El topic de los hombres blancos de clase media hablando sobre Feminismo

JE_DD escribió:

alflames escribió:

JE_DD escribió:

pues ese ya hace 3 cosas más que yo, menos coñas....

rockero deprimido escribió:Lo que no es fake es un titular de ayer que decia:
"En las concentraciones, ellos juegan al Fornite, ellas leen y estudian"

Basura equiparable a lo de las rúbias.

Poisonblade escribió:

rockero deprimido escribió:Lo que no es fake es un titular de ayer que decia:
"En las concentraciones, ellos juegan al Fornite, ellas leen y estudian"

Basura equiparable a lo de las rúbias.

Bueno. Hay una realidad, que es que los futbolistas se ganan la vida de ello, y las futbolistas se tienen que buscar la vida estudiando y trabajando. Ese titular en realidad lo que quiere reflejar es eso..

Poisonblade escribió:https://twitter.com/Tioblancohetero/status/1140407294271922176

Anda que no se le ve el plumerillo..

Seco escribió:

RockRotten escribió:

Mi profesora de sociales me enseñó las diferencias entre izquierda y derecha en el colegio

Ella era del Opus, en un colegio público pero más viciao quel copón

Al menos conmigo le salió el tiro por la culata

Y yo salí de la carrera pensando que el keynesianismo era el santo grial. Y conste que no fue nada en plan exagerado, pero el sesgo era más que evidente.

sonic buzzard escribió:

Poisonblade escribió:https://twitter.com/Tioblancohetero/status/1140407294271922176

Anda que no se le ve el plumerillo..

No se puede ser mas gilipollas, añado.

Infernu escribió:Extraño caso en Galicia.

Sobre la totalitarización del gueto:
Del día en que me quise solidarizar y me hicieron prisionero de guerra.
 Ayer, primero de junio, fuimos convocados un numeroso grupo de activistas en la okupa compostelana O Aturuxo das Marías. Se trataba de una "alerta feminista", nos dijeron, era muy importante que fuéramos los hombres de los movimientos contestatarios gallegos, pues las compañeras tenían algo grave que decirnos. Sabíamos que se habían producido algunas agresiones dentro del entorno e intuíamos que aquello sería una llamada de atención colectiva al respecto.
 Allí aparecimos más de medio centenar de hombres relacionados de un modo u otro con el entorno activista. Muchos queríamos saber lo que había pasado y nos sentíamos comprometidos a tratar el tema y ofrecer algún tipo de respuesta. Otra gente que estaba convocada no pudo o quiso acudir. Tras una larga espera en la puerta de la okupa abrieron el paso y nos hicieron subir al piso de arriba. Allí, atónitos, nos encontramos con las ventanas y paredes empapeladas con nuestras fotos y nombres; al menos habría un centenar.
 De repente irrumpieron las chicas, superaban ampliamente la treintena, venían muy serias y enfadadas. Repartieron rotuladores  y nos dijeron que marcáramos un "si" sobre nuestras fotos los que se reconocieran a sí mismos como agresores. También nos conminaron a denunciar a los demás. Poco a poco la gente comenzó a señalarse a sí misma, en medio de un clima cada vez más enrarecido por la presión grupal. Algunos señalaban también a otros; hubo quién marcó absolutamente todas las fotos, los conociera o no. Fuimos muy pocos los que nos negamos a participar de este proceso autoinculpatorio, el ambiente de condicionamiento colectivo era muy fuerte y opresivo.
 Una vez terminado el rosario de denuncias y “confesiones” empezaron a marcar ellas a los que consideraban agresores. Caímos casi todos. No dieron explicaciones y a gritos nos dijeron que no teníamos permitido hablar. Algunos aún seguimos devanándonos los sesos tratando de saber el motivo por el que fuimos señalados. La tensión aumentó. Nos increparon, nos amenazaron, nos gritaron. Nos dijeron que todos éramos violadores, que ninguno era inocente y que, como hombres, encubríamos las agresiones de los demás (y yo que siempre pensé que eso lo hacíamos todxs, independientemente del sexo).
 Pública y expresamente nos declararon la guerra, así nos lo dijeron, y manifestaron que querían romper las relaciones con nosotros (los hombres de su entorno). Nos dijeron que ninguno se salvaba, que éramos armas de destrucción masiva, que tendríamos que cortarnos las pollas y meternos cactus por el culo. Leyeron varios manifiestos absolutamente delirantes en un clima de hostilidad creciente. Nosotros, sumisos, agachábamos la cabeza.
 Fue entonces cuando comenzaron las agresiones. Primero de forma más localizada, contra gente concreta. Insultos, gritos, bofetadas, escupitajos. Ninguno hicimos ni dijimos nada. Luego vinieron las patadas y los puñetazos. Entiendo que aún se centraban en venganzas concretas por hechos especialmente graves, pero pronto las agresiones se volvieron gratuitas y arbitrarias: una chica le dijo a alguien mientras lo abofeteaba que no sabía quién era pero que no le gustaba su mirada. Ninguno hacíamos nada mientras arreciaba la violencia. El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión. Nunca en mi vida había visto un abuso semejante salvo, quizá, en los lúgubres sótanos de alguna comisaría.
 Una vez se hubieron despachado a gusto, nos obligaron a marcharnos, pero antes las chicas formaron un pasillo en la puerta. Según íbamos saliendo comenzaron a repartir golpes: collejas, empujones, bofetadas... Gratuitos, por la cara. Incluso a gente que no había sido señalada como agresora y con un comportamiento escrupuloso e intachable. Daba igual, eran hombres. Esa misma mañana los saludaban con sonrisas y ahora les cruzaban la cara a bofetadas.
 Salimos como zombis, las bocas abiertas y la mirada perdida. Apenas hablábamos, incrédulos, tratando de digerir lo que acababa de pasar. Nuestras amigas, nuestras compañeras de lucha, para algunos incluso sus novias, de golpe y porrazo nos trataban del mismo modo que lo haría la policía. Nos acababan de humillar, vejar y torturar de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede que alguno lo mereciese, pero la mayoría desde luego que no. Habíamos asistido inermes a un linchamiento público.
Y aún por encima la mayoría de nosotros quedamos marcados como agresores. ¡Sin ni siquiera saber por qué! Una condena sumaria de la que no tenemos derecho a conocer las causas. Ni el propio Kafka habría podido idear un sinsentido tan terrorífico.
 No pude evitar acordarme de los procesos autoinculpatorios en las purgas estalinistas, con antiguos revolucionarios asumiendo falsas culpas de camino hacia el cadalso. De las asambleas de “autocrítica” maoísta, basadas en la destrucción del ego de quién cuestionara al partido. De los juicios farsa de Sendero Luminoso, en los que los acusados pedían perdón por sus crímenes y desviaciones antes de ser ajusticiados públicamente con sadismo y crueldad.
 En una sorprendente pirueta del destino nosotros nos vimos convertidos en las brujas y ellas en los inquisidores. Aquello fue un auténtico auto de fe, asumiendo culpas que no nos pertenecian bajo el opresivo peso de los dogmas. Tragando inmerecidas humillaciones confundidos por absurdos anatemas ideológicos. Castigados colectivamente en una persecución basada en nuestra condición física y nuestra orientación sexual. Lo que, de toda las vida, se denominó como una auténtica caza de brujas.
 Es cierto que las agresiones sexuales merecen un castigo, un rechazo colectivo y la elaboración de análisis y protocolos que permitan reconocerlas y atajarlas. Pero cuando permitimos que la indignación por un hecho horrible provoque respuestas abusivas e indiscriminadas contra colectivos enteros por su condición física o sexual, creamos el caldo de cultivo que desemboca inexorablemente en la creación del discurso totalitario.
 Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.
 Querían dinamitar las relaciones con el entorno: lo han conseguido. De hecho ya no estoy muy seguro de que exista un “entorno”.
 Querían que tuviéramos miedo: han triunfado. Pero aquí el miedo no ha cambiado de bando, solo de género. Y dudo mucho que se extienda más allá de los que simpatizábamos de un modo u otro con su discurso. Ahora sabemos que nuestra condición de hombres, independientemente de nuestros actos, puede acarrearnos venganzas ciegas e irracionales.
 Y ahora me asalta una duda: más o menos todos sabíamos en nuestros ambientes las pautas por las que guiarse cuando un grupo de hombres humillaba y agredía colectivamente a mujeres solo por su condición. ¿Qué hacer cuando son ellas las que voluntaria y premeditadamente se sitúan en el papel del agresor? 


                                                                                                        Uno de tantos

TIENENOMBRESMIL escribió:

Infernu escribió:Extraño caso en Galicia.

Sobre la totalitarización del gueto:
Del día en que me quise solidarizar y me hicieron prisionero de guerra.
 Ayer, primero de junio, fuimos convocados un numeroso grupo de activistas en la okupa compostelana O Aturuxo das Marías. Se trataba de una "alerta feminista", nos dijeron, era muy importante que fuéramos los hombres de los movimientos contestatarios gallegos, pues las compañeras tenían algo grave que decirnos. Sabíamos que se habían producido algunas agresiones dentro del entorno e intuíamos que aquello sería una llamada de atención colectiva al respecto.
 Allí aparecimos más de medio centenar de hombres relacionados de un modo u otro con el entorno activista. Muchos queríamos saber lo que había pasado y nos sentíamos comprometidos a tratar el tema y ofrecer algún tipo de respuesta. Otra gente que estaba convocada no pudo o quiso acudir. Tras una larga espera en la puerta de la okupa abrieron el paso y nos hicieron subir al piso de arriba. Allí, atónitos, nos encontramos con las ventanas y paredes empapeladas con nuestras fotos y nombres; al menos habría un centenar.
 De repente irrumpieron las chicas, superaban ampliamente la treintena, venían muy serias y enfadadas. Repartieron rotuladores  y nos dijeron que marcáramos un "si" sobre nuestras fotos los que se reconocieran a sí mismos como agresores. También nos conminaron a denunciar a los demás. Poco a poco la gente comenzó a señalarse a sí misma, en medio de un clima cada vez más enrarecido por la presión grupal. Algunos señalaban también a otros; hubo quién marcó absolutamente todas las fotos, los conociera o no. Fuimos muy pocos los que nos negamos a participar de este proceso autoinculpatorio, el ambiente de condicionamiento colectivo era muy fuerte y opresivo.
 Una vez terminado el rosario de denuncias y “confesiones” empezaron a marcar ellas a los que consideraban agresores. Caímos casi todos. No dieron explicaciones y a gritos nos dijeron que no teníamos permitido hablar. Algunos aún seguimos devanándonos los sesos tratando de saber el motivo por el que fuimos señalados. La tensión aumentó. Nos increparon, nos amenazaron, nos gritaron. Nos dijeron que todos éramos violadores, que ninguno era inocente y que, como hombres, encubríamos las agresiones de los demás (y yo que siempre pensé que eso lo hacíamos todxs, independientemente del sexo).
 Pública y expresamente nos declararon la guerra, así nos lo dijeron, y manifestaron que querían romper las relaciones con nosotros (los hombres de su entorno). Nos dijeron que ninguno se salvaba, que éramos armas de destrucción masiva, que tendríamos que cortarnos las pollas y meternos cactus por el culo. Leyeron varios manifiestos absolutamente delirantes en un clima de hostilidad creciente. Nosotros, sumisos, agachábamos la cabeza.
 Fue entonces cuando comenzaron las agresiones. Primero de forma más localizada, contra gente concreta. Insultos, gritos, bofetadas, escupitajos. Ninguno hicimos ni dijimos nada. Luego vinieron las patadas y los puñetazos. Entiendo que aún se centraban en venganzas concretas por hechos especialmente graves, pero pronto las agresiones se volvieron gratuitas y arbitrarias: una chica le dijo a alguien mientras lo abofeteaba que no sabía quién era pero que no le gustaba su mirada. Ninguno hacíamos nada mientras arreciaba la violencia. El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión. Nunca en mi vida había visto un abuso semejante salvo, quizá, en los lúgubres sótanos de alguna comisaría.
 Una vez se hubieron despachado a gusto, nos obligaron a marcharnos, pero antes las chicas formaron un pasillo en la puerta. Según íbamos saliendo comenzaron a repartir golpes: collejas, empujones, bofetadas... Gratuitos, por la cara. Incluso a gente que no había sido señalada como agresora y con un comportamiento escrupuloso e intachable. Daba igual, eran hombres. Esa misma mañana los saludaban con sonrisas y ahora les cruzaban la cara a bofetadas.
 Salimos como zombis, las bocas abiertas y la mirada perdida. Apenas hablábamos, incrédulos, tratando de digerir lo que acababa de pasar. Nuestras amigas, nuestras compañeras de lucha, para algunos incluso sus novias, de golpe y porrazo nos trataban del mismo modo que lo haría la policía. Nos acababan de humillar, vejar y torturar de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede que alguno lo mereciese, pero la mayoría desde luego que no. Habíamos asistido inermes a un linchamiento público.
Y aún por encima la mayoría de nosotros quedamos marcados como agresores. ¡Sin ni siquiera saber por qué! Una condena sumaria de la que no tenemos derecho a conocer las causas. Ni el propio Kafka habría podido idear un sinsentido tan terrorífico.
 No pude evitar acordarme de los procesos autoinculpatorios en las purgas estalinistas, con antiguos revolucionarios asumiendo falsas culpas de camino hacia el cadalso. De las asambleas de “autocrítica” maoísta, basadas en la destrucción del ego de quién cuestionara al partido. De los juicios farsa de Sendero Luminoso, en los que los acusados pedían perdón por sus crímenes y desviaciones antes de ser ajusticiados públicamente con sadismo y crueldad.
 En una sorprendente pirueta del destino nosotros nos vimos convertidos en las brujas y ellas en los inquisidores. Aquello fue un auténtico auto de fe, asumiendo culpas que no nos pertenecian bajo el opresivo peso de los dogmas. Tragando inmerecidas humillaciones confundidos por absurdos anatemas ideológicos. Castigados colectivamente en una persecución basada en nuestra condición física y nuestra orientación sexual. Lo que, de toda las vida, se denominó como una auténtica caza de brujas.
 Es cierto que las agresiones sexuales merecen un castigo, un rechazo colectivo y la elaboración de análisis y protocolos que permitan reconocerlas y atajarlas. Pero cuando permitimos que la indignación por un hecho horrible provoque respuestas abusivas e indiscriminadas contra colectivos enteros por su condición física o sexual, creamos el caldo de cultivo que desemboca inexorablemente en la creación del discurso totalitario.
 Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.
 Querían dinamitar las relaciones con el entorno: lo han conseguido. De hecho ya no estoy muy seguro de que exista un “entorno”.
 Querían que tuviéramos miedo: han triunfado. Pero aquí el miedo no ha cambiado de bando, solo de género. Y dudo mucho que se extienda más allá de los que simpatizábamos de un modo u otro con su discurso. Ahora sabemos que nuestra condición de hombres, independientemente de nuestros actos, puede acarrearnos venganzas ciegas e irracionales.
 Y ahora me asalta una duda: más o menos todos sabíamos en nuestros ambientes las pautas por las que guiarse cuando un grupo de hombres humillaba y agredía colectivamente a mujeres solo por su condición. ¿Qué hacer cuando son ellas las que voluntaria y premeditadamente se sitúan en el papel del agresor? 


                                                                                                        Uno de tantos

Infernu escribió:

TIENENOMBRESMIL escribió:

Infernu escribió:Extraño caso en Galicia.

Sobre la totalitarización del gueto:
Del día en que me quise solidarizar y me hicieron prisionero de guerra.
 Ayer, primero de junio, fuimos convocados un numeroso grupo de activistas en la okupa compostelana O Aturuxo das Marías. Se trataba de una "alerta feminista", nos dijeron, era muy importante que fuéramos los hombres de los movimientos contestatarios gallegos, pues las compañeras tenían algo grave que decirnos. Sabíamos que se habían producido algunas agresiones dentro del entorno e intuíamos que aquello sería una llamada de atención colectiva al respecto.
 Allí aparecimos más de medio centenar de hombres relacionados de un modo u otro con el entorno activista. Muchos queríamos saber lo que había pasado y nos sentíamos comprometidos a tratar el tema y ofrecer algún tipo de respuesta. Otra gente que estaba convocada no pudo o quiso acudir. Tras una larga espera en la puerta de la okupa abrieron el paso y nos hicieron subir al piso de arriba. Allí, atónitos, nos encontramos con las ventanas y paredes empapeladas con nuestras fotos y nombres; al menos habría un centenar.
 De repente irrumpieron las chicas, superaban ampliamente la treintena, venían muy serias y enfadadas. Repartieron rotuladores  y nos dijeron que marcáramos un "si" sobre nuestras fotos los que se reconocieran a sí mismos como agresores. También nos conminaron a denunciar a los demás. Poco a poco la gente comenzó a señalarse a sí misma, en medio de un clima cada vez más enrarecido por la presión grupal. Algunos señalaban también a otros; hubo quién marcó absolutamente todas las fotos, los conociera o no. Fuimos muy pocos los que nos negamos a participar de este proceso autoinculpatorio, el ambiente de condicionamiento colectivo era muy fuerte y opresivo.
 Una vez terminado el rosario de denuncias y “confesiones” empezaron a marcar ellas a los que consideraban agresores. Caímos casi todos. No dieron explicaciones y a gritos nos dijeron que no teníamos permitido hablar. Algunos aún seguimos devanándonos los sesos tratando de saber el motivo por el que fuimos señalados. La tensión aumentó. Nos increparon, nos amenazaron, nos gritaron. Nos dijeron que todos éramos violadores, que ninguno era inocente y que, como hombres, encubríamos las agresiones de los demás (y yo que siempre pensé que eso lo hacíamos todxs, independientemente del sexo).
 Pública y expresamente nos declararon la guerra, así nos lo dijeron, y manifestaron que querían romper las relaciones con nosotros (los hombres de su entorno). Nos dijeron que ninguno se salvaba, que éramos armas de destrucción masiva, que tendríamos que cortarnos las pollas y meternos cactus por el culo. Leyeron varios manifiestos absolutamente delirantes en un clima de hostilidad creciente. Nosotros, sumisos, agachábamos la cabeza.
 Fue entonces cuando comenzaron las agresiones. Primero de forma más localizada, contra gente concreta. Insultos, gritos, bofetadas, escupitajos. Ninguno hicimos ni dijimos nada. Luego vinieron las patadas y los puñetazos. Entiendo que aún se centraban en venganzas concretas por hechos especialmente graves, pero pronto las agresiones se volvieron gratuitas y arbitrarias: una chica le dijo a alguien mientras lo abofeteaba que no sabía quién era pero que no le gustaba su mirada. Ninguno hacíamos nada mientras arreciaba la violencia. El que más hostias llevó fue uno que había pintado un interrogante sobre su foto, parodiando el proceso autoinculpatorio; recibió una auténtica paliza mientras un cordón de mujeres, en actitud chulesca, defendían la agresión. Nunca en mi vida había visto un abuso semejante salvo, quizá, en los lúgubres sótanos de alguna comisaría.
 Una vez se hubieron despachado a gusto, nos obligaron a marcharnos, pero antes las chicas formaron un pasillo en la puerta. Según íbamos saliendo comenzaron a repartir golpes: collejas, empujones, bofetadas... Gratuitos, por la cara. Incluso a gente que no había sido señalada como agresora y con un comportamiento escrupuloso e intachable. Daba igual, eran hombres. Esa misma mañana los saludaban con sonrisas y ahora les cruzaban la cara a bofetadas.
 Salimos como zombis, las bocas abiertas y la mirada perdida. Apenas hablábamos, incrédulos, tratando de digerir lo que acababa de pasar. Nuestras amigas, nuestras compañeras de lucha, para algunos incluso sus novias, de golpe y porrazo nos trataban del mismo modo que lo haría la policía. Nos acababan de humillar, vejar y torturar de la forma cruel y gratuita típica de los antidisturbios. Puede que alguno lo mereciese, pero la mayoría desde luego que no. Habíamos asistido inermes a un linchamiento público.
Y aún por encima la mayoría de nosotros quedamos marcados como agresores. ¡Sin ni siquiera saber por qué! Una condena sumaria de la que no tenemos derecho a conocer las causas. Ni el propio Kafka habría podido idear un sinsentido tan terrorífico.
 No pude evitar acordarme de los procesos autoinculpatorios en las purgas estalinistas, con antiguos revolucionarios asumiendo falsas culpas de camino hacia el cadalso. De las asambleas de “autocrítica” maoísta, basadas en la destrucción del ego de quién cuestionara al partido. De los juicios farsa de Sendero Luminoso, en los que los acusados pedían perdón por sus crímenes y desviaciones antes de ser ajusticiados públicamente con sadismo y crueldad.
 En una sorprendente pirueta del destino nosotros nos vimos convertidos en las brujas y ellas en los inquisidores. Aquello fue un auténtico auto de fe, asumiendo culpas que no nos pertenecian bajo el opresivo peso de los dogmas. Tragando inmerecidas humillaciones confundidos por absurdos anatemas ideológicos. Castigados colectivamente en una persecución basada en nuestra condición física y nuestra orientación sexual. Lo que, de toda las vida, se denominó como una auténtica caza de brujas.
 Es cierto que las agresiones sexuales merecen un castigo, un rechazo colectivo y la elaboración de análisis y protocolos que permitan reconocerlas y atajarlas. Pero cuando permitimos que la indignación por un hecho horrible provoque respuestas abusivas e indiscriminadas contra colectivos enteros por su condición física o sexual, creamos el caldo de cultivo que desemboca inexorablemente en la creación del discurso totalitario.
 Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.
 Querían dinamitar las relaciones con el entorno: lo han conseguido. De hecho ya no estoy muy seguro de que exista un “entorno”.
 Querían que tuviéramos miedo: han triunfado. Pero aquí el miedo no ha cambiado de bando, solo de género. Y dudo mucho que se extienda más allá de los que simpatizábamos de un modo u otro con su discurso. Ahora sabemos que nuestra condición de hombres, independientemente de nuestros actos, puede acarrearnos venganzas ciegas e irracionales.
 Y ahora me asalta una duda: más o menos todos sabíamos en nuestros ambientes las pautas por las que guiarse cuando un grupo de hombres humillaba y agredía colectivamente a mujeres solo por su condición. ¿Qué hacer cuando son ellas las que voluntaria y premeditadamente se sitúan en el papel del agresor? 


                                                                                                        Uno de tantos

Indaga un poco y verás como hay mas comunicados, respuestas, etc.

TIENENOMBRESMIL escribió:Si pasó lo que pone ahí tal cual, pues no queda mucho más que decir que es una puta verüenza y no hay defensa posible, claro.

Infernu escribió:
Indaga un poco y verás como hay mas comunicados, respuestas, etc.

Poisonblade escribió:

TIENENOMBRESMIL escribió:Si pasó lo que pone ahí tal cual, pues no queda mucho más que decir que es una puta verüenza y no hay defensa posible, claro.

Obviamente, denunciable y condenable. Una agresión.

Eso no significa que se haya invertido el miedo y el poder de "bando", ni que represente al feminismo, ni que sea algo sistemático.

Nadie puede negar el patriarcado, los privilegios que tenemos los hombres sobre las mujeres, las agresiones sexuales, la desigualdad estructural. Ni siquiera en lo tocante a nuestros micro-ambientes en el gueto. ¿Pero justifica eso la humillación y la violencia a la que hemos sido sometidos por el mero hecho de ser hombres? Es cierto que las mujeres han sufrido en silencio muchas injusticias durante muchos siglos, es cierto que sufren aún ahora y en nuestros propios círculos numerosas opresiones. Pero en mi opinión eso no justifica una venganza humillante y colectiva contra TODOS los hombres a los que consiguieron reunir. Justo los que acuden a una “alerta feminista”, o sea que muchos de ellos, en cierto modo, son de los pocos que en esta sociedad tratan de cuestionarse sus propios privilegios.
Querían dinamitar las relaciones con el entorno: lo han conseguido. De hecho ya no estoy muy seguro de que exista un “entorno”.
Querían que tuviéramos miedo: han triunfado. Pero aquí el miedo no ha cambiado de bando, solo de género. Y dudo mucho que se extienda más allá de los que simpatizábamos de un modo u otro con su discurso. Ahora sabemos que nuestra condición de hombres, independientemente de nuestros actos, puede acarrearnos venganzas ciegas e irracionales.
Y ahora me asalta una duda: más o menos todos sabíamos en nuestros ambientes las pautas por las que guiarse cuando un grupo de hombres humillaba y agredía colectivamente a mujeres solo por su condición. ¿Qué hacer cuando son ellas las que voluntaria y premeditadamente se sitúan en el papel del agresor?

Está insinuando que existe el matriarcado y el hembrismo, más o menos, o que puede llegar a existir a corto o medio plazo.

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

#17 Conozco a unos cuantos que estuvieron allí, por eso lo digo. Si me enteré fue porque me lo contaron y luego pregunté a más personas, y hasta entonces no había trascendido.

Son unos blanditos, feministos que hacen quedadas en grupos llamados "micromachiños" y hacen juegos de "deconstruccioón" de sus masculinidades y etc.

Y hay que recordar que el peligro no solo eran ellas, sino los 50 hombres restantes. Cualquiera se pone a repartir leña y todos los hombres acuden al rescate, y el que se defendió además acaba en la cárcel por pegar a mujeres feministas.

Lalo Mancini escribió:El colectivismo tiende a derivar hacia ideas discriminatorias hacia colectivos. Qué curioso.

Lalo Mancini escribió:El texto no parece escrito por alguien de extrema izquierda. ¿Qué pintaba allí, exactamente?

Lalo Mancini escribió:El texto no parece escrito por alguien de extrema izquierda. ¿Qué pintaba allí, exactamente?

Poisonblade escribió:

Lalo Mancini escribió:El colectivismo tiende a derivar hacia ideas discriminatorias hacia colectivos. Qué curioso.

No, un grupo determinado ha derivado a eso.

eskoriez escribió:

Lalo Mancini escribió:El texto no parece escrito por alguien de extrema izquierda. ¿Qué pintaba allí, exactamente?

A ver si sonaba la flauta

Lalo Mancini escribió:

Poisonblade escribió:

Lalo Mancini escribió:El colectivismo tiende a derivar hacia ideas discriminatorias hacia colectivos. Qué curioso.

No, un grupo determinado ha derivado a eso.

Lo que supuestamente ha perpetrado ese grupo determinado no es la mera expresión de ideas discriminatorias.

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

RockRotten escribió:Me acabo de enterar que un conocido mío fue denunciado el sábado por acoso sexual en el trabajo

Durmió en el cuartelillo esa noche

Por supuesto, no tengo ni idea de si hizo lo que dicen que hizo o no.

Tiene mujer y 3 zagales pequeños, y muy probablemente el muy capullo se ha jodido la vida, y a su familia. Que se vaya despidiendo (nunca mejor dicho) de trabajar donde trabajaba y muy probablemente en todo el sector en esta región. Y el tipo es un máquina en lo suyo, probablemente de los mejores

Por supuesto, no me esperaba ese comportamiento de él

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Yo si estoy abrumado a la primera hostia me piro, no me quedo a ver cómo siguen zurrando a la gente hasta que me toque a mi. Pero vamos, es algo tan llamativo que seguro que en poco tiempo habrá muchos más testimonios para esclarecer los hechos (por ambas partes) y podremos hablar sobre ello con más fundamento.

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Yo si estoy abrumado a la primera hostia me piro, no me quedo a ver cómo siguen zurrando a la gente hasta que me toque a mi. Pero vamos, es algo tan llamativo que seguro que en poco tiempo habrá muchos más testimonios para esclarecer los hechos (por ambas partes) y podremos hablar sobre ello con más fundamento.

Te cierran la salida, no vas a pegar a una mujer, no sabes lo que harán los demás tios si lo haces...
Ten en cuenta el entorno ideológico.
Y creo que ya hay bastante información como para valorar el tema.

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Yo si estoy abrumado a la primera hostia me piro, no me quedo a ver cómo siguen zurrando a la gente hasta que me toque a mi. Pero vamos, es algo tan llamativo que seguro que en poco tiempo habrá muchos más testimonios para esclarecer los hechos (por ambas partes) y podremos hablar sobre ello con más fundamento.

Te cierran la salida, no vas a pegar a una mujer, no sabes lo que harán los demás tios si lo haces...
Ten en cuenta el entorno ideológico.
Y creo que ya hay bastante información como para valorar el tema.

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Yo si estoy abrumado a la primera hostia me piro, no me quedo a ver cómo siguen zurrando a la gente hasta que me toque a mi. Pero vamos, es algo tan llamativo que seguro que en poco tiempo habrá muchos más testimonios para esclarecer los hechos (por ambas partes) y podremos hablar sobre ello con más fundamento.

Te cierran la salida, no vas a pegar a una mujer, no sabes lo que harán los demás tios si lo haces...
Ten en cuenta el entorno ideológico.
Y creo que ya hay bastante información como para valorar el tema.

¿Qué información?¿El link de menéame? ¿A ti te parece suficiente? No veo que los medios se hayan echo eco de algo tan llamativo y preocupante (vive Dios que sería noticia) Supongo que en un caso como este a las 24 horas lo tendríamos hasta en la sopa o, por lo menos, en varias fuentes de internet, pero en una búsqueda en google sólo veo la entrada de menéame y otra de La Tribuna de España. A mi, personalmente, con el testimonio de un desconocido y un par de tuits no me llega para saber qué pasó allí. Que se investigue y luego que se saquen conclusiones.

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Yo si estoy abrumado a la primera hostia me piro, no me quedo a ver cómo siguen zurrando a la gente hasta que me toque a mi. Pero vamos, es algo tan llamativo que seguro que en poco tiempo habrá muchos más testimonios para esclarecer los hechos (por ambas partes) y podremos hablar sobre ello con más fundamento.

Te cierran la salida, no vas a pegar a una mujer, no sabes lo que harán los demás tios si lo haces...
Ten en cuenta el entorno ideológico.
Y creo que ya hay bastante información como para valorar el tema.

¿Qué información?¿El link de menéame? ¿A ti te parece suficiente? No veo que los medios se hayan echo eco de algo tan llamativo y preocupante (vive Dios que sería noticia) Supongo que en un caso como este a las 24 horas lo tendríamos hasta en la sopa o, por lo menos, en varias fuentes de internet, pero en una búsqueda en google sólo veo la entrada de menéame y otra de La Tribuna de España. A mi, personalmente, con el testimonio de un desconocido y un par de tuits no me llega para saber qué pasó allí. Que se investigue y luego que se saquen conclusiones.

Tambien ha salido en la SER, por ejemplo. No se porque os ponéis la venda.
Es un caso aislado y puntual de un grupo de locas fanáticas. Por ejemplo ni se me pasa por la cabeza ni a ellas tampoco que el bilgune feminista de mi pueblo apoye o jalee estas acciones o actitudes. Supongo que tendrían que abrir un poco las persianas mentales porque se retroalimentan unas actitudes iguales o peores que las del machismo mas recalcitrante. 
 Nunca en ningún caso se ha de generalizar, ni en el caso de las agresiones, que si han sido seis los culpables que caiga el peso de la ley o la justicia perroflautica, pero eso de llamar a los afines para ahostiarlos es de traca.
 Obviamente, y como he señalado, no hay qhe marcar a los grupos feministas por culpa de estas taradas.

JE_DD escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

Infernu escribió:

Ecthelion escribió:

eskoriez escribió:Lo que no entiendo es como no salieron de allí cagando leches al ver la que se les venía

   


A mi lo que también me llama la atención es que más de medio centenar de hombres saliesen de allí con miedo por las agresiones de 30 mujeres. Supongo que estando en minoría y siendo más débiles debieron sentirse indefensos.

En cualquier caso, el evento parece lo suficientemente llamativo como para intentar contrastarlo con varias fuentes.

Si, es muy pero que muy llamativo, pero parece que si que pasó así.
Aquí salen  varios enlaces sobre reacciones, apoyos, críticas, etc.

https://www.meneame.net/m/actualidad/decenas-hombres-reciben-paliza-galicia-machistas

Y claro, el tema es que si uno suelta una hostia,  las consecuencias podían ser imprevisibles, amén de lo abrumados que deberían estar por la situación.

Yo si estoy abrumado a la primera hostia me piro, no me quedo a ver cómo siguen zurrando a la gente hasta que me toque a mi. Pero vamos, es algo tan llamativo que seguro que en poco tiempo habrá muchos más testimonios para esclarecer los hechos (por ambas partes) y podremos hablar sobre ello con más fundamento.

Te cierran la salida, no vas a pegar a una mujer, no sabes lo que harán los demás tios si lo haces...
Ten en cuenta el entorno ideológico.
Y creo que ya hay bastante información como para valorar el tema.

¿Qué información?¿El link de menéame? ¿A ti te parece suficiente? No veo que los medios se hayan echo eco de algo tan llamativo y preocupante (vive Dios que sería noticia) Supongo que en un caso como este a las 24 horas lo tendríamos hasta en la sopa o, por lo menos, en varias fuentes de internet, pero en una búsqueda en google sólo veo la entrada de menéame y otra de La Tribuna de España. A mi, personalmente, con el testimonio de un desconocido y un par de tuits no me llega para saber qué pasó allí. Que se investigue y luego que se saquen conclusiones.

Tambien ha salido en la SER, por ejemplo. No se porque os ponéis la venda.
Es un caso aislado y puntual de un grupo de locas fanáticas. Por ejemplo ni se me pasa por la cabeza ni a ellas tampoco que el bilgune feminista de mi pueblo apoye o jalee estas acciones o actitudes. Supongo que tendrían que abrir un poco las persianas mentales porque se retroalimentan unas actitudes iguales o peores que las del machismo mas recalcitrante. 
 Nunca en ningún caso se ha de generalizar, ni en el caso de las agresiones, que si han sido seis los culpables que caiga el peso de la ley o la justicia perroflautica, pero eso de llamar a los afines para ahostiarlos es de traca.
 Obviamente, y como he señalado, no hay qhe marcar a los grupos feministas por culpa de estas taradas.