RONDA 11 - III EDICIÓN DEL PAVOROSO CONCURSO DE MICRORRELATOS AZKENEROS - Cerramos a las 21 votaciones

silver escribió:13 - Una de esas
Max apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo en el cenicero. Se levantó del taburete, cogió su chaqueta y se disponía a salir cuando vio que su copa volvía a estar llena. Sorprendido, buscó con la mirada al camarero, pero estaba hablando con un cliente al otro lado de la barra. Instintivamente miró el cenicero y allí estaba su cigarrillo, entero, recién encendido. Miró a uno y otro lado, pero no había nadie a su alrededor. Tras unos segundos de indecisión, Max volvió a colgar la chaqueta y se sentó en el taburete. Cogió el cigarrillo del cenicero y le dio un largo sorbo a su gin fizz. Aquella tenía pinta de ser una de esas noches.

silver escribió:12- Pequeñas cosas
Margaret apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo mientras miraba desafiante al camarero. Al entrar la había mirado con desdén, luego abiertamente con desprecio. Se obligó a estar unos minutos más. Sentía el murmullo a su espalda, risas burlonas, algún silbido, nada que no esperase. Se pasó la mano por el pelo, ahora muy corto. Su madre había llorado tanto al verla...¿quién va a querer casarse contigo así? su padre estaba furioso y arrepentido de haber permitido que siguiera estudiando. Demasiado tarde. Se colocó los guantes y el sombrero ,se ajustó cuidadosamente la cinta tricolor y salió a la calle. Ya está. Claro que sólo era un whisky y un cigarrillo en un bar, pero ahora sabía la importancia de estos pequeños detalles. Somos imparables, somos la mitad de la humanidad, pronto podremos votar, podremos ser lo que queramos, el mundo también es nuestro. Se sentía volar. Sonrió mientras iba al encuentro de sus hermanas.

silver escribió:13 - Una de esas
Max apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo en el cenicero. Se levantó del taburete, cogió su chaqueta y se disponía a salir cuando vio que su copa volvía a estar llena. Sorprendido, buscó con la mirada al camarero, pero estaba hablando con un cliente al otro lado de la barra. Instintivamente miró el cenicero y allí estaba su cigarrillo, entero, recién encendido. Miró a uno y otro lado, pero no había nadie a su alrededor. Tras unos segundos de indecisión, Max volvió a colgar la chaqueta y se sentó en el taburete. Cogió el cigarrillo del cenicero y le dio un largo sorbo a su gin fizz. Aquella tenía pinta de ser una de esas noches.

silver escribió:01 - LA MUERTE DE SABBATATH
Sadus apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo. De fondo, la embaucadora y épica música de Myrkur lo ponía todavía más cachondo. Hacía rato que su polla destilaba sudor y deseos de muerte. Mientras tanto, Sabbatath imploraba desnuda sobre la ensangrentada alfombra persa. Muchas antes habían muerto a manos del sádico Sadus. Y Sabbatath no iba a ser la excepción. Temía por su vida, y lloraba despavorida mientras chupaba desganada aquel enorme miembro. ¡Sadus, maldito hijodeputa! Aquel sótano destilaba macabro hedor, ampulosa decadencia; mientras The Ruins of Beverast inundaban con su hermoso sonido cada sucio recoveco de aquel viejo castillo del siglo XIX. Sadus reventó su esfínter, arrancó su delicado y sedoso pelo como si estuviera segando en los campos de Satán, descuartizó sus hermosos pechos de ansiada víctima; mientras su vagina se contraía cual molusco que anhela salvación, protección, cobijo… libertad.

silver escribió:02 - Chinaski
Hank apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo. Su vida había sido una sucesión de ambas cosas: alcohol y tabaco. Bares, peleas y prostíbulos baratos en la ciudad donde hasta la luz esconde suciedad. Dando tumbos, salió a la calle para vomitar. La ciudad de los Ángeles le recibió feliz como un bastardo el día del padre. ¿Qué era él: un factótum del autor o viceversa, el autor había construido su imagen derrotista gracias a él? Dudando de su fisicidad, de cuánto tenía de persona o de alter-ego, Hank se limpió los restos de comida de la boca. Encendió otro cigarro para quitarse el sabor. Un perro ladró a lo lejos y su eco quejumbroso resonó en la noche. Le dolía la cabeza.
¿Charles-Hank-Bukowski-Chinaski?
¿Cuál era su nombre? ¿Quién era él, personaje o autor? Aquel día Charles regresó a su cuchitril intranquilo, preocupado por haberse convertido en una caricatura.

silver escribió:03 - Sin título
El comisario apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo cerca de la clavícula del sospechoso, cuyo grito apagó el sonido de su propia carne ardiendo. Hacía mucho que había desistido en su empeño de no gritar.

—Y bien —dijo el comisario—, ¿hoy tampoco vas a contarme nada de provecho? ¿Me vas a hacer perder otra tarde? ¿Sabes cuántos días llevan mis hijas pidiéndome que las lleve al circo?

Ya conocía la trampa que encerraba esa última frase.

El sospechoso cerró los ojos, se seccionó la lengua de un fuerte mordisco y escupió un trozo de músculo ensangrentado sobre la cara del comisario, que reculó con repugnancia.

El dolor, comparado con las risas que había recibido como respuesta el primer día, cuando, buscando a un ser humano tras el uniforme, preguntó al comisario cómo pensaba explicar esto a sus hijas, tampoco fue para tanto.

silver escribió:04 - Sonriendo
Elena apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo, también el último de la cajetilla. No volvería a beber ni volvería a fumar. Le hubiera gustado que esa despedida tuviera una trascendencia especial, como esas escenas cinematográficas en las que sabes que el personaje va a emprender un camino decisivo. Ella, simplemente, iba a encerrarse en el hospital con su padre, a acompañarlo el tiempo que hiciese falta hasta que muriese. No había ninguna épica entre los tubos y los aparatos de la habitación; sus vidas habían sido sencillas y probablemente más apacibles que las de muchos. Sostuvo la mano de su padre un rato mientras le leía el periódico. Hueles a tabaco, dijo él, dame un cigarro. Llevaba quince años sin fumar.

Salió un momento al bar de enfrente como una autómata.

Luego fumaron a hurtadillas sonriendo.

silver escribió:05 - Terrones
Susana apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo mirando el terrón en la taza.
Suspiró al oír denegada su condicional por decimoséptima vez.
Miró con tristeza el azucarillo y su mente viajó a aquel verano del 69…
Carlos introduciendo aquel dulce terrón en sus deseosos labios ,el precioso pelo negro de Leslie brillando mientras bailaba descalza al son del álbum blanco ,el tejano revolcándose por la hierba , el rictus de severa madre superiora de Patricia y el olor del viejo Ford del 59 camino a casa de aquél rico pederasta judío…
Recuerdos de adolescentes trillizas con sus desenfadados vestidos azules riendo inconscientes y desafiantes al tribunal.
Podía sentir cómo el cáncer crecía dentro de ella disolviendo su materia como el café disolvía aquel terrón , pronto llegaria la oscuridad.
Una vida malgastada y añoranza por no haber sido tan lista como la niñata melindrosa de Linda.

silver escribió:06 - Un buen asiento
Julián apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo. Había sentido por primera vez su mirada fría y directa a sus ojos. Notó las ganas de estrangularle, el deseo infinito de que un mal bicho se cerniera sobre él. Puro odio. Le miraba con la fijeza de un asesino, como si de sus pupilas salieran rayos. Julián no dudó, que si pudiera, ahora mismo le mataría. No le conocía de nada y sin embargo le odiaba. ¿Por qué? No tardó en enterarse. En cuanto le vio despegar el culo del asiento se abalanzó sobre él como una leona hambrienta. ¿Todo ese odio era por ocupar su sitio preferido en la cafetería? Mientras salía, volvió un segundo la cabeza. Parecía apaciguada, como si hubiera dado caza ya a la presa.

silver escribió:07 - Human waste
Jack apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo en el cenicero que el viejo Stan le había dejado en la barra. La confianza, ya se sabe. Todos ellos, local incluido, habían vivido días mejores. La cocina, a oscuras. El linóleo, de un sospechoso tono crema. Botellas polvorientas delante del espejo...

Aquí era dónde se escondían de una sociedad que iba demasiado rápido, se reciclaba, reseteaba constantemente, y que los había dejado fuera del camino. Aquí se juntaban, rememorando viejos tiempos en las fábricas, en los campos, cuando se ganaban el sueldo con sudor y esfuerzo. Aquí se reconfortaban entre humo y tragos.

Recorrió con la mirada el resto de la barra, las mesas en penumbra, mujeres y hombres sin rostro. Esta miseria era lo único que, paradójicamente, les mantenía con vida. No suponían ya ninguna amenaza. La última generación de humanos auténticos, convertidos en experimento sociológico de Skynet

silver escribió:08 - Miedo
Arvydas apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo. Se pasó un buen rato en el bar pensando lo siniestra que le parece la mantis religiosa (más si cabe) cuando devora al macho tras el apareamiento. No se le antoja muy previsor ante este hecho cuando la está mirando frente a frente. Se los imagina callados, sin que ninguno emita voz alguna. Quizá el macho nunca ha pensado en romper el silencio, tener una charla después del acto, algo que lo salve. Así concluye su reflexión de hoy, caminando, un tanto ebrio, hacia su casa.

silver escribió:09 - Bloodyclip
Kurt apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo antes de comenzar su trabajo. Miró al centro de la sala, donde se encontraba Jeremy, completamente maniatado y amordazado.
Se acercó y se puso de cuclillas frente a él, mostrando una amplia sonrisa en su cara. Se lamió la mano y le dio dos suaves bofetadas en la mejilla.
Entonces se aproximó al radio cassette que se encontraba encima de la robusta mesa de mármol, junto a una pequeña cámara de vídeo. Pulsó el play y comenzó a grabar.
La canción de Pearl Jam sonó durante todo el proceso de descuartización, siguiendo, como siempre, el ritmo de la misma con cortes limpios y precisos.
Guardó los trozos en la cámara frigorífica y echó un vistazo al tracklist junto a la radio.

1.-Michelle
2.-Johnny
3.-Layla
4.-Jeremy
5.-Angie
6.-Alejandro
7.-Noelia
8.-Clint

Y tú, ¿cómo te llamas?.

silver escribió:10 - Cuestión de principios
Aarón apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo. La rubia platino cuya piel parecía enormemente pálida a la luz de la vela, lo maldijo por ser tan testarudo. Cerró sus ojos: visiones de un coche al ralentí en un garaje, carbonarcosis arrastrando todo su dolor mientras lentamente se sumergía en el sueño eterno.
-Olvida tus principios y te irá mucho mejor-le solían decir.
-Eso es como decir que follaré más si dejo que me den por el culo-contestaba siempre.
No, no lo doblegarían. Más pronto que tarde llegaría el momento de rendir cuentas, pero no llegaría cabizbajo y vencido a las puertas del cielo. Tal como Hunter S. Thompson preconizaba, se imaginó que más bien llegaba derrapando, al volante de un enorme Packard humeante. Entonces con una sonrisa dibujada en su rostro se levantó a duras penas, encendió un cigarro y se sirvió otra copa.

silver escribió:11 - Business as usual
R.M. apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo. La luz de la tarde se filtraba a través de la cortina, cortando en láminas el humo y el polvo que flotaban en su despacho, en perpetua penumbra. Se sirvió otro vaso, encendió otro cigarrillo y echó un vistazo al fichero. Ni un solo caso en dos meses. De seguir así, sus deudas a los dados debería saldarlas con algo más que un par de falanges rotas.
Al momento levantó la mirada, hasta entonces oculta bajo el Stetson. Una rubia despampanante acababa de entrar por la puerta. La clase de mujer que puede llevar a un hombre a la perdición con un simple contoneo de caderas.
Aquí tienes, Míchun, dijo la señora Matilde. El jefe quiere todos los balances cuadrados antes del viernes.
Míchun abrió el dossier con curiosidad. Un marido rico, una desaparición, una jugosa prima del seguro en juego…

silver escribió:12- Pequeñas cosas
Margaret apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo mientras miraba desafiante al camarero. Al entrar la había mirado con desdén, luego abiertamente con desprecio. Se obligó a estar unos minutos más. Sentía el murmullo a su espalda, risas burlonas, algún silbido, nada que no esperase. Se pasó la mano por el pelo, ahora muy corto. Su madre había llorado tanto al verla...¿quién va a querer casarse contigo así? su padre estaba furioso y arrepentido de haber permitido que siguiera estudiando. Demasiado tarde. Se colocó los guantes y el sombrero ,se ajustó cuidadosamente la cinta tricolor y salió a la calle. Ya está. Claro que sólo era un whisky y un cigarrillo en un bar, pero ahora sabía la importancia de estos pequeños detalles. Somos imparables, somos la mitad de la humanidad, pronto podremos votar, podremos ser lo que queramos, el mundo también es nuestro. Se sentía volar. Sonrió mientras iba al encuentro de sus hermanas.

silver escribió:13 - Una de esas
Max apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo en el cenicero. Se levantó del taburete, cogió su chaqueta y se disponía a salir cuando vio que su copa volvía a estar llena. Sorprendido, buscó con la mirada al camarero, pero estaba hablando con un cliente al otro lado de la barra. Instintivamente miró el cenicero y allí estaba su cigarrillo, entero, recién encendido. Miró a uno y otro lado, pero no había nadie a su alrededor. Tras unos segundos de indecisión, Max volvió a colgar la chaqueta y se sentó en el taburete. Cogió el cigarrillo del cenicero y le dio un largo sorbo a su gin fizz. Aquella tenía pinta de ser una de esas noches.

salakov escribió:3) Cierras... y al momento dejas la cerrazón en suspenso.

silver escribió:Dos opciones:
1)Cierro a las 16
2)Cierro a las 00:00 o la 01:00, vamos cuando regrese a casa.... Intentaría subir los relatos a través del móvil antes, eso sí...


Me decanto por la segunda opción

borogis escribió:

silver escribió:Dos opciones:
1)Cierro a las 16
2)Cierro a las 00:00 o la 01:00, vamos cuando regrese a casa.... Intentaría subir los relatos a través del móvil antes, eso sí...


Me decanto por la segunda opción

Silver yo te dejaré la estructura montada en un rato para que puedas incluir lo que llegue porque no podré estar ni a un a ni a otra hora...

silver escribió:17 - El prusés
Blas apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo, la cosa se estaba descontrolando, la academia había quedado con los soundistas para darse de hostias, directamente nada de retórica. De nada sirvieron los beneos temporales y la petición de cordura (el estado, no el grupo). Los microrrelatistas escribían largos textos defendiendo una y otra parte, pero nadie los leía. La sección laca no apoyaba a nadie, su lucha era otra y para los heavys ochenteros todo era una mierda.
Pero ya lo tenía decidido, después del tetasgate y de lo sufrido, Blas no quería volver a pasar por otra similar. Hoy cerraba el foro.

silver escribió:17 - El prusés
Blas apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo, la cosa se estaba descontrolando, la academia había quedado con los soundistas para darse de hostias, directamente nada de retórica. De nada sirvieron los beneos temporales y la petición de cordura (el estado, no el grupo). Los microrrelatistas escribían largos textos defendiendo una y otra parte, pero nadie los leía. La sección laca no apoyaba a nadie, su lucha era otra y para los heavys ochenteros todo era una mierda.
Pero ya lo tenía decidido, después del tetasgate y de lo sufrido, Blas no quería volver a pasar por otra similar. Hoy cerraba el foro.

silver escribió:Bueno, resumiendo

20 relatazos
Iré subiendo los que reciba a partir de ahora con el móvil, si puedo...
Cierro de madrugada



Gracias

Hank escribió:¿los beneos?

Sugar Bug escribió:

Hank escribió:¿los beneos?

escribir en el móvil es lo que tiene...

silver escribió:21 - Desamor

Apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo y
comenzó a contarme
que cuando anochece le inunda un tristeza que parece de otro mundo y quisiera
echarse a llorar de bruces
mientras la luz es sustituida por un sucedáneo eléctrico que radiografía la miseria humana;
que nunca coge el teléfono
porque no confía en si mismo, en lo que pueda decir, en los hechos que ha vivido ni en su manera de contárselos a nadie;
que sestea por la tarde, delante del televisor apagado, rememorando
versos que leyó en su juventud y aprendió con devoción y escribió en libretas
de hojas cuadriculadas que aún conserva
y a veces desearía tener al lado una mujer dulce que nunca nunca nunca le abandonase
sin tratar de arreglarlo.
porque uno nunca está preparado, dijo,
y además sabe demasiadas cosas
y luego se calló, mirándome sin verme,
apuntando al futuro con su desesperanza,
tierno.

Hank escribió:

silver escribió:21 - Desamor

Apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo y
comenzó a contarme
que cuando anochece le inunda un tristeza que parece de otro mundo y quisiera
echarse a llorar de bruces
mientras la luz es sustituida por un sucedáneo eléctrico que radiografía la miseria humana;
que nunca coge el teléfono
porque no confía en si mismo, en lo que pueda decir, en los hechos que ha vivido ni en su manera de contárselos a nadie;
que sestea por la tarde, delante del televisor apagado, rememorando
versos que leyó en su juventud y aprendió con devoción y escribió en libretas
de hojas cuadriculadas que aún conserva
y a veces desearía tener al lado una mujer dulce que nunca nunca nunca le abandonase
sin tratar de arreglarlo.
porque uno nunca está preparado, dijo,
y además sabe demasiadas cosas
y luego se calló, mirándome sin verme,
apuntando al futuro con su desesperanza,
tierno.

silver escribió:12- Pequeñas cosas
Margaret apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo mientras miraba desafiante al camarero. Al entrar la había mirado con desdén, luego abiertamente con desprecio. Se obligó a estar unos minutos más. Sentía el murmullo a su espalda, risas burlonas, algún silbido, nada que no esperase. Se pasó la mano por el pelo, ahora muy corto. Su madre había llorado tanto al verla...¿quién va a querer casarse contigo así? su padre estaba furioso y arrepentido de haber permitido que siguiera estudiando. Demasiado tarde. Se colocó los guantes y el sombrero ,se ajustó cuidadosamente la cinta tricolor y salió a la calle. Ya está. Claro que sólo era un whisky y un cigarrillo en un bar, pero ahora sabía la importancia de estos pequeños detalles. Somos imparables, somos la mitad de la humanidad, pronto podremos votar, podremos ser lo que queramos, el mundo también es nuestro. Se sentía volar. Sonrió mientras iba al encuentro de sus hermanas.

silver escribió:13 - Una de esas
Max apuró el último sorbo y apagó el cigarrillo en el cenicero. Se levantó del taburete, cogió su chaqueta y se disponía a salir cuando vio que su copa volvía a estar llena. Sorprendido, buscó con la mirada al camarero, pero estaba hablando con un cliente al otro lado de la barra. Instintivamente miró el cenicero y allí estaba su cigarrillo, entero, recién encendido. Miró a uno y otro lado, pero no había nadie a su alrededor. Tras unos segundos de indecisión, Max volvió a colgar la chaqueta y se sentó en el taburete. Cogió el cigarrillo del cenicero y le dio un largo sorbo a su gin fizz. Aquella tenía pinta de ser una de esas noches.