Leticia Sabater una aprendiz: la nueva diva

Rikileaks escribió:Siempre diosa, nunca indiosa.

Gallardo escribió:Ésta es la que salía con aquel jugador del Real Madrid, Sucker, ¿no? No sabía que cantaba.

maestrosombrita escribió:

Gallardo escribió:Ésta es la que salía con aquel jugador del Real Madrid, Sucker, ¿no? No sabía que cantaba.

Esa era la Obregón. También fue cantante....

Gallardo escribió:Ésta es la que salía con aquel jugador del Real Madrid, Sucker, ¿no? No sabía que cantaba.

Apocalypse Dude escribió:

Gallardo escribió:Ésta es la que salía con aquel jugador del Real Madrid, Sucker, ¿no? No sabía que cantaba.

Esta tenía un programa infantil. Toda una generación con taras importantes. Hubo que esperar 30 años a la siguiente. Como un bosque quemado.

butanero escribió:Esta tipa acusó un desagradable estrabismo durante varios años, se sabe a que se debió? Eso sale por que sí, por drogas o por qué cohones?

Godofredo escribió:

Apocalypse Dude escribió:

Gallardo escribió:Ésta es la que salía con aquel jugador del Real Madrid, Sucker, ¿no? No sabía que cantaba.

Esta tenía un programa infantil. Toda una generación con taras importantes. Hubo que esperar 30 años a la siguiente. Como un bosque quemado.

 Con mucha marcha!

Por suerte me cogió adolescente y fue homenajeada con innumerables pajotes, eso sí. Con xvideos funcionando no habría tenido que someter a mi sexualidad a semejante prueba, aunque también estaban las vhs de sylvia saint escondida tras la noche de los muertos vivientes o the warriors

Godofredo escribió:

Apocalypse Dude escribió:

Gallardo escribió:Ésta es la que salía con aquel jugador del Real Madrid, Sucker, ¿no? No sabía que cantaba.

Esta tenía un programa infantil. Toda una generación con taras importantes. Hubo que esperar 30 años a la siguiente. Como un bosque quemado.

 Con mucha marcha!

Por suerte me cogió adolescente y fue homenajeada con innumerables pajotes, eso sí. Con xvideos funcionando no habría tenido que someter a mi sexualidad a semejante prueba, aunque también estaban las vhs de sylvia saint escondida tras la noche de los muertos vivientes o the warriors

Godofredo escribió:Una vez nos pusimos a recopilar los personajes más insólitos a los que habíamos dedicado más de diez pajas y ganó la madre de zipi zape con sus -cita literal- pequeños pero firmes pechos.

Godofredo escribió:Una vez nos pusimos a recopilar los personajes más insólitos a los que habíamos dedicado más de diez pajas y ganó la madre de zipi zape con sus -cita literal- pequeños pero firmes pechos.

Godofredo escribió:Vosotros no sabéis qué es el hambre.

pantxo escribió:

Godofredo escribió:Vosotros no sabéis qué es el hambre.

Los que somos guapos no.

Godofredo escribió:

pantxo escribió:

Godofredo escribió:Vosotros no sabéis qué es el hambre.

Los que somos guapos no.

En mi pueblo brad pitt se habría tenido que matar a pajas hasta los 17 como mínimo.
Y aún a sí follábamos más que en el paraíso de la cultura rockera, y lo sabes.

Godofredo escribió:Una vez nos pusimos a recopilar los personajes más insólitos a los que habíamos dedicado más de diez pajas y ganó la madre de zipi zape con sus -cita literal- pequeños pero firmes pechos.

atabal escribió:Dejadme que os cuente una pequeña anécdota acerca de las pajas, antes de la irrupción del porno e internet en nuestras vidas.

1992. Tenía yo 15 años y, al igual que a vosotros, parecía que me hubiesen pegado la polla a la mano con Loctite. Mi imaginación empezaba a mostrar síntomas de agotamiento y se me ocurrió una genialidad para hacer más excitante e imprevisible mi siguiente visita al baño: apunté el nombre de cada una de las chicas de mi clase en un papelito y los metí todos en un estuche, jurándome a mí mismo meneármela honrando a aquella que el azar dictaminara. Aún no era consciente de la malísima suerte que me iba a acompañar en los sorteos a lo largo de mi vida.

El caso es que extraje un papelito, lo desdoblé y todo mi mundo se derrumbó al leer el nombre que aparecía escrito. Era el de M.A: una chica de familia del Opus, empollona, responsable, aburrida, sosa y, por supuesto, fea a rabiar. Tras unos segundos de confusión, alejé de mí el fantasma de la rendición y entré con paso firme en el baño. "Bravo, machote, ahora a ver cómo sales de esta" le dije al imbécil del espejo y me senté en la taza. Pero entonces, milagrosamente, vi la luz: el mismo Dios al que ella alababa me envió una nítida imagen de los hermosos bultos que escondían su monjiles vestimentas. Amigos, ese espanto de chavala tenía al menos dos espectaculares tetas a las que me aferré como si fueran un tablón de madera en un naufragio y pronto resonaron en mi cabeza las voces de miles de aficionados cantando al unísono: "Este partido lo vamos a ganar". Y, sí, lo ganamos. Fue una victoria sufrida, hubo que poner toda la carne en el asador hasta el último minuto, pero son gestas como esa, querido millennial, las que convertían a simples hombres en héroes.

Fue limpiarme el nabo y tirar los papelitos con los nombres a la basura. Si algo aprendí aquel día es que hay fuerzas ocultas con las que es mejor no jugar.

atabal escribió:Dejadme que os cuente una pequeña anécdota acerca de las pajas, antes de la irrupción del porno e internet en nuestras vidas.

1992. Tenía yo 15 años y, al igual que a vosotros, parecía que me hubiesen pegado la polla a la mano con Loctite. Mi imaginación empezaba a mostrar síntomas de agotamiento y se me ocurrió una genialidad para hacer más excitante e imprevisible mi siguiente visita al baño: apunté el nombre de cada una de las chicas de mi clase en un papelito y los metí todos en un estuche, jurándome a mí mismo meneármela honrando a aquella que el azar dictaminara. Aún no era consciente de la malísima suerte que me iba a acompañar en los sorteos a lo largo de mi vida.

El caso es que extraje un papelito, lo desdoblé y todo mi mundo se derrumbó al leer el nombre que aparecía escrito. Era el de M.A: una chica de familia del Opus, empollona, responsable, aburrida, sosa y, por supuesto, fea a rabiar. Tras unos segundos de confusión, alejé de mí el fantasma de la rendición y entré con paso firme en el baño. "Bravo, machote, ahora a ver cómo sales de esta" le dije al imbécil del espejo y me senté en la taza. Pero entonces, milagrosamente, vi la luz: el mismo Dios al que ella alababa me envió una nítida imagen de los hermosos bultos que escondían su monjiles vestimentas. Amigos, ese espanto de chavala tenía al menos dos espectaculares tetas a las que me aferré como si fueran un tablón de madera en un naufragio y pronto resonaron en mi cabeza las voces de miles de aficionados cantando al unísono: "Este partido lo vamos a ganar". Y, sí, lo ganamos. Fue una victoria sufrida, hubo que poner toda la carne en el asador hasta el último minuto, pero son gestas como esa, querido millennial, las que convertían a simples hombres en héroes.

Fue limpiarme el nabo y tirar los papelitos con los nombres a la basura. Si algo aprendí aquel día es que hay fuerzas ocultas con las que es mejor no jugar.

Beodo escribió:Leticia sabater no presentaba un programa que consistía en arramblar con todo lo que pudieras en un carrito de la compra?  

clashcityrockers escribió:

atabal escribió:Dejadme que os cuente una pequeña anécdota acerca de las pajas, antes de la irrupción del porno e internet en nuestras vidas.

1992. Tenía yo 15 años y, al igual que a vosotros, parecía que me hubiesen pegado la polla a la mano con Loctite. Mi imaginación empezaba a mostrar síntomas de agotamiento y se me ocurrió una genialidad para hacer más excitante e imprevisible mi siguiente visita al baño: apunté el nombre de cada una de las chicas de mi clase en un papelito y los metí todos en un estuche, jurándome a mí mismo meneármela honrando a aquella que el azar dictaminara. Aún no era consciente de la malísima suerte que me iba a acompañar en los sorteos a lo largo de mi vida.

El caso es que extraje un papelito, lo desdoblé y todo mi mundo se derrumbó al leer el nombre que aparecía escrito. Era el de M.A: una chica de familia del Opus, empollona, responsable, aburrida, sosa y, por supuesto, fea a rabiar. Tras unos segundos de confusión, alejé de mí el fantasma de la rendición y entré con paso firme en el baño. "Bravo, machote, ahora a ver cómo sales de esta" le dije al imbécil del espejo y me senté en la taza. Pero entonces, milagrosamente, vi la luz: el mismo Dios al que ella alababa me envió una nítida imagen de los hermosos bultos que escondían su monjiles vestimentas. Amigos, ese espanto de chavala tenía al menos dos espectaculares tetas a las que me aferré como si fueran un tablón de madera en un naufragio y pronto resonaron en mi cabeza las voces de miles de aficionados cantando al unísono: "Este partido lo vamos a ganar". Y, sí, lo ganamos. Fue una victoria sufrida, hubo que poner toda la carne en el asador hasta el último minuto, pero son gestas como esa, querido millennial, las que convertían a simples hombres en héroes.

Fue limpiarme el nabo y tirar los papelitos con los nombres a la basura. Si algo aprendí aquel día es que hay fuerzas ocultas con las que es mejor no jugar.

brillante, como siempre

atabal escribió:Dejadme que os cuente una pequeña anécdota acerca de las pajas, antes de la irrupción del porno e internet en nuestras vidas.

1992. Tenía yo 15 años y, al igual que a vosotros, parecía que me hubiesen pegado la polla a la mano con Loctite. Mi imaginación empezaba a mostrar síntomas de agotamiento y se me ocurrió una genialidad para hacer más excitante e imprevisible mi siguiente visita al baño: apunté el nombre de cada una de las chicas de mi clase en un papelito y los metí todos en un estuche, jurándome a mí mismo meneármela honrando a aquella que el azar dictaminara. Aún no era consciente de la malísima suerte que me iba a acompañar en los sorteos a lo largo de mi vida.

El caso es que extraje un papelito, lo desdoblé y todo mi mundo se derrumbó al leer el nombre que aparecía escrito. Era el de M.A: una chica de familia del Opus, empollona, responsable, aburrida, sosa y, por supuesto, fea a rabiar. Tras unos segundos de confusión, alejé de mí el fantasma de la rendición y entré con paso firme en el baño. "Bravo, machote, ahora a ver cómo sales de esta" le dije al imbécil del espejo y me senté en la taza. Pero entonces, milagrosamente, vi la luz: el mismo Dios al que ella alababa me envió una nítida imagen de los hermosos bultos que escondían su monjiles vestimentas. Amigos, ese espanto de chavala tenía al menos dos espectaculares tetas a las que me aferré como si fueran un tablón de madera en un naufragio y pronto resonaron en mi cabeza las voces de miles de aficionados cantando al unísono: "Este partido lo vamos a ganar". Y, sí, lo ganamos. Fue una victoria sufrida, hubo que poner toda la carne en el asador hasta el último minuto, pero son gestas como esa, querido millennial, las que convertían a simples hombres en héroes.

Fue limpiarme el nabo y tirar los papelitos con los nombres a la basura. Si algo aprendí aquel día es que hay fuerzas ocultas con las que es mejor no jugar.

Godofredo escribió:

Beodo escribió:Leticia sabater no presentaba un programa que consistía en arramblar con todo lo que pudieras en un carrito de la compra?  

https://www.formulatv.com/noticias/39641/supermarket-primeros-concursos-diarios-emitidos-antena3-mediodia/

Enrique simón, que en su momento ya me daba más grima que la leti hoy.

atabal escribió:Dejadme que os cuente una pequeña anécdota acerca de las pajas, antes de la irrupción del porno e internet en nuestras vidas.

1992. Tenía yo 15 años y, al igual que a vosotros, parecía que me hubiesen pegado la polla a la mano con Loctite. Mi imaginación empezaba a mostrar síntomas de agotamiento y se me ocurrió una genialidad para hacer más excitante e imprevisible mi siguiente visita al baño: apunté el nombre de cada una de las chicas de mi clase en un papelito y los metí todos en un estuche, jurándome a mí mismo meneármela honrando a aquella que el azar dictaminara. Aún no era consciente de la malísima suerte que me iba a acompañar en los sorteos a lo largo de mi vida.

El caso es que extraje un papelito, lo desdoblé y todo mi mundo se derrumbó al leer el nombre que aparecía escrito. Era el de M.A: una chica de familia del Opus, empollona, responsable, aburrida, sosa y, por supuesto, fea a rabiar. Tras unos segundos de confusión, alejé de mí el fantasma de la rendición y entré con paso firme en el baño. "Bravo, machote, ahora a ver cómo sales de esta" le dije al imbécil del espejo y me senté en la taza. Pero entonces, milagrosamente, vi la luz: el mismo Dios al que ella alababa me envió una nítida imagen de los hermosos bultos que escondían su monjiles vestimentas. Amigos, ese espanto de chavala tenía al menos dos espectaculares tetas a las que me aferré como si fueran un tablón de madera en un naufragio y pronto resonaron en mi cabeza las voces de miles de aficionados cantando al unísono: "Este partido lo vamos a ganar". Y, sí, lo ganamos. Fue una victoria sufrida, hubo que poner toda la carne en el asador hasta el último minuto, pero son gestas como esa, querido millennial, las que convertían a simples hombres en héroes.

Fue limpiarme el nabo y tirar los papelitos con los nombres a la basura. Si algo aprendí aquel día es que hay fuerzas ocultas con las que es mejor no jugar.

freakedu escribió:

Godofredo escribió:

Beodo escribió:Leticia sabater no presentaba un programa que consistía en arramblar con todo lo que pudieras en un carrito de la compra?  

https://www.formulatv.com/noticias/39641/supermarket-primeros-concursos-diarios-emitidos-antena3-mediodia/

Enrique simón, que en su momento ya me daba más grima que la leti hoy.

atabal escribió:Dejadme que os cuente una pequeña anécdota acerca de las pajas, antes de la irrupción del porno e internet en nuestras vidas.

1992. Tenía yo 15 años y, al igual que a vosotros, parecía que me hubiesen pegado la polla a la mano con Loctite. Mi imaginación empezaba a mostrar síntomas de agotamiento y se me ocurrió una genialidad para hacer más excitante e imprevisible mi siguiente visita al baño: apunté el nombre de cada una de las chicas de mi clase en un papelito y los metí todos en un estuche, jurándome a mí mismo meneármela honrando a aquella que el azar dictaminara. Aún no era consciente de la malísima suerte que me iba a acompañar en los sorteos a lo largo de mi vida.

El caso es que extraje un papelito, lo desdoblé y todo mi mundo se derrumbó al leer el nombre que aparecía escrito. Era el de M.A: una chica de familia del Opus, empollona, responsable, aburrida, sosa y, por supuesto, fea a rabiar. Tras unos segundos de confusión, alejé de mí el fantasma de la rendición y entré con paso firme en el baño. "Bravo, machote, ahora a ver cómo sales de esta" le dije al imbécil del espejo y me senté en la taza. Pero entonces, milagrosamente, vi la luz: el mismo Dios al que ella alababa me envió una nítida imagen de los hermosos bultos que escondían su monjiles vestimentas. Amigos, ese espanto de chavala tenía al menos dos espectaculares tetas a las que me aferré como si fueran un tablón de madera en un naufragio y pronto resonaron en mi cabeza las voces de miles de aficionados cantando al unísono: "Este partido lo vamos a ganar". Y, sí, lo ganamos. Fue una victoria sufrida, hubo que poner toda la carne en el asador hasta el último minuto, pero son gestas como esa, querido millennial, las que convertían a simples hombres en héroes.

Fue limpiarme el nabo y tirar los papelitos con los nombres a la basura. Si algo aprendí aquel día es que hay fuerzas ocultas con las que es mejor no jugar.

pinkpanther escribió:Que grande.