★ DAVID BOWIE - Discografía desquiciada ★ Blackstar (2016). FIN.

watts escribió:The Next Day es un resumen de los que fue y Blackstar de lo que podría ser...

The Next Day es un disco que recorre terrenos conocidos y Blackstar se lanza en plancha a lo desconocido.

Prefiero Blackstar porque es un disco que me ofrece cosas que no me ofrecen otros discos de Bowie, pero The Next Day fue una sorpresa brutal que nos dejó a todos con el culo desencajado

Stoneheart escribió:Me reitero en el agradecimiento a Starsailor porque ahora he leído bien la parte final de la reseña.

De vez en cuando es necesario dejar de protegernos a nosotros mismos y mirarnos unos a otros así, con estos ojos de botones, sin esconder lo vulnerables que podemos llegar a ser.

Dumbie escribió:Hoy a las 6 alguien anonimo pasará el disco Black Star por la radio forera, habrá charleta!

Rhonda escribió:Emocionante tu crónica de Blackstar, Starsailor.  Me han saltado las lágrimas.

En cuanto el disco, lo escuché el día que salió. Blackstar, la canción, me tenía arrobadśima (perdonen el autobombo). El disco me gustó mucho, ese viernes 8 de enero.
Y luego Bowie murió. Y todo acabó de cobrar sentido.
Aún recuerdo que estaba en la oficina y me envió mi hermano un wasap "Ha muerto Bowie". Mi primera impresión fue contestarle "¿me tomas el pelo?". Pero mi hermano jamás hace esas bromas. Abrí internet y sí...

Starsailor escribió:

11 de enero de 2.016. La mañana de ese día el mundo, o al menos el mundo musical, se volvió loco ante la noticia que empezaba a correr como la pólvora: “David Bowie ha muerto”. Y Blackstar, publicado tan sólo tres días antes, revelaba majestuoso el misterio que guardaba con todo su esplendor.

(2016)

Es imposible separar Blackstar (en realidad, y al igual que el cuarto disco de Zeppelin, un trabajo cuyo título es el símbolo ★, sin letras) de las circunstancias que lo crearon y de la propia desaparición de Bowie. O al menos yo no soy capaz. Tal vez dentro de diez o quince años alguien se acerque a él sin conocer al autor y lo valore únicamente por su música. Que no es poco. Pero a poco que indague un poco descubrirá el testamento que es y ya no volverá a verlo de la misma forma. Imposible.

Lo cual hace que me resulte muy difícil hablar del disco y no relacionar su escucha con aquellos días. Por situar la acción antes del fatídico día 11, podría decirse que, al igual que The next day, se anunció por sorpresa la aparición del disco y la publicación de Blackstar, la canción, el 19 de noviembre del año anterior como primer single. El siguiente single, Lazarus, lo haría en diciembre, y finalmente ★, el disco, el 8 de enero, cumpleaños de Bowie. También de Elvis. También la fecha en que el replicante Roy Batty comienza a existir. Me doy cuenta que estoy citando muchos números, algo gracioso dado el interés por la numerología y misticismos varios que tanto interesaban al protagonista. Tal vez que Blackstar, la canción, se publicara como single hace hoy justamente cinco años no sea casualidad…

También por nombrar algo de la grabación del disco podría decirse que en esta ocasión Bowie se rodea de un grupo de músicos locales de jazz para que le acompañen en los estudios The Magic Shop de Nueva York. La idea está muy clara, alejado de colaboradores habituales quiere que unos músicos ajenos al rock y el pop interpreten canciones de ese estilo que tampoco van a ser, digamos, convencionales. Sólo queda Tony Visconti como mano derecha, quien llevará con total secretismo la grabación. De lo poco que se cita tras la publicación del single es la influencia jazz que tendrá el disco y la fijación por contemporáneos como Kendrick Lamar o los maravillosos Boards of Canada. Incluso Visconti rechaza conceder entrevistas, algo inusual, sabedor de lo que realmente pasaba. El resto, pues soñábamos con que tal vez hubiera gira…

Y volvamos a la publicación del disco. Qué diferentes fueron las críticas que se publicaron ese mismo día y las que se publicaron sólo tres días después. En la portada no aparecía ninguna imagen de Bowie por primera vez, aunque, entonces no lo sabíamos, esa ★ es él. La marca cancerígena que le estaba consumiendo y que se descompone formando su nombre en la parte inferior de la portada. También hace referencia a su propio Starman e incluso a Black star, canción de su adorado Elvis que habla de la muerte. Lo tenía muy claro, esparciendo diferentes significados e interpretaciones que envuelven todo el disco. La edición en Lp es preciosa, con la estrella troquelada dejando ver el interior, todo de riguroso luto, y un libreto en el que las letras tienen relieve y forman acertijos. Y lo pones a girar y empieza la despedida, el funeral, la gran broma final que le salió perfecta.

Blackstar, la canción, que escribiré por su nombre para diferenciarla del disco, es un monumento de casi diez minutos donde vuelve (¿acaso alguna vez se fue?) el Bowie más críptico y misterioso, el que se vuelve loco siguiendo a Aleister Crowley y a otros ocultistas, como buen caballero inglés que era.

In the villa of Ormen, in the villa of Ormen
Stands a solitary candle
In the centre of it all, in the centre of it all
Your eyes

¿Y qué demonios es la villa de Ormen? ¿Y esa vela solitaria? ¿acaso él apagándose? Por lo visto Ormen es un valle de Noruega de donde era una antigua novia suya que le marcó profundamente. También significa serpiente en noruego. Y la serpiente es habitual en la simbología de Crowley, al igual que la frase “en el centro de todo” forma parte de un ritual publicado por el mago. Y no tengo ni idea de a dónde quería llegar Bowie con esto. Y es mejor así, sin revelarlo todo.

Instrumentalmente recoge el ambient de Eno, lo junta con ritmos mecánicos (en realidad el batería Mark Guiliana tocando como si fuera una máquina), melodías de influencia árabe en los arreglos de cuerda y un saxo que se revela como el instrumento principal del disco para encajar como un guante con la retorcida letra. Una letra que impresiona cuando canta “Something happened on the day he died” y parece que se abren las nubes del cielo…lo dicho, imposible separarlo de lo que estaba a punto de suceder. Entran ritmos bailables gracias al bajo, tal vez para ponérselo más fácil al oyente, pero la letra es tremenda en este punto. Bowie niega ser lo que alguna vez le habían dicho que era, un gángster, una estrella, y con su frágil voz dice que es una “estrella negra”. Como quien no quiere te acaba de decir que tiene cáncer, para volver al final a la villa de Ormen el día de la ejecución.

Es tremendo también el video de la canción  con ese astronauta muerto, el propio Bowie como predicador del más allá con ese polvoriento libro, sus bailes, su mirada y su risa siniestra. Que no falte el humor, aunque sea en su última e icónica reencarnación, la del hombre con la venda en los ojos y esos botones por ojos como ventana a otras realidades. Imposible olvidar esos crucificados bailongos, que al verlos me acordé de una entrevista en la que Bowie al decir la palabra “cristianismo” no pudo evitar una mueca de desprecio total. El video está dividido en tres fragmentos: el descubrimiento de la calavera dentro del traje espacial por esa mujer con cola (su primer personaje, el Mayor Tom, que ya ha abandonado este mundo), el guía espiritual con sus acólitos, y el ritual de invocación por esas mujeres hacia la calavera. Que cada cual piense lo que quiera. Obra maestra, tanto la canción como el video, que marca el tono de las restantes seis canciones.

Sigue ´Tis a pity she was a whore, conocida por haberse publicado como single dos años antes y regrabada para la ocasión con el nuevo grupo. De atmósfera densa y opresiva, enlaza con el ambiente enfermizo del Lost Highway de Lynch tanto por música como por letra, con ese ritmo amenazante y ese saxo casi free jazz, un saxo que en la primera versión grabó Bowie y aquí, como en el resto del disco, graba de manera sobresaliente Donny McCaslin. Ambient, art rock, free jazz, violencia y una letra malhablada. Y a mí que me parece maravilloso que un casi septuagenario hablara tan suciamente de una “puta” que le golpea y es dueña de su polla. Esa “puta” del título que algunos han querido ver como representación de la muerte. No hay ninguna canción del disco donde no pueda encontrarse una referencia a ella.

Lazarus fue el segundo single, con esa estrofa inicial ya tan famosa

Look up here, I'm in heaven
I've got scars that can't be seen
I've got drama, can't be stolen
Everybody knows me now

No sé cuántas veces se refirieron a esas palabras como proféticas, aunque yo más bien diría que son totalmente autobiográficas. Lo tremendo del caso es que habla de sí mismo en el futuro, una vez muerto.
El inicio es maravilloso con ese bajo tan deudor de los Joy Division más terminales y los Cure de Faith (un disco donde Robert Smith ya mostraba su preocupación por la muerte y el paso del tiempo). Devolviendo favores.
Y canta que vivía en Nueva York como un rey, buscando el culo ¿de Imán?, y que finalmente será libre, libre del sufrimiento de la enfermedad y recordando que pese a todo, ha hecho lo que ha querido. ¿No era ese el mensaje principal de Crowley? Y cómo, también, crece la tensión con ese omnipresente saxo para acabar desvaneciéndose con la vuelta de esa melodía del bajo.

Otra maravilla, y otro video que impresiona por las imágenes de Bowie tumbado en la cama, moribundo, de nuevo con esa venda tapándole los ojos y los botones en lugar de ojos simbolizando la apertura a un plano espiritual. Son impagables de nuevo entre tanto dramatismo sus bailes, sus terribles muecas y, en definitiva, un humor negrísimo mientras hace de mimo. Significativo también esa especie de mono que lleva, el mismo con el que se fotografió para la portada trasera de Station to station. Y no deja de ser curioso porque Station to station era hasta ahora el disco más declaradamente ocultista y simbólico que había hecho, y en esa misma contraportada aparecía garabateando en el suelo el esquema del Árbol de la vida de la Cábala. Algo que también se intuye en los escritos interiores de ★. Es divertido comparar la estructura de ambos discos. Una canción inicial de larga duración que da título al disco y donde se desmelena con sus obsesiones esotéricas y, vaya, un primer single publicado en noviembre y posteriormente el disco en enero, sólo que justo cuarenta años antes.

Sue (Or in a Season of Crime) abre la segunda parte. Es la otra canción que formó parte del single anteriormente mencionado, también regrabada de nuevo. Una de las canciones más enérgicas del disco, de ritmo rayando en el drum´n´bass pero de nuevo interpretado por una batería tradicional, y la voz de Bowie espectral, como un fantasma que habla desde el más allá con ese eco.

Al igual que Girl loves me, también de ritmo marcial y amenazador, y una letra donde usa el lenguaje inventado por Anthony Burgess para La naranja mecánica. Maravilloso el contraste entre la oscuridad inicial y la luminosidad que aparece en la segunda parte de la canción y en el estribillo.

Hasta ahora el disco es una amalgama extraña de tono onírico, ritmos casi industriales, atmósferas cargadas y retorcidas canciones de algo parecido a músicos de jazz intentando interpretar rock del averno. Es decir, no es un disco fácil ni tampoco lo quiere ser. No quiere ser amable con el oyente, y menos con el casual que se acerque al mito que se va a crear. Sin embargo esto parece cambiar con las dos canciones finales, como si quisiera recompensar al oyente que ha llegado hasta aquí, llevándole a terrenos más conocidos.

Primero con Dollar days, preciosa balada triste, melancólica, de melodía que se crece para crear otra melodía aún mejor en el estribillo y acabar con unos arreglos de cuerda (Visconti en la gloria) y una guitarra que emocionan como pocas canciones. Difícil también que no toque la fibra cuando canta I´m diyng too…con ese piano de fondo. Y qué preciosidad de piano durante toda la canción y qué solo de saxo tan perfecto ¿de verdad creéis que este disco tiene la fama que tiene por ser su despedida? Yo no, las canciones son buenísimas. Tienen una belleza, tanto en su lado luminoso como en el más oscuro, que yo no encuentro fácilmente en cualquier otro disco.

Y para belleza la de I Can't Give Everything Away. Punto final con esa armónica (de nuevo ecos a A new career in a new town), la apasionada interpretación de Bowie y su primera frase I know something is very wrong… Una canción que bebe de las canciones más etéreas de su adorado Scott Walker, las que no se sabe bien en qué estado mental nacen y que parecen conectar con el espacio exterior. Lo que sí hace es contestar a las preguntas de las canciones anteriores cantando una y otra vez que… “No puedo contarlo todo, no puedo contarlo todo, no puedo contarlo todo…” ¿el qué? ¿que le quedaba muy poco? ¿el significado de tanto mensaje oculto?...De nuevo que cada cual saque su propia conclusión. Yo prefiero que quede algo por desvelar, algo que te haga volver una y otra vez al misterio de este disco. En el fondo es tan entretenido como leer un cómic de Alan Moore. O tal vez simplemente olvidarse de tanta profundidad y disfrutar de otra canción estupenda hasta que, ahora sí, la música simplemente desaparece. Se acabó.

★ es un disco único en su carrera y no sólo por todo lo que le rodeó. Creo que abría nuevas puertas después de unos discos donde era reconocible el “sonido Bowie”, aunque lo más probable es que hubiera quedado como una anomalía en su carrera de no haberse truncado ésta. Lo que sí es, es influyente. No hay más que escuchar Bad witch de NIN o Expectativas de Bunbury, por citar dos Bowieheads declarados. Ese lado ambient, los ritmos bailables, el saxo omnipresente, la electrónica, la oscuridad, las melodías retorcidas,…todo esto no era algo ajeno a Bowie (es fácil establecer parecidos con partes de Low o incluso Outside) pero nunca hasta ahora lo había explotado de esa manera, formando un “todo” sin dar la sensación de ser una mezcla de partes inconexas. Y no estoy diciendo que sea mejor o peor que los mencionados discos, tan sólo distinto.

También sigue sorprendiendo cómo cuadró todo. La publicación del disco, su muerte, la sorpresa escuchándolo y dándose cuenta de todo lo que contaba y como creó una obra total junto a los videos y la carpeta del disco. No sé cómo lo planificó o si fue casualidad, pero el impacto fue brutal. Una despedida por todo lo alto. Y vuelvo a plantearme cuánto de todo esto influye para apreciar el disco únicamente por su música. El día que murió yo estaba en el coche a primera hora de la mañana y acababa de dejar a mi mujer en sesiones de quimioterapia. Y sueltan la noticia a bocajarro en la radio. Suena Space oddity y se anuncia el fallecimiento por cáncer. Cualquiera que haya tenido cerca esa maldita enfermedad sabe cómo cambia todo, cómo el miedo es una obsesión y cómo es algo que parece dominar todos los aspectos de tu vida. En mi caso creo que es imposible obviar todo esto al escuchar el disco, lo tengo demasiado relacionado con lo que me estaba pasando en casa. Pero lo bueno, lo grande, es que es un disco que puede llegar a reconfortar. Y que enseña que la gran victoria no es vencer a la enfermedad. La victoria es seguir haciendo lo que quieras mientras la sufres, mientras puedas, saliéndote con la tuya. Y él se sacó este disco de la manga. Me tendréis que disculpar la parte personal en esta parte final, pero como para no estarle agradecido.

Surfinbitxo escribió:Es que era el principio de su decimonovena evolución, la de alegrías que nos hubiera podido dar metiendo el hocico en el jazz con su exquisita madurez musical

Stoneheart escribió:

Surfinbitxo escribió:Es que era el principio de su decimonovena evolución, la de alegrías que nos hubiera podido dar metiendo el hocico en el jazz con su exquisita madurez musical

Es un "what if" muy bonito, qué duda cabe, pero no le veo otro sentido a Blackstar que ser un último capítulo. Quicir, dudo que hubiera entrado en un terreno tan, tan arriesgado de haber estado en otras circunstancias.

Cada vez que escucho "Blackstar" (la canción) pienso lo mismo: es el sonido de la muerte. Seguro que muchos lo han intentado pero dudo que nadie haya conseguido transmitirlo de esa manera tan precisa.

Vampa escribió:De haberse dado otro desenlace yo si que creo que el trilero de Bowie habría encontrado manera de dar continuidad al nuevo camino... pero claro eso pertenece ya al mundo de los what if.

El facha catalán escribió:
Se les sobrevalora en exceso porque la muerte revoloteó sobre ellos

Para mi, un disco como mucho correcto

Blood escribió:Ah no conocía eso de no plan, thanks!

wakam escribió:

Blood escribió:Ah no conocía eso de no plan, thanks!

El mejor tema del EP es el que lo titula

El facha catalán escribió:A este disco le pasa como al "Innuendo" de Queen.

Se les sobrevalora en exceso porque la muerte revoloteó sobre ellos

Para mi, un disco como mucho correcto

Starsailor escribió:

Vampa escribió:De haberse dado otro desenlace yo si que creo que el trilero de Bowie habría encontrado manera de dar continuidad al nuevo camino... pero claro eso pertenece ya al mundo de los what if.

Es posible. No a nivel de letras, evidentemente, pero ese ambient tan denso, la electrónica, el jazz,...tenía recorrido. A lo mejor en lugar de ser tan oscuro como Blackstar llevándolo a un sonido algo más luminoso (molaría ese Whitestar) , pero vaya, que es hablar por hablar...

Y luego están las canciones para No Plan, publicadas justo un año después de Blackstar con esas canciones que también se incluían en el musical de Lazarus y volvió a grabar con la misma banda que le acompañó en Blackstar. Yo creo que son prácticamente igual de buenas que las canciones que acabaron en el disco. Vamos, que son un perfecto acompañamiento y complemento porque no desentonan.
Pero creo que Blackstar está perfecto tal como se publicó. No se hace largo y mantienes la atención del tirón. Prefiero eso antes que esos discos de 14 o 15 canciones.

wakam escribió:

Blood escribió:Ah no conocía eso de no plan, thanks!

El mejor tema del EP es el que lo titula

Bokor escribió:Recuerdo que cuando murió Cornell fue catártico compartirlo aquí, pero lo de Bowie me lo comí solo. La última vez que me hizo llorar fue tres años antes, cuando estrenaron por sorpresa Where Are We Now. La canción no me gustó especialmente, pero había vuelto. Para el 8 de enero de 2013 hacía tiempo que le echaba mucho de menos.

Blackstar me parece un disco extraordinario más allá de su carga simbólica, al menos es el único desde Outside que recupero por el simple placer de escucharlo y no para ver a qué sonaba. Es un epílogo casi inmejorable, ojalá hubiese mantenido ese tono audaz todo el minutaje.

He seguido el hilo al día, pero me atasqué con Heathen y no quedaron ganas de Reality. Volveré a ellos cuando esté preparado    The Next Day lo he revalorizado con la revisión. No me atrapa como sí lo hace Blackstar, pero sigo redescubriéndolo.

Desde luego estas últimas revisiones han sido un broche de oro para el homenaje. Gracias a todos!

wakam escribió:

Blood escribió:Ah no conocía eso de no plan, thanks!

El mejor tema del EP es el que lo titula

Spoiler:

Spoiler:

Bokor escribió: