CONCURSO DE MICRORRELATOS - Edición IV - Ronda 18. ¡Ha ganado Hank!.

Toro escribió:

2. Elegía por el viejo mundo (buenos tiempos para la lírica)

Todo testimonio responsable compromete una experiencia poética de la lengua.
—Jacques Derrida—

No tardaron en aparecer los primeros síntomas: «amo tu rostro arrebolado», «me pierdo en el horizonte de tu surco nasogeniano», «mi pulso es el nistagmo de tu mirada», comenzó a pronunciar la gente. El lenguaje poético apareció como por ensalmo. Se acabaron los términos vulgares, las alocuciones vagas, los chabacanos insultos, toda la sociedad esforzada en utilizar vocablos precisos, es más, hermosos. El Congreso tornó un templo de la educación, los estadios de fútbol en coliseos del civismo. No faltaban los desmayos poéticos, a menudo rayanos en lo cursi, pero todos apreciaban la intención de los neorapsodas. Si alguien no conocía una palabra corría a buscarla para incorporarla a su vocabulario, nadie se sentía acomplejado. Sapir y Whorf se equivocaban, Derrida tenía razón: la lengua no condiciona la mente, es el lenguaje; la forma exacta que elegimos para comunicarnos. Nuestras palabras. Nuestra actitud.

Así de sencillo resulta cambiar el mundo.

Bueno... pues en este hay remanencias del tan comentado relato de la semana pasada... pecaría de lo mismo que lo que comenté del anterior, saturación de palabras que necesitan diccionario... personalmente me resulta un poco incomodo para una extensión tan corta, que además normalmente se lee en lotes y puede llegar un momento que digas, paso al siguiente. Luego sobre el tema de posicionarse sobre Sapir y Whorf... bueno, pues da para debate también. me hubiese gustado todo mucho más asequible, por ejemplo, para cualquiera que no hubiese leido el micro de la semana pasada

rudicio escribió:Zorionak, Rhonda ta koi!!

salakov escribió:

Toro escribió:

2. Elegía por el viejo mundo (buenos tiempos para la lírica)

Todo testimonio responsable compromete una experiencia poética de la lengua.
—Jacques Derrida—

No tardaron en aparecer los primeros síntomas: «amo tu rostro arrebolado», «me pierdo en el horizonte de tu surco nasogeniano», «mi pulso es el nistagmo de tu mirada», comenzó a pronunciar la gente. El lenguaje poético apareció como por ensalmo. Se acabaron los términos vulgares, las alocuciones vagas, los chabacanos insultos, toda la sociedad esforzada en utilizar vocablos precisos, es más, hermosos. El Congreso tornó un templo de la educación, los estadios de fútbol en coliseos del civismo. No faltaban los desmayos poéticos, a menudo rayanos en lo cursi, pero todos apreciaban la intención de los neorapsodas. Si alguien no conocía una palabra corría a buscarla para incorporarla a su vocabulario, nadie se sentía acomplejado. Sapir y Whorf se equivocaban, Derrida tenía razón: la lengua no condiciona la mente, es el lenguaje; la forma exacta que elegimos para comunicarnos. Nuestras palabras. Nuestra actitud.

Así de sencillo resulta cambiar el mundo.

Bueno... pues en este hay remanencias del tan comentado relato de la semana pasada... pecaría de lo mismo que lo que comenté del anterior, saturación de palabras que necesitan diccionario... personalmente me resulta un poco incomodo para una extensión tan corta, que además normalmente se lee en lotes y puede llegar un momento que digas, paso al siguiente. Luego sobre el tema de posicionarse sobre Sapir y Whorf... bueno, pues da para debate también. me hubiese gustado todo mucho más asequible, por ejemplo, para cualquiera que no hubiese leido el micro de la semana pasada

Remanencias, hoygan. Una capacidad magnética. Eso hay.



No reminiscencias, ni tan siquiera rastros remanentes, no. Remanencias.

Fliping.

Koikila escribió:

rudicio escribió:Zorionak, Rhonda ta koi!!

Gracias!!

5. Otro costal de harina (que no harina de otro costal)

No tardaron en aparecer los primeros síntomas: el dolor remitió, la luz cegó sus velados ojos, las piernas lo sujetaban con fuerza y sus manos se crisparon como tenazas clavando las uñas en las palmas, el aire anegó sus pulmones...
El pérfido Lucifer sonreía complacido ante el asombro que el viejo molinero mostró al notar como la piel de su cara se tersaba hasta sepultar aquel mar de arrugas, amén de una fuerte presión en la entrepierna.
El agua volvió a correr con fuerza arroyo abajo, las muelas de la aceña cobraron vida con un lúgubre quejido:  ñiiiiijourlpromñiiiiiii.
El molinero se amustió al oírlo
—No me jodas, hombre. ¿Otra vida entera a trabajar solo y sin hembra que llevarme al granero?
—Volver a ser joven fue el precio que pusiste a tu alma, molinero del demonio —nunca mejor dicho—. Podías haber pedido ser alguien con más suerte, imbécil.

6. Aire Limpio
     
No tardaron en aparecer los primeros síntomas. Al comienzo era una tos persistente, después insuficiencia respiratoria. La contaminación y la deforestación se habían acelerado exponencialmente hasta llegar a un punto sin retorno: el aire era escaso y el que quedaba, tóxico. En pocos meses, un tercio de la población mundial -los más débiles, siempre ellos- perdió la vida.

Por fortuna, unos tipos de Australia diseñaron una máquina capaz de producir aire limpio. Millones de ellas fueron instaladas por todo el planeta, funcionando 24/365, y así, como sucedía en Marte en aquella gran película, se consiguió crear una nueva atmósfera. Los costes fueron incalculables. Ignorando las protestas, se estableció un despiadado “Impuesto Global de Inhalación”, obligatorio para todo ser humano.

-Hemos respirado por encima de nuestras posibilidades -dijeron, los muy sinvergüenzas, para justificarlo.

Nos habían vendido el problema. Ahora teníamos que pagar también por la solución.

7. Sin mirar atrás

No tardaron en aparecer los primeros síntomas. El brebaje hacía su efecto; el dolor y el intenso picor crecían por momentos, pero lo soportaría para huir de su vida miserable y de esa enloquecedora mujer a la que una vez quiso.
El dolor fue remitiendo mientras sus recuerdos se desvanecían. Distinguía los olores de cada matorral, el de cada piedra y el del miedo del conejo que se escondía a su derecha. Corrió por el monte con la libertad y la alegría de sentirse plenamente vivo y se detuvo a aullar prolongadamente bajo las estrellas.
Entonces lo sintió, ese olor tan familiar y querido. Corrió hacia la casa y la vio.
− ¡Vaya, qué perrito tan mono!, ¡ven aquí, anda! Siéntate aquí conmigo a esperar a mi marido, se alegrará mucho de conocerte.
Y mientras ella acariciaba su cabeza, se durmió a sus pies, lleno de felicidad.

8. Orígenes

No tardaron en aparecer los primeros síntomas: temperatura corporal de 36'7 grados celsius, saturación de oxígeno en sangre del 97%, sin presencia de asfixia al caminar grandes distancias o subir al segundo piso por la escalera de peldaños, facilidad de deglución y desaparición de la tonalidad cianótica de la piel.
En seguida llamé a uno de los maestres sanitarios para ponerlo en conocimiento de mi estado. Tras la incredulidad de éste, fui trasladado a una de las cámaras de observación donde se me examinó en profundidad para corroborar que todos los síntomas eran ciertos y persistían. Veía como deliberaban al otro lado de la ventana todo el cónclave sanitario, y tras un largo tiempo se acercaron al micrófono y me comunicaron por el altavoz de la cámara la decisión tomada:
-Se ha decidido que permanezcas cuarenta días en aislamiento. Eres lo que los antiguos manuscritos denominaban una "persona sana".

9. Confortablemente entumecido

No tardaron en aparecer los primeros síntomas, todos familiares. Un pinchazo al tragar, los escalofríos, la frente en llamas. La mano adulta que dice fiebre, anginas, cama. La primera noche con el sudor entre sábanas y los sueños entre alambres. Pesadillas que saben a infección y a manchas blancas.

Y luego el doctor y mamá con el desayuno en bandeja. La cabeza agradablemente embotada, el mercurio bajo el brazo, los ruidos de casa que nunca oyes desde clase. Papá con el tebeo de Tintín recién traído del quiosco, los abuelos que vienen a verte. Y se sientan y habláis y las piernas duelen. Friegas con alcohol, la tele pequeña a los pies de la cama. Dibujos animados entre semana, libros de aventuras.

Tan vívida como aquellos agostos y aquellas Navidades, la ceremonia con la que creces varios centímetros cada invierno y que, entonces no lo sabes, recordarás toda tu vida.

10. El sueño interrumpido

No tardaron en aparecer los primeros síntomas: agotamiento, una persistente fiebre, después llegaron las alucinaciones. De nuevo estaba dentro, en aquel lugar donde el oro brillaba por todas partes, donde había cosas maravillosas, increíblemente intactas después de tres mil años. El descubrimiento había causado sensación, y todo había sucedido gracias a su fortuna y al entusiasmo de su compatriota, que no había dejado de buscar la tumba durante tantos años. Se habían convertido en héroes, hasta que un día sintió la picadura de un mosquito. Ahora la máscara del joven rey lo miraba fijamente, reclamándolo. De repente, las luces de El Cairo se apagaron y un perro empezó a aullar en la lejana Inglaterra. Pronto llegaría el turno para los demás.

Rhonda escribió:Pues no sé quién de los dos molaba más en su plenitud. Me pirran The Jam, me pirran los Smiths.

Salv, el lunes fui a ver a Johnny Marr. Qué tío, está en una forma espléndida y en directo canta mejor que en los discos. Reivindica mucho su presente (casi todo el concierto fueron temas de sus discos en solitario), pero cuando se pone a tocar temas de los Smiths, ay... No tiene la voz, claro, pero tiene LA guitarra. Cayeron The Headmaster's Ritual, Bigmouth Strikes Again, Last Night I Dreamt...,  How Soon Is Now, Please, Please..., There Is a Light (y vi montones de ojos brillantes y llorosos) y cerraron con You just haven't earned it... Y sonaron gloriosísimas. Lo amé.

Troy Mc Clure escribió:no pueden faltar los Smiths en un topic lleno de gente con gafas

Nomeko7 escribió:

Troy Mc Clure escribió:no pueden faltar los Smiths en un topic lleno de gente con gafas

Eso es operable.

Toro a las 14:53 escribió:A comer!!!

11. ...corazón que no siente

Más al fin como serpiente morderá,
Y como áspid dará dolor.
–Proverbios 23:32–

No tardaron en aparecer los primeros síntomas. La segunda noche desperté repentinamente, entre sudores fríos. Todo mi cuerpo se convulsionaba como si una corriente eléctrica lo recorriera. Me incorporé sobre la cama, con la respiración acelerada. Una hilera de hormigas correteaban por mis brazos. Traté de quitármelas de encima, lacerando mi piel con las uñas. En las sábanas, media docena de arañas se colaban entre mis pies, que intentaban apartarlas imitando un pedaleo frenético. Me levanté de un salto, con sensación de vértigo y la nuca erizada. A trompicones me dirigí hacia el mueble bar, de cuyo interior saqué una botella. Tomé un vaso y, con mano temblorosa, vertí tres dedos de licor. Lo apuré de un solo trago, sintiendo cómo calentaba mi cuerpo. Más calmado, regresé a la habitación antes de que mi mujer –convencida de que estaba rehabilitado– se despertara. Me acosté, y comencé a sollozar en silencio.

12. Os lo dije

No tardaron en aparecer los primeros síntomas tras jubilarse. Mirando atrás, pienso que el origen de todo pudo ser el exceso de tiempo libre o esos programas conspiranoicos que devoraba a pesar de la inquietud que le causaban. Su conducta se volvió progresivamente más excéntrica y su discurso más apocalíptico. En las contadas ocasiones que se aventuraba al exterior, lo hacía con una mascarilla anti-alergias y un traje anti-radiación. El colofón llegó, cuando convencido de una inminente catástrofe se compró un ataúd en el que comenzó a dormir a fin de familiarizarse. Mostrando una escasa empatía, la gente convirtió a nuestro protagonista en el hazmerreír del barrio.

Desde detrás del cordón policial observo las labores de rescate. La explosión ha sido terrible y han sacado ya más de veinte cadáveres. Semienterrado en los escombros hay un ataúd, si no me tomaran por loco aseguraría que alguien grita en su interior.

13. El mal menor

No tardaron en aparecer los primeros síntomas en Estados Unidos de la pandemia que había devastado Europa. La mortífera plaga sólo atacaba a hombre adultos, que fallecían a los pocos días entre pústulas gangrenosas y dolores terribles. Las mujeres y los niños eran inmunes. Todo esfuerzo profiláctico o paliativo era inútil. Ni las más férreas cuarentenas evitaban el contagio y muerte, ni los cuidados más esmerados el sufrimiento atroz. Las médicas y las empleadas de pompas fúnebres no daban abasto. La aterrorizada población masculina mundial se diezmaba, era cuestión de semanas que no quedara ni un sólo hombre mayor de dieciséis años vivo. A lo largo del mundo, equipos de investigadoras se afanaban en encontrar la cura del terrorífico mal. Las esperanzas estaban puestas en la prestigiosa patóloga Valérie Merlot, pionera en la investigación de enfermedades infecciosas raras.
Pero Valérie simplemente aparentaba buscar la vacuna de aquello que había creado.

14. Buscando la mente colmena

No tardaron en aparecer los primeros síntomas de la conexión cerebélica; estornudos esporádicos si un compañero tenía resfriado, escalofríos mientras otro entraba en la ducha…  El escuadrón comenzó los experimentos dos semanas antes, cuando el doctor Miller incrustó los aguijones conectores en nuestras cavidades occipitales.
Las conexiones sinápticas se habían ido fortaleciendo. El punto de inflexión fue la tarde que Harris sintió súbitamente un tacto familiar, un sabor conocido, y el olor íntimo de su esposa, estando de maniobras. Volvió a casa, disparando en el hombro a Rodríguez, lo que hizo caer a Walker y Anderson al suelo del dolor. El odio por la traición alcanzó a Nelson, Parker y Evans; la escalada aumentaba.
Abortaron el experimento cuando Collins murió y arrastró instantáneamente a Stewart.
Pero el daño ya era irreparable. Estábamos unidos a Collins y Stewart. Cuando pruebas esa tranquilidad te obsesionas, este es mi segundo intento de suicidio.

15. Ansia de pertenencia.

Shows me colours when there’s none to see.
Gives me hope when I can’t believe.
- Paul D. Hewson

No tardaron en aparecer los primeros. Síntomas clásicos como la apatía y la mala alimentación. Poco después, otra oleada. Síntomas nuevos, pero claros. Conversaciones en voz baja por los pasillos. Miradas cómplices entre chicos sin relación aparente…
Y nadie hizo nada.
Y de repente camisetas con triángulos. Cada vez más chavales con camisetas llenas de triángulos. Negras con un triangulo verde, estampados de leopardo con cientos de triángulos de colores fluorescentes… triángulos en todas partes.
Una mañana empezaron a verse triángulos tatuados.
Y nadie hizo nada.
Y un día de invierno, la primera paliza. A Miqui, el gordito de octavo. Por llevar una chaqueta con el logotipo de The Jam.
Pero luego llego la primavera y el sol y las hormonas volvieron a llevar las cosas por sus cauces.
Los tatuajes no desaparecieron, pero convirtieron a algunos en seguidores de Pink Floyd.

16. Caninoguana.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas en Kako. Había comido bizcocho.

17. Mudas limpias

No tardaron en aparecer los primeros síntomas, confirmando el aciago diagnóstico. La genética provocaba que la situación se repitiese 30 años después, y se oteaba ya el fatal desenlace.

Todavía le castigaba el sufrimiento que le provocó la fugaz degeneración de la que fue testigo en su juventud. Siempre había recordado la devoción fraguada durante años, que había quedado sepultada bajo los montones de ropa interior que recogió del piso de su padre en pleno luto. Ahora veía pasar su vida llena de premeditada soledad en las noches en las que el miedo y el dolor le dejaban descansar. Había huido de todo vínculo emocional para evitarle un tormento similar a cualquiera que pudiera haberle amado.

Sin embargo, cuando llegó el momento, postrado con la única compañía itinerante de algún enfermero, lo único en lo que podía pensar es en quién se iba a encargar de su ropa interior

18. Diagnosis

No tardaron en aparecer los primeros síntomas. Aterrizamos el viernes a mediodía de nuestro viaje por el África subtropical y por la tarde ya estaba en Internet buscando qué le pasaba. Pasó el fin de semana y completó una lista en la que mezclaba síntomas y autodiagnóstico sin ton ni son: acidez de estómago, beriliosis, chikungunya, ébola, golpe de calor, hernia discal, impétigo, juanetes, kala-azar, listeriosis, malaria, narcolepsia, orquitis, pie de atleta, rinitis, sepsis, tendinitis, úlcera gastroduodenal (¡jurl!), varicela, varices, vértigo y vigorexia (en la v se vino arriba)
El lunes le acompañé al médico. Cuando acabó de explicarse y leer sus conclusiones, el doctor habló:
-Lo que le pasa es que es usted hipocondriaco
A lo mejor se me escapó una carcajada. No estoy segura. Sí recuerdo que me miró y entre furioso y triunfante casi gritó
-¿Ves? Y tú decías que no tenía nada.

Stoneheart escribió:19. Ya si eso.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas y nosotros no estábamos preparados, pero no parecían peligrosos.

Sudoración, palpitaciones, aumento del ritmo cardíaco.

 Los ancianos del lugar predijeron rápidamente que tendríamos que recuperar cada centímetro.

Aspirinas, bicarbonato, enjuagues con limón.

 En cambio, los más creyentes sugirieron otras alternativas, confiando en la posibilidad de recuperación milagrosa de nuestro cuerpo huésped.

Traumeel y otras mierdas homeopáticas

Los leucocitos, sin embargo, estaban apostados en las esquinas, acechantes, pero cuando empezaron a trabajar ya era tarde.

 Hipertermia, encefalitis, muerte súbita.

Hank escribió:Torazoshow!!

Toro escribió:

Stoneheart escribió:19. Ya si eso.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas y nosotros no estábamos preparados, pero no parecían peligrosos.

Sudoración, palpitaciones, aumento del ritmo cardíaco.

 Los ancianos del lugar predijeron rápidamente que tendríamos que recuperar cada centímetro.

Aspirinas, bicarbonato, enjuagues con limón.

 En cambio, los más creyentes sugirieron otras alternativas, confiando en la posibilidad de recuperación milagrosa de nuestro cuerpo huésped.

Traumeel y otras mierdas homeopáticas

Los leucocitos, sin embargo, estaban apostados en las esquinas, acechantes, pero cuando empezaron a trabajar ya era tarde.

 Hipertermia, encefalitis, muerte súbita.

Lo que más me ha gustado del relato es el ritmo y la estructura. La repetición en las líneas pares de enumeraciones que van narrando los elementos de cada una de esas fases. Me recuerda a un micro de sugar que ganó y empezaba con leche cacao avellanas y... y luego iba repitiendo 3 elementos que representaban la edad de la prota en ese momento. Parece que además hay una intención de concienciación por el tironcito de orejas a la homeopatía y porque no hay un solo fármaco oficial en las enumeraciones. Fue tarde, con remedios caseros y homeopatía, el relato deja muy claro quien vence.

Toro escribió:

Hank escribió:Torazoshow!!

Stoneheart escribió:20. Acetatos de Vinagre S.L.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas de malestar entre los trabajadores de Acetatos de Vinagre S.L. Francisco Carrascosa, hijo del director general, acababa de entrar a trabajar en la empresa y todos sabían que era un completo inútil. Prestos corrieron a hacerle la pelota y rendirle pleitesía. Había que ganarse su favor antes de que la empresa terminara de irse a pique.  

Francisco Carrascosa se sentía realmente cansado ante su situación. Todos pensaban, incluso el mismo, que no valía para el puesto. Pero una vez más había acabado haciendo lo que su padre le ordenaba.

Años después Acetatos de Vinagre S.L. había sido vendida a la editorial Innsmouth  Children Books, experta libros para niños. El dinero obtenido fue suficiente para que los ex trabajadores tuvieran para vivir el resto de sus vidas. Todo había salido perfecto, hasta el día en el que empezaron a desaparecer de forma misteriosa…

Sugar Bug escribió:

Toro escribió:

Stoneheart escribió:19. Ya si eso.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas y nosotros no estábamos preparados, pero no parecían peligrosos.

Sudoración, palpitaciones, aumento del ritmo cardíaco.

 Los ancianos del lugar predijeron rápidamente que tendríamos que recuperar cada centímetro.

Aspirinas, bicarbonato, enjuagues con limón.

 En cambio, los más creyentes sugirieron otras alternativas, confiando en la posibilidad de recuperación milagrosa de nuestro cuerpo huésped.

Traumeel y otras mierdas homeopáticas

Los leucocitos, sin embargo, estaban apostados en las esquinas, acechantes, pero cuando empezaron a trabajar ya era tarde.

 Hipertermia, encefalitis, muerte súbita.

Lo que más me ha gustado del relato es el ritmo y la estructura. La repetición en las líneas pares de enumeraciones que van narrando los elementos de cada una de esas fases. Me recuerda a un micro de sugar que ganó y empezaba con leche cacao avellanas y... y luego iba repitiendo 3 elementos que representaban la edad de la prota en ese momento. Parece que además hay una intención de concienciación por el tironcito de orejas a la homeopatía y porque no hay un solo fármaco oficial en las enumeraciones. Fue tarde, con remedios caseros y homeopatía, el relato deja muy claro quien vence.

15.  Ya dejé de joder con la pelota.

Leche, cacao, avellanas y el placer de rascarme la cabeza con tu barba mientras desayunaba sentada en tus rodillas y escuchábamos aquella cinta de Joan Manel Serrat. Sentada encima de ti, en mi posición de privilegio, comíamos churros con chocolate en la mesa del jardín.
Leche, café, gritos y resacas que intentaba disimular mientras me gritabas a las nueve de la mañana:  ¿Dónde coño estuviste hasta las siete de la mañana? ¿Y porqué hay una oca y un enano de piedra en el garage? El camino a la ducha se me antojaba una distancia enorme.
Leche, café descafeinado,  botellines vacíos y el peso de dos perros sobre mí en el sofá.  La distancia desde casa hasta el minúsculo ático del Raval se hacía cada día más grande.
Leche de soja, café descafeinado, lágrimas y un sillón vacío al lado de tu lámpara art-decó. Y un hueco en mi pecho.

https://www.foroazkenarock.com/t59172-micros-3-30-voten-en-topic-de-votos-utilicen-el-comodin

Hank escribió:

Toro escribió:

Hank escribió:Torazoshow!!

qué grande eres, joder, y Reggy... siempre lo he dicho, desde que estáis aquí dentro todo es diferente...

Toro escribió:

Sugar Bug escribió:

Toro escribió:

Stoneheart escribió:19. Ya si eso.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas y nosotros no estábamos preparados, pero no parecían peligrosos.

Sudoración, palpitaciones, aumento del ritmo cardíaco.

 Los ancianos del lugar predijeron rápidamente que tendríamos que recuperar cada centímetro.

Aspirinas, bicarbonato, enjuagues con limón.

 En cambio, los más creyentes sugirieron otras alternativas, confiando en la posibilidad de recuperación milagrosa de nuestro cuerpo huésped.

Traumeel y otras mierdas homeopáticas

Los leucocitos, sin embargo, estaban apostados en las esquinas, acechantes, pero cuando empezaron a trabajar ya era tarde.

 Hipertermia, encefalitis, muerte súbita.

Lo que más me ha gustado del relato es el ritmo y la estructura. La repetición en las líneas pares de enumeraciones que van narrando los elementos de cada una de esas fases. Me recuerda a un micro de sugar que ganó y empezaba con leche cacao avellanas y... y luego iba repitiendo 3 elementos que representaban la edad de la prota en ese momento. Parece que además hay una intención de concienciación por el tironcito de orejas a la homeopatía y porque no hay un solo fármaco oficial en las enumeraciones. Fue tarde, con remedios caseros y homeopatía, el relato deja muy claro quien vence.

15.  Ya dejé de joder con la pelota.

Leche, cacao, avellanas y el placer de rascarme la cabeza con tu barba mientras desayunaba sentada en tus rodillas y escuchábamos aquella cinta de Joan Manel Serrat. Sentada encima de ti, en mi posición de privilegio, comíamos churros con chocolate en la mesa del jardín.
Leche, café, gritos y resacas que intentaba disimular mientras me gritabas a las nueve de la mañana:  ¿Dónde coño estuviste hasta las siete de la mañana? ¿Y porqué hay una oca y un enano de piedra en el garage? El camino a la ducha se me antojaba una distancia enorme.
Leche, café descafeinado,  botellines vacíos y el peso de dos perros sobre mí en el sofá.  La distancia desde casa hasta el minúsculo ático del Raval se hacía cada día más grande.
Leche de soja, café descafeinado, lágrimas y un sillón vacío al lado de tu lámpara art-decó. Y un hueco en mi pecho.

https://www.foroazkenarock.com/t59172-micros-3-30-voten-en-topic-de-votos-utilicen-el-comodin

Es la hostia.... Ojala alguna vez pueda escribir algo parecido

Stoneheart escribió:21. Fum fum fum

No tardaron en aparecer los primeros síntomas de descomposición, ya que la abuela llevaba tres días muerta. La habían atado a la silla con cuerdas y le habían puesto delante el primer plato. Anabel sorbía la sopa en silencio sin apartar la vista del plato, para evitar la visión del rostro del cadáver. El olor que se mezclaba con el de la comida, sin embargo, era imposible de ignorar, y a cada bocado, Anabel reprimía las náuseas.
─Ten un poco de paciencia, hija ─le habían dicho sus padres antes de empezar, en ese tono conciliador del que sabe que nunca encontrará oposición─. El tete quiere que la abuela esté con nosotros por Navidad. Y ya sabes que al tete siempre hay que hacerle caso.
Sentado en el regazo de mamá, su hermano pequeño aporreaba la mesa con los cubiertos gritando “¡tu-rrón! ¡tu-rrón!”.

Sugar Bug escribió:

Toro escribió:

Sugar Bug escribió:

Toro escribió:

Stoneheart escribió:19. Ya si eso.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas y nosotros no estábamos preparados, pero no parecían peligrosos.

Sudoración, palpitaciones, aumento del ritmo cardíaco.

 Los ancianos del lugar predijeron rápidamente que tendríamos que recuperar cada centímetro.

Aspirinas, bicarbonato, enjuagues con limón.

 En cambio, los más creyentes sugirieron otras alternativas, confiando en la posibilidad de recuperación milagrosa de nuestro cuerpo huésped.

Traumeel y otras mierdas homeopáticas

Los leucocitos, sin embargo, estaban apostados en las esquinas, acechantes, pero cuando empezaron a trabajar ya era tarde.

 Hipertermia, encefalitis, muerte súbita.

Lo que más me ha gustado del relato es el ritmo y la estructura. La repetición en las líneas pares de enumeraciones que van narrando los elementos de cada una de esas fases. Me recuerda a un micro de sugar que ganó y empezaba con leche cacao avellanas y... y luego iba repitiendo 3 elementos que representaban la edad de la prota en ese momento. Parece que además hay una intención de concienciación por el tironcito de orejas a la homeopatía y porque no hay un solo fármaco oficial en las enumeraciones. Fue tarde, con remedios caseros y homeopatía, el relato deja muy claro quien vence.

15.  Ya dejé de joder con la pelota.

Leche, cacao, avellanas y el placer de rascarme la cabeza con tu barba mientras desayunaba sentada en tus rodillas y escuchábamos aquella cinta de Joan Manel Serrat. Sentada encima de ti, en mi posición de privilegio, comíamos churros con chocolate en la mesa del jardín.
Leche, café, gritos y resacas que intentaba disimular mientras me gritabas a las nueve de la mañana:  ¿Dónde coño estuviste hasta las siete de la mañana? ¿Y porqué hay una oca y un enano de piedra en el garage? El camino a la ducha se me antojaba una distancia enorme.
Leche, café descafeinado,  botellines vacíos y el peso de dos perros sobre mí en el sofá.  La distancia desde casa hasta el minúsculo ático del Raval se hacía cada día más grande.
Leche de soja, café descafeinado, lágrimas y un sillón vacío al lado de tu lámpara art-decó. Y un hueco en mi pecho.

https://www.foroazkenarock.com/t59172-micros-3-30-voten-en-topic-de-votos-utilicen-el-comodin

Es la hostia.... Ojala alguna vez pueda escribir algo parecido

esa lámpara está en mi casa. sin colgar desde hace dos mudanzas.

(está basado en gentes reales, pero solo hasta Raval.

Stoneheart escribió:22. Fiebre de agosto.

No tardaron en aparecer los primeros síntomas. Era fin de semana, agosto noche, la música escapaba de los bares; mucha gente guapa dentro y fuera. Se arregló un poco y fue calle abajo. El vientre la desgarraba y cada poco resonaban arcadas secas en los callejones, pero ni escalofríos ni empujones evitaron que se metiera en el local más cargado. Veía las caras borrosas, pero siguió las luces y se llegó hasta la barra. Cuando recuperó la compostura lanzó una mirada indecente a todas las bellezas, universitarios y modernos botellín en mano. Elegirlo fue tan fácil que le pareció deshonesto. Rió por dentro. Acabaron en su casa con una última raya; luego ella lo tumbó en la cama para subirse encima, se inclinó hasta que los pechos tocaron su cara. Todas las ventanas estaban abiertas para refrescar su cuerpo empapado y que la luna no errara.

Toro escribió:

6. Aire Limpio
     
No tardaron en aparecer los primeros síntomas. Al comienzo era una tos persistente, después insuficiencia respiratoria. La contaminación y la deforestación se habían acelerado exponencialmente hasta llegar a un punto sin retorno: el aire era escaso y el que quedaba, tóxico. En pocos meses, un tercio de la población mundial -los más débiles, siempre ellos- perdió la vida.

Por fortuna, unos tipos de Australia diseñaron una máquina capaz de producir aire limpio. Millones de ellas fueron instaladas por todo el planeta, funcionando 24/365, y así, como sucedía en Marte en aquella gran película, se consiguió crear una nueva atmósfera. Los costes fueron incalculables. Ignorando las protestas, se estableció un despiadado “Impuesto Global de Inhalación”, obligatorio para todo ser humano.

-Hemos respirado por encima de nuestras posibilidades -dijeron, los muy sinvergüenzas, para justificarlo.

Nos habían vendido el problema. Ahora teníamos que pagar también por la solución.

Curiosa analogía con las hipotecas, es el sabor de boca que me deja, sobre todo tras el uso de la manida frase "por encima de nuestras posibilidades". Tintes distópicos, pero terriblemente factibles, lo que deja un poso de scifi que personalmente siempre agradezco... Me llama la atención la alusión a Australia, me gustaría saber por qué esa elección. La moraleja parece decir que por muy gordo que parezca el problema que tenemos, siempre hay uno más gordo y es el esclavismo al sistema capitalista. Se puede estar de acuerdo en ello o no, pero la propuesta es muy interesante.

Toro escribió:

7. Sin mirar atrás

No tardaron en aparecer los primeros síntomas. El brebaje hacía su efecto; el dolor y el intenso picor crecían por momentos, pero lo soportaría para huir de su vida miserable y de esa enloquecedora mujer a la que una vez quiso.
El dolor fue remitiendo mientras sus recuerdos se desvanecían. Distinguía los olores de cada matorral, el de cada piedra y el del miedo del conejo que se escondía a su derecha. Corrió por el monte con la libertad y la alegría de sentirse plenamente vivo y se detuvo a aullar prolongadamente bajo las estrellas.
Entonces lo sintió, ese olor tan familiar y querido. Corrió hacia la casa y la vio.
− ¡Vaya, qué perrito tan mono!, ¡ven aquí, anda! Siéntate aquí conmigo a esperar a mi marido, se alegrará mucho de conocerte.
Y mientras ella acariciaba su cabeza, se durmió a sus pies, lleno de felicidad.

Reconozco que en la primera lectura no había atribuido a la demencia o al Alzheimer la historia, pero ahora cobra todo el sentido. Historia redonda, donde supongo que además el perro sufre los estragos de la enfermedad de la cuidadora, algo que suele ir ligado a estas enfermedades... y la desoladora escena de que a pesar de su enfermedad esa parece su única compañía. Y la fidelidad en el comportamiento del animal, como vuelve al hogar, casi el enfado le dura lo mismo que la indigestión. Me parece que el conjunto, está muy redondeado, quizá, por decir algo, una pista más sobre la enfermedad se puede agradecer o evitar que alguien no lo capte por ese sentido...

Toro escribió:

Stoneheart escribió:21. Fum fum fum

No tardaron en aparecer los primeros síntomas de descomposición, ya que la abuela llevaba tres días muerta. La habían atado a la silla con cuerdas y le habían puesto delante el primer plato. Anabel sorbía la sopa en silencio sin apartar la vista del plato, para evitar la visión del rostro del cadáver. El olor que se mezclaba con el de la comida, sin embargo, era imposible de ignorar, y a cada bocado, Anabel reprimía las náuseas.
─Ten un poco de paciencia, hija ─le habían dicho sus padres antes de empezar, en ese tono conciliador del que sabe que nunca encontrará oposición─. El tete quiere que la abuela esté con nosotros por Navidad. Y ya sabes que al tete siempre hay que hacerle caso.
Sentado en el regazo de mamá, su hermano pequeño aporreaba la mesa con los cubiertos gritando “¡tu-rrón! ¡tu-rrón!”.

Gran resolución. Me gusta mucho... que bien expresado el sometimiento a los habituales "hijos - tirano". Es uno de mis mayores miedos la verdad, tiene que ser de dificil control. En algún momento pensaba que el tete era algún "padrino" de la familia, un puesto importante, o incluso algún monstruo que lo tenía sometido, pero joder, es mucho más terrorífico y realista el desenlace. Me hubiese encajado perfectamente que la escena fuese un 15 de Agosto además, para redondearla. Muy bien transmitida la escena, la tiranía y el miedo y aceptación de la misma

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