Las cintas y discos de tus padres: ¿Qué pensaría Freud de esto?

Stoneheart escribió:El último post de Z me ha despertado un recuerdo lejano que llevaba dormitando en mi cabeza desde 1990.

Lo pongo en spoiler, por si acaso.

Spoiler:

Todos los demonios, al descubierto. ¿Cómo se sobrevive a esto?

David Z. escribió:Está bonito, pero ahí tampoco hay nada de Freud.

Cero en Freud.

Salud,
z

Stoneheart escribió:De mayor quiero ser DON.

DON escribió:

Spoiler:

Mis papás. Qué buenos eran. Y qué infortunio aquella plaga de pulgones de 1998.

Godofredo escribió:Yo era muy fan de los LPs de fausto papetti de mi padre, concretamente, de las portadas, que no pasarían el filtro castrador del forobot.

Starsailor escribió:

Godofredo escribió:Yo era muy fan de los LPs de fausto papetti de mi padre, concretamente, de las portadas, que no pasarían el filtro castrador del forobot.

¡Oh!...por lo visto era algo más común de lo que creía Ya que estamos froidianos, no sé si influyó para que su hijo fuera un mico en celo

https://www.foroazkenarock.com/t67889p50-discos-disparatados-horrores-para-echar-a-las-visitas#10240191

DON escribió:

David Z. escribió:Está bonito, pero ahí tampoco hay nada de Freud.

Cero en Freud.

Salud,
z

Pues claro que cero en Freud. Ya le describí mi modélica educación. Los de los traumas son ustedes, los de las casetes que aborchonan a cualquiera, pues son también las suyas de ustedes. Que a mí me arrullaban con "Das Liedvon Der Erde", de Gustav Mahler ¡De Mahler nada menos, oíga! ¿Qué traumas quiere que tenga, a ver?

DON escribió:Mis progenitores fueron los pobres una pareja muy cultivada. Contaba yo con diez años de edad, y mi hermana siete, cuando decidieron por mutuo acuerdo hacerse enterrar hasta la cintura en el huerto familiar. Por supuesto, nos dejaron instrucciones por escrito acerca de cómo debíamos regarlos y las horas y los ángulos donde colocar parasoles; no obstante, y gracias a un circuito de cordeles y campanillas que recorría nuestra casa de dos plantas, nos podían llamar cuando así lo necesitaban.

Fue en aquel huerto, junto a las tomateras y las hormigas rojas, donde mis padres nos inculcaron a Pilar y a mí una sólida formación cultural, que si Fidias, que si Praxíteles, que si Delacroix, Siddhartha, Monteverdi y Bertrand Russell. Eran más de humanidades, como puede apreciarse por la ausencia de matemáticos y astrofísicos. Lo que es innegable es que desde su cultivada e inmóvil posición, cuidaron de no apestarnos con chistes de gangosos y delirios baturros. ¡Nada de Orquesta Platería! "Aquí escuchamos a la Filarmónica de Nueva York, o la brisa entre el ramaje. Elija usted, muchachito", así decía mi Papá. "¡Pues que sea la brisa!", saltaba entonces mi hermana; porque a Pilar siempre le gustó la música disco, algo insólito y que nadie acierta a entender, pues se desconoce cómo hizo para empaparse de aquella porquería de ritmos sincopados; pero es su segundo secreto mejor guardado.

Bueno, en resumen, que las cintas y discos de mis padres son todo pináculos y cimas de la fonografía culta. Para mi mayoría de edad hicieron sonar las campanillas, pero solo las que había en mi celda. Al llegar al huerto los vi allí plantados, como de costumbre, y me hicieron cavar un agujero a unos cuantos metros, concertamente bajo la higuera que cariñosamente llamábamos Virginia Woolf. Del humus afloró una caja, un cofre encadenado a veijas cerraduras. Mi padré silbó entonces, y una golondrina dejó caer el llavín maestro que las abría. Fue la primera vez que vi discos de Beatles, de Nirvana, Pearl Jam, Rolling Stones. "Ahora vuelve a cerrarlo y arroja la llave al abismo del desdén".

Mis papás. Qué buenos eran. Y qué infortunio aquella plaga de pulgones de 1998.