conozca hasta en el último rincón del infierno. Y esto prenderá una pequeña llama de esperanza en sus corazones. No olvides las palabras que le permitieron a Morfeo escapar de su destino: “¿Qué poder tendría el Infierno si los que lo habitan no soñaran con el Cielo?”


7. Blood Party

Se resbalaba un gran cuajarón de sangre por su negro lomo. El color zaíno de su piel iba dando paso a un rojo oscuro. La sangre le brotaba a borbotones. Era parte de la fiesta, quizás el actor más importante, el imprescindible.
Mientras buscaba refugio dentro de la superficie geométrica que lo ahogaba se oían vítores y clamores jaleando la fiesta. A más aplausos más sangre le resbalaba por la piel.
No lograba entender el porqué de recibir ese cruel castigo sin poder defenderse ni poder replicar a los autores de la fiesta de la sangre.
Mientras recibía tal severo castigo pensó si saldría vivo de ésta. Muchos compañeros perdieron la vida en la fiesta y él no iba a ser una excepción.
Sólo le quedaba la esperanza de pasar otra noche en Guantanamo con vida.


8. Niño ahogado en el río

Se resbalaba el niño, cayó al río. Corrió sin mirar hacia la orilla y se ahogó en el río. Sacaron su cuerpecito inerte del agua; sus rizos empapados, su color cetrino. Los lamentos de su madre hendían el aire, su padre se mesaba los cabellos. Unos minutos antes ella le había gritado que ojalá no hubiera nacido; él, que era una desgracia. Ahora ambos sollozaban, sintiendo los remordimientos que aguijonean a quienes Dios concede sus deseos. “Era un buen niño”, se santiguó la maestra, con el alivio de saber que sus hijos estaban a salvo en casa. El párroco vertía lágrimas, dedicadas a su recién fallecido hermano. Los vecinos acudían, ávidos de curiosidad, simulando su mejor rictus de abatimiento. Todos lloraban encima del cuerpo del niño, pero nadie lloraba por él. Hablarían del suceso durante un mes y después ya nadie recordará al niño ahogado en el río.


9. Clorofila

Se resbalaba un líquido por el torso del tripulante, deformado severamente por las fuerzas gravitatorias y una violenta colisión. Algún tipo de sustancia de mantenimiento escapaba por su armazón cromado. Otra máquina, también inservible, también dejada allí a toda prisa, apoyaba su unidad motriz contra la primera. La iluminación era inestable dentro del módulo. No había datos, no había comunicaciones recorriendo los circuitos del panel central. Las pantallas estaban ciegas y las poderosas computadoras, sin órdenes que ejecutar, rumiaban el silencio, el silencio dentro de un silencio todavía más grande. Se repetía una secuencia residual en los bancos de memoria del tripulante, entremezclada con el canto de las aves. Luego todo se apagó definitivamente. Después, mucho después, la vigorosa vegetación irrumpió en el habitáculo. La selva era fabulosamente alta, espesa y verde, y por encima de ella se balanceaban los interminables cuellos de los dinosaurios.


10. Crampones y sandías

Se resbalaba una y otra vez por el empinado camino cubierto de nieve helada. Le había prestado sus crampones a Vanesa – Vaya, me los he dejado en casa, jijiji – le dijo.
Vane quería subir a ese pico que se había puesto de moda. Él, que apenas la conocía, se ofreció a acompañarla – cómo para decirle que no, con ese culito.
Volvió a resbalar - Eres un poco patosito, ¿no Andrés?
Sí, soy un desastre – contestó – sentémonos en esta roca cinco minutos. Aprovecha para quitarte los crampones, tus pies descansarán.
Vane accedió a sentarse y se los quitó.
Ponte en pie – le dijo– y estira los pies.
Cuando se levantó, Andrés la golpeó con el brazo. Vanesa perdió el equilibrio, resbaló y cayó precipicio abajo. Andrés vio como su cabeza golpeaba una roca y se abría como una sandía.
Se sentó, se puso los crampones y volvió hacia el pueblo tranquilamente.


11. Simplificando

Se resbalaba y tropezaba cada vez que la vida se ponía cuesta arriba o situaba un obstáculo en su camino, eso hizo que se fijara en el otro. El otro permanecía imperturbable y caminaba con paso firme por dura que fuera la lluvia que caía o fuertes los vientos que soplaban en su contra.
-¿Cómo lo haces?-le preguntó
Señalándose los pies el otro contestó: -imagino que en parte es gracias a ellos: mis zapatos de esquivar pesadillas.
-¿Cómo los conseguiste?
-Caminé descalzo mucho tiempo por el sendero de los malos tiempos, podía contar cada maldita piedra del camino y un buen día al despertar estaban ahí.
-Te los compro
-No están en venta, además no te servirán de mucho sin esto- afirmó señalándose los ojos: -las gafas para ver las cosas que de verdad importan.
Sobresaltado, despertó de la siesta y pensó mientras todo se volvía del color del crepúsculo.


12. Noche en el depósito

Se resbalaba serpenteante columna abajo, reptando desde las cervicales hasta la cresta sacra, devorando médula inerte con su cabeza dentada. Una criatura desconocida por la medicina, trágica e inmunda, nacida de la podredumbre y los vapores internos de los cadáveres aún frescos. Unos centímetros más y llegaría al coccix.
Mordiendo y desgarrando tejido muerto, notó de repente una forma tubular, similar a la suya, dilatando el recto en sentido ascendente. ¿Un semejante, acaso? ¿O un rival?
Con la inmediatez del instinto atravesó a dentelladas la pared del intestino, abrió sus mandíbulas y cercenó al intruso por la mitad.
El celador, hasta aquel día impune, cayó al suelo entre espasmos y se desangró en minutos mientras él retrocedía ciegamente a su refugio entre las vértebras.
Y cuentan las crónicas que el inspector Delacroix, ateo recalcitrante, lo único que pudo decir al entrar en la morgue aquella mañana fue ‘santo cielo’...


13. El desorden del universo

Se resbalaba una y otra vez al intentar mantenerse en pie. Pero como su madre le había enseñado "cada vez que la vida te golpee, levántate". Y así hacía. La sangre cubría todo el suelo, una sangre viscosa y palpitante. Era su primera regla y se sentía desbordada, seguía brotando de su entrepierna. Comprobó que la puerta del baño estaba cerrada. La sangre ya llegaba a su cintura. La falta de equilibrio menguó. La cálida y densa masa la rodeaba y la mantenía en pie, burbujeaba y seguía rítmicamente sus lánguidos movimientos. Las paredes iban adquiriendo una tonalidad blanquiazul reflectante, parecía el día más perfecto del mundo comprimido en el pequeño baño. Un microcosmos particular, cálido, acogedor, libre, .....
-Manolo, ¿Te has vuelto a quedar dormido cagando?
¿Cubría la seguridad social la operación de cambio de sexo? Había llegado el momento de ser un hombre y hablar con sus padres


14. Eutanasia.

Se resbalaba una mueca de felicidad por su cara que finalmente se transformó en la primera y última de sus sonrisas.


15. Energías renovables

Se resbalaba todas y cada una de las veces. Caía suavemente, desde bastante arriba, casi mimetizado con el musgo frondoso. Cuando le metieron en el foso le dijeron que si lograba llegar arriba sería libre. Así que cada día lo intentaba, una vez. El esfuerzo no permitía más. Estaba bien alimentado, le hacían llegar cada mañana un fardo bien provisto. Estaba en un cilindro de altura considerable, de diámetro más que suficiente para no sentirse asfixiado.
No sabía que su verdadera función, como la de los millones que estaban como él, era generar mediante la escalada diaria la energía necesaria para que ese planeta funcionara. Tampoco sabía que buena parte de la energía que producía la generaba precisamente el rozamiento de cada caída, la suya y la de los otros millones.
Tampoco sabía –ni él ni el resto- que ni uno solo de ellos había logrado nunca llegar arriba.


16. Biscoso pero sabroso

Se resbalaba el pepino de mis empapadas manos mientras intentaba pelarlo lo más cuidadosamente posible. Hoy es mi primer día como segundo chef en el Restaurante El Rey Comilón y no puedo fallar con mi aclamada receta original, la que hizo famoso al local.
Comienzo por la c¡ah!beza. Lentamente pelo los laterales en finas tiras hasta llegar al cul ¡hostias!.
Lo apoyo en la tabla de madera que de ahora en adelante será mi más sincera compañe¡Ra ra ra!. Me agacho con sigilo y paciencia y lo comienzo a partir en ga¡jos, der!.
Preparo el taco con suavidad y esmero. Primero el poll¡oooolé!, siguen las distintas verdurita¡sssssuputamadre!.
Miro hacia arriba. Mis compañeros me observan con cara de asco. Normal, saben lo que se viene y, claro, que la despampanante chef me la esté chupando tampoco ayuda.
Y, para acabar la receta, el ingrediente secreto.

- ¡Ahíiiiiiiii va el Ebroooo!


17. Insight

Se resbalaba. Su inestable equilibrio era solo el preludio de una caída. Su vida se diluía en aventuras que no cuajaban. Iniciaba, entusiasmado, un proyecto y al poco las cosas se iban, cogidas de la mano, al garete. Él resbalaba con ellas y ni siquiera se detenía a elaborar argumentos que explicasen qué había ocurrido. Todo era imparable. En ocasiones él resbalaba primero y podía predecir el desmoronamiento del plan, el fracaso de la empresa, la ofuscación del objetivo.
Acabó señalando a su interior como el origen del problema. Recorrió psicólogos, psiquiatras, terapeutas, curanderos, naturópatas, chamanes... Entraba en sus consultas y salones resbalando y salía como había entrado. En verano visitó a un viejo amigo. Hablaron. Hacía mucho tiempo que eso no ocurría. Notó su alma apaciguada. Prestó atención. Su amigo le dijo, con mucho tacto, que no se había querido nunca. Rompió a llorar, por fin.


18. Con una buena gestión (algo falla aquí)

Se resbalaba pared abajo siguiendo el rastro dejado por sus compinches. Vio la luz al final del túnel y saboreó el placer de una soñada libertad sin ataduras, sin muros imposibles que le impidieran alcanzar cotas más altas. Saltó al vacío cayendo en una masa informe desconocida para ella, donde livianas culebrillas resbaladizas se apretaban en una orgía dantesca.
-Aparta tu sucia nariz de los espaguetis, Basilio -bramó Guido indignado-. Que sea la última vez que vienes a trabajar en estas condiciones.


19. Melodía

Se resbalaba cada vez que hacía ademán de levantarse. Patinaba en una baba monumental y caliente. Millones de caracoles habían destrozado las puertas y conquistado las paredes del almacén, buscando alguna rendija para escapar.
No había ni rastro de la estructura original del criadero, como si el edificio estuviera siendo devorado desde los cimientos. De fondo continuaba más audible que nunca la melodía de estimulación de crecimiento que habían elegido hacía dos días a modo de experimento: la dulce voz de su hija canturreando “caracol, col, col, saca los cuernos al sol...”
El tejado se desplomó justo cuando volvía a resbalarse.


20. Pas de deux

Se resbalaba siempre en el sexto compás del pas de deux. L'entrée era complicada y con la nueva resina las puntas no agarraban bien al suelo. El bailarín, que la adoraba, propuso cambiar dos pasos para evitarle el bochorno. Ella lo miró en silencio y le sugirió, masticando cada palabra con odio, que se fuese a la mierda. En francés, su único idioma común, sonó feroz. El director paró diez minutos; retomarían en las pirouettes.
Ella perfecta, en posición de muñeca de caja de música y él asiéndola suavemente por el talle. Gira. Gira. Gira...y ella empieza a insultarle mientras gira pero él continúa rotándola aún más rápido mientras ella grita. Grita. Veintiocho compases después él desase la cintura y con un rápido paso atrás (un amplio rond de jambe) se aleja para no ver cómo ella se tritura la rodilla contra el suelo.


21. Algún día superarás lo nuestro

Se resbalaba por el tobogán que va de los sueños a la realidad. Y los confundía. Veréis lo que ocurrió una tarde. Se puso su americana y salió a la calle. La gente le miraba con extrañeza ya que la pana marrón no iba bien con el pijama de hospital. Se dirigió al nuevo pabellón, donde su Collette se recuperaba. En recepción le pidieron el carnet de identidad y cayó en la cuenta que se lo había dejado en su habitación. Regresaba hacia el viejo hospital cuando se encontró con una amiga del colegio. “¿Qué haces por aquí,  Servando?” le preguntó. “He olvidado un documento y voy a por él”. No fue lo único que se le había olvidado;  también el número de su habitación. Entenderéis su angustia. Quiso despertar del sueño pero, esta vez, no encontró el tobogán de vuelta.


22. La maldición de Tecumsé.

Se resbalaba, señor juez. Siempre se lo decía a Rosalinda. "Rosalinda, ve con cuidado con la pulidora. Le das demasiado y quizá haya algo de aceite en el suelo".
Claro, señor juez,  quizá fue la palabra exacta. Lo recuerdo perfectamente. Estaba siendo sarcástico. Por lo del señor Johansson, el de mantenimiento de los ascensores. Si, señor juez, tenía cierta relación con Rosalinda. No, no estaban casados entre ellos.
Claro, señor juez. Por eso en el salón se resbalaba tanto. El señor Johansson a veces se paraba donde Rosalinda y dejaba sus herramientas en el suelo.
Exacto. Luego la pulidora estiraba el aceite.
Claro, señor juez, por eso se resbalaba. Y por eso el señor Trump cayó al suelo la noche del accidente. Salió a pasear por el ala este en albornoz y calcetines y resbaló.
No, señor juez. Yo voté a la señora Clinton. Si, mi mujer es mejicana.


23. Día d

Se resbalaba y apagaba más a cada paso. Su eco solo se escuchaba al oído, escondía el dolor sin dimensiones ni motivos. Era su secreto a voces. Una expresión derrotista nos delató como su esencia lo abandono para siempre jamás. Se consumía y no nos lo quería explicar.

Aquel día se alejó tu recuerdo, tu voz, tu sonrisa y tus promesas, que ya fueron perdidas.


24. Invierno sentimental

Se resbalaba en el hielo y necesitaba agarrar su brazo. Él la sostenía con una sonrisa, feliz de cuidarla de caídas y tropiezos. Caminaba cuidadosamente, examinando el hielo con ojo inquisidor, buscando las zonas más seguras para apoyar sus botas. No podía permitirse caer, porque la arrastraría consigo. Sabía perfectamente que, como muchas veces antes, llegaría la primavera y ella sería capaz de caminar sin apoyos y no se pararía a esperarle ni volvería la vista atrás.

Lo sabía, pero solo le importaba pisar con fuerza y decisión para sostenerla, sin preguntarse quién lo sostendría a él cuando en vez de hielo, el empedrado fueran flores y se sintiera solo y atrapado por saber que, aunque dijera que no, que esa era la última vez, esperaría allí a ver la nieve llover y el hielo brotar, para ofrecerle de nuevo su brazo a la joven que le volvería a abandonar.

Buena frase, eh, sí.

Kupak escribió:Buena frase, eh, sí.

A cualquier cosa se le llama frase ahora  


me gusta, juego

Se resbalaba...balaba...bal...bla bla bla...

Aserejé de ja de je...de jebe...tu de jebere

Tengo tres opciones más:

No te mueras nunca... / Sé que leerás esto... / A veces me paso...

Si queréis la cambio por alguna de estas. Pero me parece más abierta la de resbalarse

Perseide escribió:Tengo tres opciones más:

No te mueras nunca... / Sé que leerás esto... / A veces me paso...

Si queréis la cambio por alguna de estas. Pero me parece más abierta la de resbalarse

No te dejes influenciar, el que gana es soberano

mugu escribió:

Perseide escribió:Tengo tres opciones más:

No te mueras nunca... / Sé que leerás esto... / A veces me paso...

Si queréis la cambio por alguna de estas. Pero me parece más abierta la de resbalarse

No te dejes influenciar, el que gana es soberano

Claro que sí percebe, se resbalaba... pues ya está. Lo que deviene conviene.

Perseide escribió:Tengo tres opciones más:

No te mueras nunca... / Sé que leerás esto... / A veces me paso...

Si queréis la cambio por alguna de estas. Pero me parece más abierta la de resbalarse

no, no y no

Me gusta. "Se resbalaba...".

Umh.

Microrrelatista sin esperanza

Se resbalaba, mejor dicho le resbalaba el concurso
El rosco
El ninguneo
Las no menciones
Pero ahí estaba cada edición, inasequible

tacitus escribió:
Microrrelatista sin esperanza

Se resbalaba, mejor dicho le resbalaba el concurso
El rosco
El ninguneo
Las no menciones
Pero ahí estaba cada edición, inasequible

Aplausos.

Tacitus, tú de menciones no puedes quejarte...

Me gusta, da para microrrelato inspirado en Budapest.

Perseide escribió:Tacitus, tú de menciones no puedes quejarte...

Bueno, no todos mis micros son autobiográficos

Spoiler:

Este en concreto no hablaba de mí, hablaba de un amigo

Voy a abrir la caja de los truenos:

Se supone que el verbo "resbalar" no es reflexivo, verdad? Entonces, ¿es correcto "resbalarse" en vez de "resbalar"?

Stoneheart escribió:Voy a abrir la caja de los truenos:

Se supone que el verbo "resbalar" no es reflexivo, verdad? Entonces, ¿es correcto "resbalarse" en vez de "resbalar"?

A ver...

a) El abuelo se rebaló en el baño.
b) El abuelo rebaló en el baño.

A lo mejor si especificas el sujeto no hace falta el "se" pero si dices:
- Qué le pasó al abuelo?
- Se rebaló en el baño.

Me parece correcto... en realidad me suenan los dos bien pero yo soy un poco paleto porque digo "arrascarse" así que no fiarse.

Mis sinco.

rebalar: rebelarse contra una caida imprevista por culpa del suelo mojado

Kupak escribió:

Stoneheart escribió:Voy a abrir la caja de los truenos:

Se supone que el verbo "resbalar" no es reflexivo, verdad? Entonces, ¿es correcto "resbalarse" en vez de "resbalar"?

A ver...

a) El abuelo se rebaló en el baño.
b) El abuelo rebaló en el baño.

A lo mejor si especificas el sujeto no hace falta el "se" pero si dices:
- Qué le pasó al abuelo?
- Se rebaló en el baño.

Me parece correcto... en realidad me suenan los dos bien pero yo soy un poco paleto porque digo "arrascarse" así que no fiarse.

Mis sinco.

Creo que lo tengo, la reflexividad da a entender que te resbalaste sólo, dices la bola resbaló por la mesa, no dices la bola se resbaló por la mesa, el foco de la causa, creo que ahí está la clave.

rebatil: refutal los algumentos sobre la reflexividad de resbalal

me voy a dormir, que tengo fiebre

Vale, ahora me ha quedado todo clarísimo.





Mejórese, Mr. Tacitus.

Necesitamos un filólogo en la sala.

Se resbalaba...

De momento creo que tengo el tono y la localización, me falta algún contenido.

Se resbalaba la baba de ali baba.

Apuntado.

Me apunto, ya tengo microrelato para esta ronda, rosco come to me.

Ya lo tengo pensado. Va a llorar hasta el chino de la tragaperras con mi relato, emotividad pura, sentimientos a flor de piel.

Cojones tendréis si me endiñáis otro cero.

salakov escribió:
Ya lo tengo pensado. Va a llorar hasta el chino de la tragaperras con mi relato, emotividad pura, sentimientos a flor de piel.

Cojones tendréis si me endiñáis otro cero.

anda, si el salsateriyaki va a resultar un ultraneskista. empieza a buscar excusas pal cerapio...

Pues mi buzón sigue seco...

Ah, ¿no hay que enviárselo a Eloy a partir del lunes?

Esto es muy complicado.

salakov escribió:Ah, ¿no hay que enviárselo a Eloy a partir del lunes?

Esto es muy complicado.

Hay que mandárselo al que administre la ronda esa semana cuando quieras antes de la fecha límite.

salakov escribió:Ah, ¿no hay que enviárselo a Eloy a partir del lunes?

Esto es muy complicado.

no, salchipapa. el administrador es el ganador de la ronda anterior.

por eso el mejor puuesto es el segundo.

Pues hecho.

salakov escribió:
Ya lo tengo pensado. Va a llorar hasta el chino de la tragaperras con mi relato, emotividad pura, sentimientos a flor de piel.

Cojones tendréis si me endiñáis otro cero.

Se resbalaba... da para secuela de la orgía esa poética jajajajja... la prengunta de siempre, ahora quién lo limpia?

salakov, se trata de que el relato sea anónimo

Sugar Bug escribió:

salakov escribió:Ah, ¿no hay que enviárselo a Eloy a partir del lunes?

Esto es muy complicado.

no, salchipapa. el administrador es el ganador de la ronda anterior.

por eso el mejor puuesto es el segundo.

La papas con salchichas, bien ricas, me has dado idea para la cena.

salakov escribió:
Ya lo tengo pensado. Va a llorar hasta el chino de la tragaperras con mi relato, emotividad pura, sentimientos a flor de piel.

Cojones tendréis si me endiñáis otro cero.

Yo creo que vas a sufrir mucho.

Ya me encargo yo de eso, que nadie sabe en qué lugar voy a decidir publicarlo

Perseide escribió:Ya me encargo yo de eso, que nadie sabe en qué lugar voy a decidir publicarlo

Sugarbicho lo pillará a la primera, olfatea bien los rastros de salsa.

Yo lo que quiero es que participe Koikila

Perseide escribió:Yo lo que quiero es que participe Koikila

Y yo quiero que tú grabes un disco

Kupak escribió:

Perseide escribió:Yo lo que quiero es que participe Koikila

Y yo quiero que tú grabes un disco

Es más probable lo que pido yo, aunque siempre le he dicho a mis colegas de montar un grupo

necesito ayuda con los autores de la ronda anterior.....para el underground y esas cosas....del 0 puntos al 2....y la posición nomebert....gracias.
m

Cero puntos: Edgar, Salakov y Ellis.

Ahora te miro el resto.

Un punto Eloy, Boro y Stoner.

Dos puntos Manof.

Siento decirlo así pero estoy con el móvil y es un jaleo

La posición Nomebert, Sugar.

Perseide escribió:La posición Nomebert, Sugar.

hola!

Perseide escribió:

Kupak escribió:

Perseide escribió:Yo lo que quiero es que participe Koikila

Y yo quiero que tú grabes un disco

Es más probable lo que pido yo, aunque siempre le he dicho a mis colegas de montar un grupo

Nah, a la mierda los colegas, lo más probable es que tengan mal gusto... coges un micro, el Reaper y un ukelele y listo, es fácil, hasta yo lo he hecho.

Salakov, ¿cuál fue tu relato la ronda anterior? ¿Número?