RONDA 27 > CONCURSO DE MICRO RELATOS ARF > II ED. > A LAS 21:30 GALA BORRACHUZA

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:10.- Gomorra

La mancha en la moqueta como vestigio del placer: residuo fósil, estela del goce ajeno. Los cuerpos arremolinándose ad libitum, confundiéndose los miembros en un guarismo incontable de piernas, brazos y torsos desnudos, la saliva deslizándose por mi espina dorsal; ahí, en ese mismo instante en que un éxtasis absoluto y sincero —en tal tesitura juzgado erróneamente por mí como inmarcesible— amenaza con trizar mi juicio, mi misma consciencia, a mí mismo, en dos mitades perfectas, justo entonces, en ese perfecto momento, me derramo en plenitud, sin diques, llorando de placer todas y cada una de las lágrimas del océano...
(...)
Cuanta poesía en una orgía. Para que luego digan que sólo es sexo.

Yo ahí veo muchísimo morro, en el buen sentido. En plan "escribo una guarrada sin ningún tipo de filtro y al final me justifico diciendo "eh, que esto es poesía". Una vez más, no es mi estilo pero es valiente.

Kupak escribió:

Eloy escribió:7.- Momentos mágicos

La mancha en la moqueta del salón contiguo, tres de las cuatro paredes de la cocina sucias, gotas en el techo, los azulejos del baño del otro lado del pasillo, pringados, los cristales goteando, restos en las puertas de los electrodomésticos. No se me esta dando bien dar de comer al bebé.

Cuando nacen manchan más, luego menos, luego más y luego se echan novia. Se repite el ciclo. Es todo un círculo.

Eloy escribió:6.- Amor manchado

La mancha en la moqueta se cansó y se largó. No quería saber nada de la moqueta. Le aburrían sus ácaros, su color gris y su tacto áspero. Hacía ya tiempo que ni siquiera disfrutaban cuando hacían sus cosas de mancha y moqueta. Así que se levantó, estiró sus recién adquiridas piernas y se marchó durante la noche.
Recorrió el mundo, conoció a muchas moquetas y las manchó, pero también hizo lo propio con alfombras, cortinas, servilletas, camisas… Era feliz. No se comprometía y si se cansaba simplemente buscaba otro tejido que ensuciar. 
Y nunca echó de menos a esa primera moqueta. No espere, lector, un caballero arrepentido que tras años de promiscuidad se arrepiente y retorna a la amada. Esta es la historia de una mancha, y las manchas no tienen sentimientos. Como espero que usted sepa, las manchas solo quieren una cosa: manchar. 
Y el resto, son licencias literarias.

Eloy escribió:4.- Musa vs Ego                        

La mancha en la moqueta es parte del piso. Quiero un nuevo propietario que sepa apreciarla. Yo ya no sé disfrutarlo. Necesito una vía de escape. Y es que esa mancha se ha apoderado de mi vida, se ha convertido en mi musa. Lo peor de todo es no recordar como surgió. Un día desperté y la vi. Me obcequé, al principio intenté limpiarla, adquirí todo tipo de quitamanchas y nada. Supe que tenía que estar allí por algún motivo, la mancha debía existir y quién era yo para decidir lo contrario. Desde que la acepté mi creatividad experimentó un auge, mis creaciones fueron mejor recibidas que nunca. Exposiciones, conferencias, galerías llenas de mis fotografías... Pero hoy me encuentro estancado y harto, aunque al mismo tiempo agradecido por todo lo que me ha dado esa mancha. Tan contrariado que solo espero que en mi nueva mansión salga otra mancha mejor.

Eloy escribió:2.- Maite

La mancha en la moqueta no se va de mi cabeza. Doy vueltas en el vagón de camino al trabajo. ¿Estará pensando en mí como pienso en ella? ¿Me echará de menos en este preciso instante? Me distraigo mientras vacío las papeleras de la Calle Mayor, mira este chicle pisado, se parece a mi mancha. Por las noches sueño con ella. Me despierto con angustia hasta el beso de buenos días. Las tardes son una delicia, mi día ha ido bien ¿qué tal el tuyo? bien, como cualquier otro cariño, nos damos el beso de la tarde. Estoy leyendo un libro, se llama "La ley del sentimiento", es bonito, creo que habla de nosotros, cuenta nuestra historia, cuando lo termine te lo paso. A veces miro al suelo y es extraño, parece de madera. Nos damos el beso de buenas noches.

Eloy escribió:12.- Auge y caída de un malhechor

La mancha en la moqueta le delató. Eusebio creía haber cometido el crimen perfecto pero esa pequeña mácula torció su destino. Robó el cuerpo, grande y pesado, de forma sigilosa. Extendió el plástico que recubría el cuerpo en el suelo. Arrojó el cuerpo al suelo y se ensañó con él de manera violenta. Lo molió a palos, su parte preferida como confesaría después, y salivando, fue desgarrando partes del mismo degustándolas suavemente en una lasciva bacanal nunca antes experimentada.. Luego recogió los restos metódicamente y los envolvió en el plástico. Todos menos uno. Era casi invisible, salvo a la visión de Luisa. Experta en estos menesteres, no se le escapó el pedacito fundido en la moqueta. Luego comprobó que la mona de Pascua, hecha de setenta centímetros de chocolate, no estaba en la despensa. Eusebio, a sus dos años, feliz y con el estómago aullando, recibió su primer castigo.

Eloy escribió:13.- Claroscuro

La mancha en la moqueta con la forma exacta de su figura sólo podía significar dos cosas: una, la cantidad de horas (¿días?) que había pasado allí tendido, mirando al techo, mientras yo estaba fuera; dos, que se había marchado. Técnicamente hablando, la verdadera mancha era todo lo demás: la parte de la superficie de moqueta que había pasado todo ese tiempo sin una persona encima protegiéndola del polvo. Pero ¿quién decide cuál es el espacio negativo y cuál el positivo? Al fin y al cabo, hasta que no averigüe adónde se ha ido esta vez, su ausencia se extenderá por todo el universo… excepto la no-mancha en la moqueta con su forma, en el que sigue presente aunque sea a medias.

Eloy escribió:14.- El calzador de sueños

¿La mancha en la moqueta?

Todo empezó con un secreto. Un secreto tan inmenso que parecía imposible. Tal era su magnitud que cuanto más se reprimía, mayor era el deseo de liberación. La tensión aumentó y aumentó hasta que, finalmente, explotó. Y en un torrente infinito, las palabras colmaron el largo silencio. 
Las palabras dieron forma; fueron aire, mar y tierra, se elevaron hasta cimas nunca vistas e iluminaron las solitarias noches. 
Los verbos se hicieron esperar; requería tiempo escoger el conjunto adecuado. Pero con ellos, el agua bulló de agitación, la tierra germinó en exuberantes colores y el aire vibró en nuevas y asombrosas melodías.
Por fin, las palabras habían encontrado su lugar. Todas excepto una. Siempre curiosa, nunca satisfecha, se embarcó en una búsqueda ciega y despiadada que terminó por destruir la preciosa armonía. 
Esa palabra eres tú. Basta de preguntas y a dormir, que mañana hay colegio.

Neska escribió:Leo relatos indistintamente con "Una mancha en la moqueta" y "La mancha en la moqueta". Igual lo intento mañana si saco un rato en el trabajo, ¿se puede elegir una u otra ?

Neska escribió:Ah, vale, impugno pues los relatos que empiecen con "Una"

Es broma, es que no sabía si se había hablado poder cambiarlo o no. Tomo nota. A ver si mañana se da la coyuntura

Eloy escribió:

Neska escribió:Ah, vale, impugno pues los relatos que empiecen con "Una"

Es broma, es que no sabía si se había hablado poder cambiarlo o no. Tomo nota. A ver si mañana se da la coyuntura

Pero cuántos hay? 

Había uno pero su autor me ha avisado y lo he cambiado.

Perseide escribió:Neska, chivata

Eloy escribió:Ah vale ahora veo otro...


Qué falta de respeto...

Eloy escribió:12.- Auge y caída de un malhechor

La mancha en la moqueta le delató. Eusebio creía haber cometido el crimen perfecto pero esa pequeña mácula torció su destino. Robó el cuerpo, grande y pesado, de forma sigilosa. Extendió el plástico que recubría el cuerpo en el suelo. Arrojó el cuerpo al suelo y se ensañó con él de manera violenta. Lo molió a palos, su parte preferida como confesaría después, y salivando, fue desgarrando partes del mismo degustándolas suavemente en una lasciva bacanal nunca antes experimentada.. Luego recogió los restos metódicamente y los envolvió en el plástico. Todos menos uno. Era casi invisible, salvo a la visión de Luisa. Experta en estos menesteres, no se le escapó el pedacito fundido en la moqueta. Luego comprobó que la mona de Pascua, hecha de setenta centímetros de chocolate, no estaba en la despensa. Eusebio, a sus dos años, feliz y con el estómago aullando, recibió su primer castigo.

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:14.- El calzador de sueños

¿La mancha en la moqueta?

Todo empezó con un secreto. Un secreto tan inmenso que parecía imposible. Tal era su magnitud que cuanto más se reprimía, mayor era el deseo de liberación. La tensión aumentó y aumentó hasta que, finalmente, explotó. Y en un torrente infinito, las palabras colmaron el largo silencio. 
Las palabras dieron forma; fueron aire, mar y tierra, se elevaron hasta cimas nunca vistas e iluminaron las solitarias noches. 
Los verbos se hicieron esperar; requería tiempo escoger el conjunto adecuado. Pero con ellos, el agua bulló de agitación, la tierra germinó en exuberantes colores y el aire vibró en nuevas y asombrosas melodías.
Por fin, las palabras habían encontrado su lugar. Todas excepto una. Siempre curiosa, nunca satisfecha, se embarcó en una búsqueda ciega y despiadada que terminó por destruir la preciosa armonía. 
Esa palabra eres tú. Basta de preguntas y a dormir, que mañana hay colegio.

O sea: el niño le pregunta por nosequé mancha en nosequé moqueta (que es la típica pregunta que hacen los niños cuando tienen que ir a dormir ) y el protagonista le suelta tal rodeo que el niño se queda sobao por el camino. Bien hecho: misión cumplida.

Eloy escribió:13.- Claroscuro

La mancha en la moqueta con la forma exacta de su figura sólo podía significar dos cosas: una, la cantidad de horas (¿días?) que había pasado allí tendido, mirando al techo, mientras yo estaba fuera; dos, que se había marchado. Técnicamente hablando, la verdadera mancha era todo lo demás: la parte de la superficie de moqueta que había pasado todo ese tiempo sin una persona encima protegiéndola del polvo. Pero ¿quién decide cuál es el espacio negativo y cuál el positivo? Al fin y al cabo, hasta que no averigüe adónde se ha ido esta vez, su ausencia se extenderá por todo el universo… excepto la no-mancha en la moqueta con su forma, en el que sigue presente aunque sea a medias.

Eloy escribió:14.- El calzador de sueños

¿La mancha en la moqueta?

Todo empezó con un secreto. Un secreto tan inmenso que parecía imposible. Tal era su magnitud que cuanto más se reprimía, mayor era el deseo de liberación. La tensión aumentó y aumentó hasta que, finalmente, explotó. Y en un torrente infinito, las palabras colmaron el largo silencio. 
Las palabras dieron forma; fueron aire, mar y tierra, se elevaron hasta cimas nunca vistas e iluminaron las solitarias noches. 
Los verbos se hicieron esperar; requería tiempo escoger el conjunto adecuado. Pero con ellos, el agua bulló de agitación, la tierra germinó en exuberantes colores y el aire vibró en nuevas y asombrosas melodías.
Por fin, las palabras habían encontrado su lugar. Todas excepto una. Siempre curiosa, nunca satisfecha, se embarcó en una búsqueda ciega y despiadada que terminó por destruir la preciosa armonía. 
Esa palabra eres tú. Basta de preguntas y a dormir, que mañana hay colegio.

Neska escribió:

Eloy escribió:2.- Maite

La mancha en la moqueta no se va de mi cabeza. Doy vueltas en el vagón de camino al trabajo. ¿Estará pensando en mí como pienso en ella? ¿Me echará de menos en este preciso instante? Me distraigo mientras vacío las papeleras de la Calle Mayor, mira este chicle pisado, se parece a mi mancha. Por las noches sueño con ella. Me despierto con angustia hasta el beso de buenos días. Las tardes son una delicia, mi día ha ido bien ¿qué tal el tuyo? bien, como cualquier otro cariño, nos damos el beso de la tarde. Estoy leyendo un libro, se llama "La ley del sentimiento", es bonito, creo que habla de nosotros, cuenta nuestra historia, cuando lo termine te lo paso. A veces miro al suelo y es extraño, parece de madera. Nos damos el beso de buenas noches.

Lo de "parece de madera"...  me despista.

Stoneheart escribió:

Eloy escribió:4.- Musa vs Ego                        

La mancha en la moqueta es parte del piso. Quiero un nuevo propietario que sepa apreciarla. Yo ya no sé disfrutarlo. Necesito una vía de escape. Y es que esa mancha se ha apoderado de mi vida, se ha convertido en mi musa. Lo peor de todo es no recordar como surgió. Un día desperté y la vi. Me obcequé, al principio intenté limpiarla, adquirí todo tipo de quitamanchas y nada. Supe que tenía que estar allí por algún motivo, la mancha debía existir y quién era yo para decidir lo contrario. Desde que la acepté mi creatividad experimentó un auge, mis creaciones fueron mejor recibidas que nunca. Exposiciones, conferencias, galerías llenas de mis fotografías... Pero hoy me encuentro estancado y harto, aunque al mismo tiempo agradecido por todo lo que me ha dado esa mancha. Tan contrariado que solo espero que en mi nueva mansión salga otra mancha mejor.

Me gusta mucho ese objeto anodino que va cobrando importancia hasta convertirse en el punto sobre el que gira la vida del protagonista.

Eloy escribió:15.- El ama de llaves

La mancha en la moqueta reaparecía al poco de haberla eliminado. Pero eso no era lo más insólito. Doris, el ama de llaves, se percató, cuando los vecinos de abajo necesitaron ayuda extra, de que la alfombra análoga en aquel salón presentaba una mancha parecida. Averiguó que en el primero un lamparón similar martirizaba a la sirvienta y que en el bajo el portero había renunciado ya a limpiarla. Encontró mancha incluso en el sótano, donde el hijo del portero, estafador incipiente, se escondía a veces. Curiosamente, observó, no hay rastro en los techos.
Doris, que renunció en favor de su hermano a estudiar biología, pasó meses realizando cuantos ensayos científicos supo diseñar hasta que un dío intuyó una causa más sutil. Anotó cientos de datos sobre los habitantes del edificio. Y aunque nunca pudo comprobar su teoría, sabía que era cierta. Envidia. Envidia que rezuma. Envidia invisible, incesante, perfecta.

Eloy escribió:16.- SMI

La mancha en la moqueta era la única imperfección en las muy blancas oficinas del Banco Mundial en Ginebra. La mancha no oscurecía no se resecaba y permanecía inalterable, como recién hecha. El jefe de todo aquello la veía a diario en el pasillo que daba a su amplio despacho, en su edificio. La pisaba siempre que podía, apretándole indistintamente la suela de cualquiera de sus dos brillantes y perfectos zapatos de piel natural. Podría haber ordenado cambiar la moqueta, o toda la planta, incluso el edificio entero si hubiera querido. Pero el señor presidente disfrutaba aplastándola. Tenía la creencia de que cada pisotón le arrebataba unas cuantas fibras de suciedad. Así la estrangulaba bajo su zapato, con adquirido disimulo, parándose ante ella con cualquier excusa. Pero nunca consiguió borrarla. Aquella mancha en la moqueta era el único centímetro limpio de un lugar manchado hasta los cimientos.

Eloy escribió:17.- Absentismo mental

La mancha en la moqueta me miraba, era extraño. Su olor me provocaba náuseas y su color me daba grima.
-¿Qué es esa cosa que me mira con desprecio? -Pregunté anonadado a Ana.
-¿Qué mancha? Yo solo veo un delicioso puddin de chocolate.
Y Ana se lanzó a lamerlo. Vi como la mancha cambiaba su expresión a una de intenso placer, como si estuviera excitada por los lametazos.
De pronto Dani calló al suelo inerte. Me acerqué. No respiraba. ¡Qué mierda estábamos tomando!. Volví a mirar a Ana y lo que chupaba ya no tenía expresión, era un charco de diarrea que Coby soltó tras probar aquel misterioso líquido. Cogí la botella y leí con dificultad: Absenta, 90°. Sabía que ese bicho amarillo que nos la vendió después de comer las setas no era trigo limpio. Y caí desplomado junto a la mancha, que de nuevo me miraba. Sonriente.

Eloy escribió:18.- Rorschach in love

La mancha en la moqueta trajo a mi mente su ausencia. Su contorno había evolucionado de forma caprichosa para mostrar una silueta femenina. Rememoré nuestro último encuentro; el momento en que, unidos nuestros labios, tuvimos la absurda idea de permitir que dos lágrimas, una suya y otra mía, unieran sus fuerzas para caer al suelo alfombrado de la habitación. Quisieron entonces los hados que ambas gotas cogidas de la mano se desparramaran formando una nítida imagen de dos caras besándose.
Desde entonces me fijo en las manchas, en las nubes, en las sombras..., en todo aquello que me dé la posibilidad de volver a verla.

metalbert escribió:no llego eloy, lo siento, no llego...  

Eloy escribió:19.- ¿Sueñan los androides de protocolo con embajadas virtuales?

La mancha en la moqueta era de plasma sanguíneo THX22, algo evidente para unos ojos expertos como los de Rick. Ese color era inconfundible. La sorpresa llegó cuando le dijeron que era de un androide de protocolo. Sin cadáver no hay crimen, pensó. El misterio era qué hacía ese tipo engolado en esa parte de la ciudad. Rick inspeccionó el lugar, ejemplo de arquitectura retro de finales del siglo XX, muy valorada en la actualidad. La carpintería de aluminio y la moqueta eran originales. Era sin duda el legado más perdurable de aquella época. Se dejó de ensoñaciones y se puso a trabajar. Las huellas en la habitación contigua le dieron una pista. Sin duda una unidad R2 había pasado por ahí. Bien, probablemente era un crimen pasional. Eso le gustaba. Sintió una presión en la sien. Rachel, telepáticamente, le recordaba que comprase los fideos para la cena

Eloy escribió:20.- Una reputación que mantener

La mancha en la moqueta me faltaba. Debería haber sido de las más fáciles de conseguir, pero curiosamente se me resistía. Y eso que llevaba en aquel piso más de un año, y al principio conseguí de una tacada varias piezas clásicas. Una toalla de baño con restregón ocre, varias sábanas acartonadas aquí y allí y un manchurrón de vómito en el felpudo de la entrada. Eso sólo en las dos primeras semanas.
Luego están las dos cortinas con quemaduras de pitillo, el pañuelo con un moco seco del tamaño de un euro…en fin, para qué seguir. Pero la moqueta ahí sigue, impecable e impoluta.
Tampoco es que no pueda vivir sin ella, pero en dos meses se celebrará el XVI Congreso de Coleccionistas de Manchas y Lamparones Involuntarios, y  aunque mis colegas me conocen y me respetan, presentarme sin una mancha en la moqueta…no sé, uno tiene una reputación.

sapir escribió:

metalbert escribió:no llego eloy, lo siento, no llego...  

Yo esta semana no participo. Estoy en blanco y veo que en el underground estoy bien situado y no me hace falta puntuar por allí una semana más.

Eloy escribió:21.- Apurado

La mancha en la moqueta fue la causante de no llegar a tiempo.

Rhonda escribió:Amossssss

sapir escribió:

metalbert escribió:no llego eloy, lo siento, no llego...  

Yo esta semana no participo. Estoy en blanco y veo que en el underground estoy bien situado y no me hace falta puntuar por allí una semana más.

Spoiler:

Rhonda escribió:

sapir escribió:

metalbert escribió:no llego eloy, lo siento, no llego...  

Yo esta semana no participo. Estoy en blanco y veo que en el underground estoy bien situado y no me hace falta puntuar por allí una semana más.

Spoiler:

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